Capítulo XXI: La Ayuda Viene Cuando Menos la Necesitas.

724 33 7
                                    

Si alguien me hubiese dicho que pasaría mi penúltimo año de High School con un GPA de 3.2 hace ocho meses, me hubiese reído de ellos en la cara, y probablemente no fuese el tipo de risa linda, sino sería como la de Bob Esponja. Dios, Corinna decía que cuando me reía con histeria terminaba haciendo la desagradable risa de la esponja.

De cualquier manera, la última semana fue una tortura, exámenes finales, estudiantes emocionados por el baile de graduación, cartas de aceptación en las universidades que querían, etc. Era una de esas pocas semanas en las que todos estaban más enfocados en poner su trasero a estudiar que en mortificarse por no cruzar la linea vampiro-humano.

Y mi mejor amiga en específico estaba más que paranoica con encontrar un vestido para la graduación, ya que el lindo chico humano ―que resulto llamarse Max y estaba en el equipo de natación escolar― la había invitado al baile.

―Esto es urgente.― dijo el lunes por la mañana, mientras comíamos en la cafetería junto con la manada. Nuestro ultimo día del ciclo escolar en la asquerosa cafetería con olor a grasa. ―Menos de cuatro días. No he encontrado el vestido perfecto.

Toda la mesa la miró como si estuviese demente.

―¿Qué?― ella preguntó.

―¿Desde cuándo vamos a fiestas de humanos?― observó Cassie, enrollando su dedo en un mechón de su cabello color trigo.

―En primer lugar, no es nosotros, es yo. En segundo lugar, yo voy a fiestas de humanos desde que uno de ellos me invita.

―Sí, Corinna Siddions y su oh-todo-trasero-americano chico nadador.― Cameron se burló, ahora sentado en el centro de la mesa.

Wolf a su lado, lucía como siempre. Esa sonrisa arrogante en su rostro y sus rizos rubios bien peinados para lucir despeinado.

Desde que el vampiro había mordido su pierna, Wolf no había sido capaz de hacer las cosas que antes hacía. Había pasado tres meses en silla de ruedas, y ahora se movía alrededor con muletas. No hacía falta decir que se había retirado del puesto de macho alfa, y lo había cedido a Cameron. Ahora él organizaba las cosas desde el centro de la manada, pero no podía acompañarnos más a la cacería. A pesar de eso, yo misma me había encargado de llevarlo a cada terapia física y estábamos practicando krav maga de nuevo. Como en los viejos tiempos. Excepto por el hecho de se sólo teníamos una relación de amigos ahora.

―Como si.― ella dijo. ―Pensé que no te importaba, ya que te vi muy cariñoso con Sarah la semana pasada. Ya sabes, ¿hemos roto el tabú?

Toda la mesa explotó en carcajadas, y las puntas de sus orejas se tiñeron de rosa.

―No estaba siendo cariñoso. Fui cortés.― masculló.

Su hermana lo despidió con un gesto y regresó su atención a mí.

―¿Qué dices? ¿Me acompañas al centro comercial? Te juro que será rápido.

Un "te juro que será rápido" siempre terminaba con cinco horas de caminar de un lado a otro buscando lo mejor, pero era mi amiga, y no me quedaba otra opción que aceptar.

***

―¿Qué te parece éste?― Cory salió del vestido con un hermoso vestido color negro que tenía un escote hasta el ombligo y la mayoría de su trasero quedaba al aire.

―Nop. Demasiado para el público.― dije mientras hojeaba la revista de moda.

Cory dio un suspiro y miró el espejo frente a ella.

―¿Por qué Dios no quiere que obtenga mi vestido perfecto?― se quejó.

―Quizás Dios se está lavando las manos de toda culpa. No seas tan estricta con el hombre. Creo que a ninguno le gusta venir de compras.― miré hacia el tipo sin camisa que promocionaba un perfume con un terrible nombre en francés en la revista y luego a Corinna, que parecía a punto de brotar en lágrimas. ―¿Quieres que busque algo por ti?

BloodlessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora