Capítulo II: El Macho Alfa.

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Era lunes. Por desgracia, tenía que ir a la escuela. La estúpida alarma de mi iPhone sonó justo en mi oído, haciéndome soltar un chillido. Con los ojos aún cerrados, me apresuré a apagarla.

―Qué horror.― murmuré mientras me levantaba lentamente.

El piso se sentía frío bajo mis pies desnudos y comenzaba a pensar que dormir en sólo una gran camisa y bragas de algodón no ayudaba en absoluto a mantenerme cálida. Salí hacia el baño para lavar mi cara, y regresé en busca de algo lindo que vestir.

Hey, que fuese lunes no significaba que no podía verme genial.

Después de pasar media hora frente al espejo haciendo mi maquillaje y arreglando mi cabello, tomé mi bolso Michael Kors y salí hacia la cocina, bajando las escaleras de dos en dos.

Cory me recibió con una humeante taza de café oscuro.

―Buenos días, rayito de sol. Te ves bien esta mañana.― dijo, revisando mi outfit.

Decir que ella lucía espectacular sería un eufemismo; vestía una ajustados pantalones de cuero con una camisa negra de alguna banda de rock indie, junto con sus botas de combate y una chaqueta de mezclilla, además de adornar sus muñecas con pulseras y brazaletes extraños. Su maquillaje y su cabello lucían impecables como siempre.

―Tú también.― dije sin mucho esfuerzo.

―Hey, ayer te fuiste del club antes de que toda la diversión comenzara!― chilló. ― ¿Recuerdas a Sarah Whitman? ¿La chica vampiro que trataba de amenazarte por coquetear con su chico?

Sonreí ante eso, y por detrás de mi taza de café murmuré:

―Nunca fui encontrada culpable de tal delito.

―Bah! Tonterías. Bueno, ella y su chico -Dios, no recuerdo su nombre- hicieron una escena en medio de la pista! Y todo empezó cuando Sarah le dijo a el tipo detrás de la barra que ella le pagaría si se dejaba morder, ya que al parecer su novio no le causaba satisfacción.

―No!

―Sí!― Cory soltó una risita al ver mi expresión en shock. ―Él la escuchó y comenzó a gritar, ya que estaba demasiado ebrio. Al final de un par de terribles malas palabras, el tipo tomó una chica al azar y se fue con ella!

―Dios, qué drama.

―Ni que lo digas! Wolf y yo esperábamos que seguridad lo echara a patadas, porque, en serio, estaba hablando mierda muy personal acerca de Sarah. Pero al final no se ocupó.

―Hablado de Wolf,― dije con voz seca,―el jefe estaba siendo todo un imbécil la noche pasada. Es por eso que salí sin decir nada más.

―Me dijo que lo amenazaste con cortar su garganta.

― ¿Te dijo por qué?

Cory se encogió de hombros con finura.

―Supongo que tuvo que ser algo realmente malo para que amenazaras al jefe.― ella respondió. Y sin necesidad de mas explicaciones, sabía que mi mejor amiga estaba de mi lado. Ella dejó su taza de café vacía en el fregadero y fue hacia la puerta. ―Vamos, apuesto a que Cameron está esperando por nosotras.

Y así era. Cameron Siddions, casi seis pies, cuerpo de jugador de football profesional, sonrisa irresistible y hermosos rizos color caoba como los de Cory, nos esperaba recargado sobre la puerta de la Jeep Commander que conducía. Cuando vio a su hermana le dio un asentimiento con la cabeza, pero sus ojos se detuvieron sobre mi vestido rosa pálido por mas tiempo del necesario. Sabía que no lo hacía con malicia, después de todo, me había visto crecer desde que mi cara estaba llena de pecas y mi cabello era un nido de pájaros.

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