Capítulo 35

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Los días en el calendario pasaron volando. Las fiestas de Navidad están cada vez más próximas a celebrarse. Por esta razón, la base de los Vengadores se lleno de lindos adornos en tonos verdes, rojos y dorados, y decoraciones típicas de la época. Un imponente y elegante árbol adorna las instalaciones. 

Muy por el contrario, en el santuario de cierto hechicero, sigue preservando el aspecto sombrío, antiguo y misterioso. No huele a Navidad en ese lugar con aspecto de museo. 

Un buen día, Tony arribó acompañado de su fiel pupilo que, más bien parece su hijo, con un árbol de Navidad para proveer de un poco de alegría. Pese a las discusiones, los choques y los desacuerdos que tienen, su extraña relación se mantiene gracias a ese pegamento llamado Peter. El ingeniero en un principio se había negado a visitarle, pero el joven le insistió tanto en la idea que termino aceptando. Llevar un árbol para decorar su casa tiene un fin en específico: unirlos. Habían estado un tanto separados, por lo que a Parker le pareció buen pretexto para que se vieran y pasarán un buen rato. 

Ignorando las constantes negativas del azabache, colocaron el pino verde, siendo adornado por el menor y la capa de levitación. Wong no demoro en unírseles.  

Los hermanos del vello facial, por su parte, están sentados en un sillón de estilo antiguo. Stark bebé un café que había comprado momentos previos en una acogedora tienda, observando divertido a su pupilo. Strange, ajeno a la situación y conservando esa actitud fría incluso en esas fechas, ocupa su mente leyendo un viejo libro. 

—Quiero que me agradezcas. Vas, te escucho—mencionó de repente en tono divertido.

—¿Por qué?—reaccionó serio, sin despegar su mirada del libro—. ¿Por llenar el santuario de cosas superfluas? 

—¿Quién acaba de darle alegría a tu vida? Yo—repuso juguetón. 

—En serio, no sé como tu cabezota entra en ese casco—comentó restándole seriedad a su voz.

—Maguito, tu vida necesita más color y alegría, por eso estás tan amargado. ¿Qué sería tu vida sin nosotros?  

—Probablemente, una vida menos agobiante y más tranquila—contesto con una pizca de humor.

—Admítelo, Peter y yo le damos un toque especial a tu vida, Grinch. ¿Y dónde vas a pasar Navidad?

—Aquí. Honestamente, no suelo celebrar mucho esas cosas—confesó poco animado.

—Me imagino... ¡Oye! Se me acaba de ocurrir una fantástica idea—se puso de pie.

—Tú y tus ideas me dan miedo—sonrió burlón, colocando su atención en el hombre.

—Wong y tú, ¡ah! Y tu mantel viviente podrían pasar la Navidad en el complejo conmigo... Y los demás, por supuesto—aclaró, guardando las manos en los bolsillos de su pantalón—. Hay un buen ambiente y todo eso. Sería lindo.  

Rápidamente escondió su vista en el libro de sus manos, verdaderamente conmovido por el detalle del ingeniero. Si no hubiera apartado su vista, el otro pudo haber notado un brillo especial en esos ojitos claros que los hacían ver más bonitos. Aunque algo le decía que no era tan buena idea ir, no pudo negarse. 

—Gracias, Tony. Ahí estaré. 


Así lo hicieron, Stephen, Wong y la capa de levitación acudieron a la base para celebrar Navidad con los habitantes de ese lugar. Strange apareció vestido con ropa casual, robándose las curiosas miradas de algunos, no era usual esa imagen más amable y menos extraña en aquel hombre, no para los demás que apenas y lo conocen.   

Una extraña relación (IronStrange)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora