Capítulo VIII: Feliz Halloween.

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Hoy era Halloween. En la escuela la gran parte de los alumnos vestían sus obsenos y ridículos disfraces, y la mayoría de los maestros sólo nos dejaron sentarnos frente al pizarron y usar nuestros celulares.

Todos estaban hablado sobre la súper fiesta que algún humano iba a organizar, en la cual también estaban invitados los vampiros, ya que habría alimentadores. Apostaba a que el chico sólo quería ser camarada de los chupasangres para poder recibir una mordida y ser convertido.

De cualquier manera, la clases terminaron rápido gracias a que el Homecoming era hoy, y terminamos por salir a medio día, algunos hablando de lo que vestirían para la fiesta, mientras que otros hablaban de lo bien que dormirían por toda la tarde.

Me gustaría decir que mis planes también era dormir, pero al parecer Gavriel y su actitud astuta tenían otros propósitos para mí. Él nos estaba esperado en la sala de la casa, tumbado sobre el sofá vintage que la mama de Cory había comprado en una venta de garage, con los sus botas de combate sobre la mesa de té mientras ojeaba aburridamente un libro de jardinería, y la televisión yacía encendida en un canal de películas clásicas. Cuando nos vio entrar levantó la vista sin mostrar mucho interés y dijo:

―Iremos a buscar esa estúpida espada.

Al mismo tiempo que Cory chillaba:

― ¿Tomaste la botella entera de Jose Cuervo!?

Gavriel sólo se encogió de hombros ante su comentario y siguió mirándome en espera de una respuesta.

―Por... por supuesto.― dije estúpidamente antes de que Cory comenzara a quejarse sobre la botella de tequila.

***

Había una Fatboy 2000 de Harley Davison color vino tinto estacionada en el garage, esperado a ser usada. Le di una mirada escéptica a Gavriel, quien sonrió con desdén.

― ¿Cómo es que conseguiste esto?― pregunté.

Él se montó a horcajadas en la moto y me hizo una seña para hacer lo mismo.

Hesitantemente lo seguí.

―Conseguí un par de cosas mientras ustedes chicos fingen estudiar. Por ejemplo...― él abrió su chaqueta de cuero y sacó un arma, la cual me entregó. Pude ver que guardaba otra igual para él. ―No puedes ir a un lugar infestado de vampiros desarmada.

Revisé el cartucho, estaba lleno de balas de titanio.

― ¿Qué demonios? ¿Qué es esto?

Me dio una mirada aburrida por arriba de su hombro.

―Es una secadora de cabello, niña. ¿Por qué no la pruebas justo ahora?

―Sé qué es. Lo que no me explicó es cómo tienes acceso a esto.

No quería admitir que jamás había disparado un arma.

―Y no te lo explicarás pronto, ya que no pienso decírtelo. Entre menos sepas es mejor.

Solté un suspiro silencioso y traté de averiguar dónde poner mis manos cuando Gavriel encendió la motocicleta, haciendo que el motor soltara un suave ronroneo. Cuando me vio vacilar sobre donde colocarlas, él las tomó ambas y las enrolló en su estrecha cintura. Algo en mi pecho dio un brinco de 360 grados y Gavriel pareció darse cuenta ya que me dio una rápida mirada divertida.

― ¿A dónde vamos? ¿Por qué me pediste que me vistiera así?

Gavriel me había dicho que usara algo provocador, así que decidí tomar prestado del closet de Cory un vestido negro de encajes sexys que dejaba mi espalda al descubierto, me llegaba a la mitad de mi muslo y ajustaba la fabrica a mi cuerpo como una segunda piel. Lo había complementado con una chaqueta de cuero y botas de hasta la rodilla negras en donde podía guardar una daga. No era de titanio, pero, como había dicho Gavriel, no podía arriesgarme a ir desarmada. Al menos podría degollar un par de sanguijuelas. No era muy limpio y casi no me gustaba ya que tardaba más, pero si lo tenía que hacer...

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