Capítulo XVI: Secuestrada.

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Me desperté con un terrible dolor de cabeza y cadenas en mis manos, por lo cual sólo deduje que me habían secuestrado. Estaba encerrada en una jaula, barras de metal poniendo una barrera entre la libertad y mi camino. Había un foco incandescente en el techo, que parpadeaba un par de veces, causando que mi cabeza se quejara más. El olor a drenaje me golpeo en la nariz, y el gélido aire hacía que los vellos de mi piel se erizarán. Estaba en una bodega abandonada, podía adivinar por las cajas apiladas y un par de ratas caminando de un lado a otro.

Huh. Y mi vestido Armani estaba sucio, al igual que mis mocasines Prada. ¿Qué clase de tortura era esta?

Di un suspiro resignado y me apoyé contra las barras de metal.

― ¿Hola?― llamé. ―Estoy despierta, tengo hambre y quiero hacer pis. ¿Hay alguien ahí?

Una risa ahogada y masculina vino desde el otro lado de la bodega.

― ¿Ves? La niña quiere hacer pis.― alguien más dijo, con una mala imitación de mi voz que sonaba más bien como la de Cassie McKlane ―Aww, ¿por qué no le pusimos un baño?

Otro par de risas se unieron a la burla.

―Amigo, realmente necesito ir al baño. A menos de que quieras que manche tu hermoso piso.

―No lo creo, pequeña. Esa es la mima excusa que dan siempre.

Huh. Me había descubierto.

― ¿Por qué no das la cara? Así podré ver quién será el primero que voy a convertir en cenizas.― escupí.

Una sombra caminó con parsimonia hacia la jaula. El vampiro era el gemelo perdido de John Cena, sólo que con más abuso de asteroides. Tenía un rostro inhumano, y sonrió dejando ver los dientes. Que a diferencia de los demás vampiros que había conocido, los suyos eran todos afilados y amarillosos.

― ¿Nunca te han presentado con la señorita Colgate?― dije, sintiendo mi nariz arrugarse. ―Es una incondicional amiga.

―Vaya, eres un pequeño mono con sentido del humor. Esperemos que cuando mueras sigas riendo.

―Ja, ja, ja. El papel de payaso no es para ti, amigo.

Peligrosamente se acercó a la jaula, dando un gruñido gutural que me hizo caminar hasta el otro extremo. Sus compinches se rieron ante eso.

Huh. Estaba siendo humillada por un grupo de idiotas vampiros sicarios. ¿Quién demonios se creían?

―Amigo, tienes mierda de pájaro en tu hombro.― dije, caminando hacia enfrente de nuevo.

― ¿Qué?― él lució perdido, pero volteo a ver su hombro.

Lo cual aproveché para mandar un puñetazo a su cara entre las barras y su nariz soltó un río de sangre asquerosamente oscura. Sus amigos aullaron en risa, aunque él lucía tan rojo como un tomate cuando volteó. El vampiro sacudió la jaula y ladró como un perro rabioso. Los demás vinieron a quitarlo.

―Recuerda lo que dijo el jefe, Bones. La chica no puede morir.― masculló uno de sus amigos, tomándolo por los hombros y alejándolo.

Los ojos de Bones perforaron en mí cara, mandando promesas de asesinato si lograba salirse con la suya.

Actualmente me hizo dar un respingo.

―Te juro, maldita perra, no vas a salir viva de esto.― siseó.

―Calla tu boca, Huesistos. Hablas mucho para la poca acción que ofreces.― repliqué, haciendo que Bones tratara de lanzarse nuevamente sobre mi, gruñendo un montón de malas palabras.

―Suficiente.― dijo alguien detrás de mi, y sentí un pinchazo en la parte posterior de mi cuello.

En pocos segundos estaba cayendo en un vacío oscuro y frío.

Mi ultimo pensamiento fue que probablemente las manchas jamás saldrían de mi costoso vestido.

***

N\A:

Holis! Les vengo a decir que éste va a ser el último capítulo que podré subir esta semana. Me iré de vacaciones (¡Sí¡ ¡ya salí de escuela!) y me voy a tomar un merecido descanso. No, no tengo internet en mi casa; me desconcentra de escribir y mis padres son muy medievales como para ponerlo. No estoy segura si la próxima semana pueda ir a la biblioteca y publicar y quedarme un rato con ustedes chicos. Si no es así.... Se han quedado a un poco más de un par de capítulos cerca del final *risa malvada* y tendrán que esperarse un buen rato.

Los quiero mucho y siempre,

—G.

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