Cuando tocas un objeto, palpas sus características: si es blando, rugoso o moldeable; si es liso o si tiene agujeros.
Cuando tocas a alguien, sientes.
Casi puedo llegar a conocerla.
-¿Qué? -Pregunta Zeta, extrañada.
-¿Ya habías tocado a alguien antes? -Pregunta. Tiene la sensación que Zeta es débil, ¿será por haberla tocado?
-No -levanta una ceja-. ¿Por qué?
-Siento algo -contesta, mirándola-.
Las chispas que antes le parecía haber visto en la mirada de Zeta se deben a que tiene un color de ojos peculiar: estos son verdes, aclarándose en el borde del iris lo suficiente como para pensar que son amarillos.
Zeta aparta la mirada: no le gusta que la analicen, le hace sentir desprotegida... Débil.
Cada vez hay menos luz: en una hora habrá anochecido. Fuera sigue lloviendo: algunas gotas llegan hasta la parte más próxima al exterior de la cueva.
-¿Cuándo encontraste este sitio? -Inquiere, intrigada.
-Hace tres días -contesta Zeta-. Si quieres, podemos hacer un fuego mientras haya algo de luz...
La chica sonríe y asiente. No tiene frío; más bien, lo que tiene es sueño, pero en este momento no le vendrá mal calentarse.
Se estira. Varios huesos de su espalda crugen cuando lo hace, y una duda asalta su mente:
-¿Dónde has dormido? -Le pregunta.
-Mira -dice, haciendo un gesto con la mano e invitando a seguirla-.
Las dos chicas van hacia el fondo de la cueva. En un momento, Zeta gira a la derecha: el hueco estaba completamente oscuro.
-Bueno, ¿qué? -Pregunta, ante la expectación de su acompañante. Zeta la mira, arqueando una ceja.
-No es una cama de lujo, pero me esperaba otra reacción -le contesta, ligeramente contrariada-. Si prefieres dormir en el suelo, allá tú.
Hace un ademán de volver al principio de la cueva. La otra chica la sigue.
¿Qué demonios hace?
-¡No se ve nada! -Contesta, elevando la voz. Está concentrada en no tropezarse, y sólo cuando la silueta a contraluz de Zeta se choca con ella se da cuenta de que ha parado.
Al chocarse, lo vuelve a sentir. Su compañera está nerviosa, incluso... ¿Triste? Sea como sea, ella empieza a sentirse también de esa forma, de manera paulatina.
Se aparta.
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Perdona, ¿Quién soy?
FantasyUna chica está caminando. ¿Quién es? No le hace falta apartarse del camino de nadie, no hay mucha gente. Perdida, ¿o no? Parece nerviosa, ¿Busca algo? Bolsillos vacíos. Se está buscando a ella. ¿Quién es?