𝓝𝓾𝓮𝓼𝓽𝓻𝓪 𝓱𝓲𝓼𝓽𝓸𝓻𝓲𝓪 ･*:.˛ ˚𝗦𝗠

𝓒𝓾𝓪𝓻𝓮𝓷𝓽𝓪 𝔂 𝓬𝓾𝓪𝓽𝓻𝓸

Al otro día

Antes de irme a la siguiente salida con Shawn, Dua me deseó suerte y yo volví a decirle a Chris que tenía que ir con Nash. Hasta eso, él no ha dudado nada, pero Shawn tenía razón: tarde o temprano se tiene que enterar. Pronto le diré.

Caminé hasta la entrada del vecindario, y como él dijo, me estaba esperando. Y aunque me había dicho que me mandaría la ubicación, al final me avisó que sería sorpresa. Entonces abrí la pequeña puerta y salí.

—Hola—saludé llegando hasta donde él estaba recargado en su auto mirando su teléfono.

—Hola—me sonrió guardando el dispositivo en un bolsillo de su pantalón.

—¿Me dirás ahora a donde iremos?—pregunté astuta.

—No, hasta que lleguemos al lugar—dijo rodeando el auto para abrir la puerta del copiloto.

—Tal vez me secuestres y no sabré donde estoy—repetí su acción y entré al auto.

—Si un secuestrador te dijera a dónde te llevaría entonces no estaría haciendo bien su trabajo—rió y yo negué con diversión. Solo estaba jugando.

—Tú no me estás diciendo a donde vamos—dije antes de que cerrara mi puerta y entrara al auto por la puerta del piloto.

—Eso no significa que te secuestrare—me miró gracioso.

—Bien, te creeré—le seguí el juego haciéndonos reír.

Comenzó a conducir rumbo hacia la carretera, donde el camino era demasiado lindo, y las luces del sol que todavía se alcanzaban a ver lo hacían lucir mucho mejor.

—¿Puedes cubrir tus ojos?—preguntó terminando con el silencio.

—¿Para que?—pregunté confundida.

—Quiero que sea sorpresa.

—Esta bien—estando insegura llevé mis manos a mis ojos y los cubrí.

—No hagas trampa—advirtió.

—No lo haré—reí.

Pasaron unos segundos más en los que sentí que mi vida acabaría por no estar viendo el camino, hasta que sentí como el auto dejo de avanzar.

—¿Puedo ver ya?—pregunté apartando poco a poco mis manos.

—¡No!—las volvió a poner en el lugar donde estaban—solo espera—asentí y escuché cuando bajó del auto.

Pasaron unos segundos más en los cuales oí ruidos extraños en la parte de atrás del coche, luego escuché cuando abrió la puerta de mi lado y dijo que tomara su mano mientras cerraba los ojos, hice lo que me indicó y me dirigió poco a poco hasta un punto donde nos detuvimos.

—Puedes abrir lentamente tus ojos—asentí y despacio abrí mis ojos hasta acoplarme a la luz.

Shawn sabía que siempre había deseado apreciar desde un punto diferente toda una ciudad llena de luces por la noche. Imaginaba que sentiría miles de sensaciones con adrenalina y paz. Ahora estaba presenciando ese mismo panorama soñado con todas esas emociones.