Extraña

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Ada se despierta sobresaltada a la vez que Zeta. En una única "cama" es muy difícil no tener contacto, por lo que se siente igual de acelerada que su amiga: Zeta ha tenido otra pesadilla.

El pelo de Zeta recuerda a un nido de paja. Bajo sus ojos se puede notar una leve sombra morada, y sus labios están cortados. Aunque ha dormido, aparenta haberse cansado aún más.

Por su parte, Ada suspira para calmarse. Le gustaría contarle a su amiga por qué evita el contacto: al fin y al cabo, están juntas en esto. La mira mientras se muerde las uñas:

En cuanto sea el momento.

-Voy a... cazar algo. Perdón por despertarte -se disculpa Zeta-.

-¿Estás bien? -Pregunta su compañera, desperezándose.

-Sí, tranquila... -Incómoda, le apetece despejarse: el corazón le sigue yendo a mil. -Bueno, me voy... A cazar. -Concluye, poniéndose la capa. Acto seguido, se adentra en el bosque.

Ada se queda sola en el campamento. Aunque ya ha amanecido, intenta en vano volverse a dormir. Al final, dándolo por perdido, se incorpora y se quita los mechones negros que le caen por la cara, y se fija en algo que le llama la atención entre los pinos:

-¿Hola?

Aquello se mueve. Sí, ya no tiene dudas: es una mujer de espaldas que no se inmuta ante la llamada de la muchacha.

-¿Hola? -Repite. -¿Hablas mi idioma?

La mujer se da la vuelta: va con un gran abrigo gris. Unas botas del mismo color asoman donde acaba el abrigo. Su pelo, rizado y de color negro, está recogido en una coleta perfecta.

Ada se queda petrificada. Por un momento, le da vergüenza su aspecto de recién levantada.

Aunque mi aspecto arreglada no es mucho mejor.

-Perdona, ¿Necesitáis ayuda? Os acabo de ver durmiendo sobre... Eso, y me habéis llamado la atención -comenta, dejando notar su preocupación-.

Ada levanta una ceja: ¿Las ha estado observando?

Eso sería imposible, ¿verdad?

Qué mujer más extraña.

Perdona, ¿Quién soy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora