Me desperté envuelta en sabanas suaves y una almohada esponjosa bajo mi cabeza. Cuando mis ojos se abrieron encontré mi cuarto como lo había dejado; los libros libres de motas de polvo, mi closet arreglado por colores y texturas, mi maquillaje delicadamente organizado por tamaños y usos. Todo se sentía bien por un momento, antes de que imágenes lo que había pasado la noche pasada llegaran a mi mente como una tormenta de escenas.
Llevé mi mano hacia mi cabeza, sólo para estar segura de que todo había sido producto de mí imaginación, pero por desgracia, la fuerte punzada me hizo recordar que todo era real.
Habían tratado de morderme por medio de compulsión. Había una vampiro casi muerto la noche pasada y dos bestias sanguinarias definitivamente muertas.
Me paré de golpe fuera de la cama al mismo tiempo que la puerta de la habitación se abría y Cory entraba. Ella dio un respingo al verme pero fingió que todo estaba bien.
Nota mental: mirarme en un espejo.
―Hey, nena. Pensé en dejarte una nota en la cocina. Hablé a la oficina de la escuela e hice que mamá dijera que estarías en cama por un par de días. Ella manda saludos, por cierto, dice que Hawaii es genial para ella, pero que papá no puede salir demasiado por el sol. Antes de que preguntes, no le dije lo que había pasado.― agregó al ver mi expresión consternada. ―Pero espero que tengas una buena explicación cuando regrese de la escuela. Y lo siento, pero tuve que decirle a Cameron, ya que él no me dejaría usar el Jeep por mi misma y se necesitan dos personas para desaparecer dos cuerpos de vampiro. ¿Qué demonios, Aria? Quién es el vampiro inconsistente?
―Es una larga historia.― logré decir, sorprendiéndome de lo seca que mi voz sonaba. Mi garganta seguía doliendo a causa del agarre del estúpido vampiro. ―Te contaré después.
―Tienes que! Oh, por cierto, el chupasangre está en el cuarto de visitas. Lo encadenamos a la cama, aunque creo que no se levantará en un buen tiempo.
―Gracias.― murmuré, pensando en lo realmente ágil que podría ser Gavriel a pesar de lucir malherido y agotado.
―Bueno, necesito ir. Cualquier cosa, sabes dónde encontrarme. No dudes en hablarme a mí o a Cam.
―Seguro. Adiós.
―Adiós!― dijo antes de volver a correr fuera del cuarto.
Cuando escuché la puerta principal cerrarse tras ella, me apresuré a ir hacia la habitación de huéspedes y ver el trabajo que habían hecho.
El vampiro dormía tranquilamente sobre la cama de sabanas blancas con pequeñas flores rosas. Lucía mucho mejor que la noche pasada, ahora que sus heridas parecían estar vendadas y su rostro estaba limpio de sangre, aunque el color pálido de su piel no se asemejaba aún al color marfil vampiresco. Su torso estaba cubierto por vendajes que lucían bien hechos, y podía ver que su hombro había sanado completamente, sin dejar marca alguna de que se hubiese dislocado. Y, había cadenas en ambas de sus muñecas.
Bien hecho, Cory; pensé con orgullo.
Me acerqué sigilosamente hacia el lado derecho de la cama y me incliné un poco hacia abajo para obtener una mejor vista.
Era guapo. Muy, muy, muy guapo.
Su rostro lucia tranquilo y en completa paz ahora que estaba limpio, y podía apreciar que tenia unas largas, densas y oscuras pestañas que tocaban sus mejillas. Gavriel tenía unos pómulos altos y afilados, que hacían que el ángulo de su mandíbula luciera mas fuerte. Además, tenía una nariz recta que me recordaba a esos perfiles aristocráticos de la edad media. Tenía un cabello color nuez que cubría parte de sus cejas oscuras, y unos labios rellenos que parecían siempre estar en una eterna sonrisa.
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Bloodless
VampirAria es una Dhampir: engendro de un vampiro y una humana. Su vida está rodeada de acción, euforia, y sí, mucha sangre. Junto con su mejor amiga, Cory, su competitivo exnovio, Wolf y la Manada ―un grupo de dhampirs que se encargan de mantener control...