ROMA
–Están listos cuando se ponen rojos. –dije viendo como se iban cociendo lentamente. –Cuesta un poco sacarlos de las conchas, pero todo el interior se puede comer.
Los demás me veían no muy convencidos y por sus caras sabía que iba a ser complicado convencerlos de que se los comieran. Me llevé uno a la boca y estaba riquísimo, parecía que me estuviera comiendo una gamba.
–Sus entrañas son tan sabrosas. –dije con una gran sonrisa.
–Es la primera vez que la veo sonreír así. –susurró Violeta a Greg y Flora, estos asintieron todavía asimilando que me había comido un cangrejo ermitaño.
–¿De verdad que está rico? –preguntó Greg no muy conforme.
–Creo que probaré uno. –dijo Flora, sorprendiendo al resto. –Después de todo no podemos ser quisquillosas con la comida, dada la situación en la que nos encontramos.
–Es verdad.
Los tres cogieron un cangrejo ermitaño, lo sacaron de sus conchas y se los comieron, para al final decir que estaba muy rico. Yo no podía dejar de comer esta delicia y casi acabé con todos, de no ser porque me contuve para que los demás tuvieran.
–Lo único malo es que son muy pequeños, y no sacian nada. -comentó Violeta, llevándose uno a la boca.
–Si tuviéramos las herramientas suficientes podríamos hacer una sopa. –añadió Flora.
–Supongo que comeremos lo mismo durante unos días más. –continuó Greg la conversación.
–No se preocupen. –dije terminándose el cangrejo ermitaño. Ellos me miraron curiosos por lo que diría. Sonreí con malicia y eso llamó aún más su atención. –Al fin y al cabo, pronto saldremos a cazar animales.
VIOLETA
–¿Cazaremos animales? –preguntó Greg, entre sorprendido y preocupado.
–Sí, mientras caminaba por la playa vi huellas en forma de mariposa. –nos explicó tranquila. –¿Saben lo que significa?
–¿Qué una mariposa se ha caído ahí? –pregunté sin saber a dónde iba.
–No. Significa que hay ardillas. –Roma me miró con una pequeña sonrisa. –Aunque no pesan mucho, dejan sus huellas sobre la nieve o la arena. Se mueven como si saltaran en un caballete, así que dejan huellas con forma de mariposa.
–Son muy lindas las ardillas, son mi animal favorito. –comenté viendo a los demás con una sonrisa.
–Su carne es tierna y no huele muy fuerte. –Roma siguió hablando sin prestarnos mucha atención.
¡Lo sabía! Se las quiere comer. Pobre ardillas, pero sin comida no sobreviviríamos. Os pido perdón, animales que nos vayamos a comer, es por nuestra supervivencia.
–Las trampas son la manera más eficiente de atrapar animales. Y cómo puedes hacer otras cosas mientras tanto, son seguras.
–¿Seguras? –preguntó Greg, sentado al lado de Roma para enterarse mejor.
–Pensé que íbamos a coger lanzas e irnos a cazar animales. Que alivio. –suspiró Flora más tranquila.
–Esto no es muy diferente, es más, es cruel. –comenté viéndola.
–¿Qué tipo de trampa utilizaremos, Roma? –preguntó Greg interesado.
–Hay cuatro tipos principales de trampas primitivas. La primera es la trampa del lazo, tira de la presa hacia arriba para estrangular. La segunda es la de la lanza o arco, mata a la presa acribillada. –nos explicaba Roma con una sonrisa, parecía emocionarse al hablar de trampas. –La tercera es la del aplastamiento, atrapa a la presa bajo un peso que la aplasta hasta la muerte. La cuarta es la del agujero, donde caen a su muerte.
ESTÁS LEYENDO
¿Estamos perdidos?
Novela JuvenilRoma Hopkins es la chica rara del instituto, a ella le encanta pasar tiempo sola leyendo libros de supervivencia y armas. Es una chica solitaria por lo que no tiene muchos amigos, algo que no parece importarle. El instituto decide hacer un viaje de...