Final Alternativo: Una Chica con Boca Sucia y Botas Bien Puestas.

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N\A:

¡Hola! Como sé que el epílogo estuvo muy pero muy cursi -o eso me pareció a mi-, vengo a dejarles un final alternativo más al estilo Aria. ¡Espero que les guste! ¡Y gracias por leer! Estoy muy agradecida porque han estado leyendo y siguiendo la historia hasta el final, y en realidad no esperaba verlos tan emocionados sobre el libro. ¡Por fin! ¡Ayer llegué a los mil leídos y me siento genial! Siento que he hecho un buen trabajo en éste tiempo y saber que les gusta me hace muy feliz.

Gracias. En serio, muchas muchas gracias. Se les quiere y aprecia,

-G.

PD: No lo sé, pero estaba pensando en una secuela, el caso es que creo que el final quedaría mejor abierto; con el estigma de saber qué es lo que pasará después. Sé que había dicho que haría la segunda parte, pero tengo muchas otras ideas que escribir y es un estrés continuo cada vez que pienso en más y más, por lo cual, si llegara a hacer una secuela, la haría después de publicar Raised By Wolves (otra novela que estoy haciendo. ¡Pasen a mi perfil y agreguela a su biblioteca! #spamxD ) que hasta el momento estoy viendo les ha gustado a varios; o bien, la haría cuando tuviese la mitad del libro escrito. Me tomaría un tiempo para refrescar mi mente y pensar en nuevos escenarios y más conflictos y más drama, pero no les podría tener nada seguro.

Okay, con esto me despido y pues aquí les dejo el último escrito de ésta novela, ¡disfruten su lectura! Y repito, muchas gracias por su apoyo, sin ustedes no podría tener ánimos para escribir. Gracias por todo. Merci beaucoup. Thanks a lot. Molto grazie.

Nos veremos alrededor que aún no se libran de mi C: muajaja!

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No era una mala noche para cazar. La manada se disperso por el edificio, moviéndose como peces en el agua, como lobos buscado a su presa. Cameron irradiaba confianza, moviéndose de un lado a otro, lanzándole miradas cautivadoras a cada vampiresa que se encontraba con él. Corinna daba sonrisas astutas, atrayendo a sus próximas víctimas.

Y el hotel estaba infestado de ellas.

Desde mi puesto afuera del hotel vi las luces parpadeantes y la música agitar las paredes. Mastiqué mi goma de mascar con parsimonia, mientras permanecía recargada contra el gran roble. Era una noche cálida para ser verano en Coldwater, y mi top de cuero se sentía abrazador en estos difíciles e incómodos momentos.

No desesperes, tomalo fácil; me dije a mi misma.

A mi derecha, escuché un par de sigilosos pies moverse.

―¿Cómo va el negocio?― susurró, apoyando un brazo sobre el tronco del árbol y luciendo sexy como el infierno en llamas.

Me encogí de un hombro, tratando de lucir ruda.

―He visto días mejores.

―Claro que sí, kiska.― sus labios cepillaron mi sien y su mano se movió hacia mi cadera desnuda con cautela. Una sonrisa lobuna tirando de las comisuras de sus labios. ―¿Crees que el jefe podría darte un pequeño descanso?

Su boca se movió con lentitud por mi mandíbula, y su cuerpo atlético se acercó más a mi, apoyándome contra el árbol. Sujeté ambos costados de su camisa negra y sentí debajo del delgado material su abdomen plano y marcado. Un gruñido escapó de mis labios.

―Yo soy mi propio jefe.― dije cerca de su oído, besado su cuello. Su aroma a metal y lluvia inundó mis fosas nasales. ―Y decido cuándo me tomo un descanso y voy por un polvo con mi ardiente novio vampiro.

Una risa oscura y silenciosa sacudió su pecho.

―Me encanta cuando hablas sucio.― murmuró.

―Te encanto en cada momento, admitelo.

―Sólo por tratarse de ti podría hacerlo.

Su boca estuvo a milímetros de la mía cuando por el rabillo de mi ojo tuve el estibo del vampiro.

Alcancé a rodar los ojos antes de tomar la cimitarra de titanio en la espalda de Gavriel e ir por el vampiro, quien se lanzó sobre mi con los colmillos al aire. El metal creo estática al romper en el aire y corté su brazo cuando la espada lo rozó, el titanio quemó su piel al momento. El succionador siseó entre dientes y me miró con odio. Él trató de llegar a mi cabeza, pero con una patada en su estomago lo mandé hacia a los pies de un árbol, en donde cayó como un sacó de pesadas patatas. Antes de que se pudiera parar, giré la cimitarra entre mis dedos y la clavé en su pecho con agilidad. El vampiro se convulsionó con aullidos de dolor antes de convertirse en una masa muerta de material quemado.

Deslicé la espada fuera de su pecho y la sacudí en el aire, para acto seguido voltear hacia Gavriel, que me miraba con ojos oscurecidos por hambre y deseo. Al mismo tiempo había una llamarada de orgullo en ellos que me hacía querer alardear alrededor de mis habilidades de patear traseros de sanguijuelas infernales. Le di una sonrisa pequeña y le regresé la espada por el mango, poniendo mi mejor cara de inocencia pura

―¿Qué me dices sobre un descanso?― presumí.

―Creo que tus amigos no te volverán ver en un largo tiempo.― replicó con voz ronca, mandando un estremecimiento por toda mi espalda.

Con una sonrisa coqueta, tomé el frente de su camisa y lo atraje hacia mí en busca de un beso.

Era bueno haber regresado a la normalidad. Era bueno tener lo que quería, ya que entre eso, se encontraba mi Gavriel.

Y patearle el trasero a los demás vampiros. Que era algo que no dejaría de hacer hasta que Dios me lo negara.

Mientras tanto, esas sanguijuelas podrían cuidarse las espaldas entre sí, porque Aria Siddions estaba en el juego, y no le gustaba perder. Y podría encontrarlos en donde sea que se ocultaran, sin importar que tuviese que buscar debajo de las rocas.

No habría manera de que te pudieras esconder de mí.

***Fin.***

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