VIOLETA
No pude evitar sonrojarme cuando me dijo aquello. Durante unos minutos estuvimos en silencio, comencé a cenar en silencio y Roma imitó mi gesto. No podía evitar pensar que todo esto era un plan de Arcadia y Blake para hacer que nos sinceramos las dos.
Aunque hayan sido unos entrometidos, si esto sale bien les agradeceré, luego de haberles dado una pequeña reprimenda.
Pero los amigos que no se meten en tus asuntos y te molestan no son tus verdaderos amigos.
O eso creo que me diría Roma si le preguntara. Terminando de cenar, Roma me observaba sin ninguna expresión en el rostro, me estaba poniendo nerviosa y decidí tomar un poco de agua, mientras miraba a otro lado, evitando la intensa mirada de mi amiga.
–Te amo. –soltó de repente.
Al oír aquello me atraganté con el agua y escupí un poco en el plato, Roma me miró por un breve lapso de tiempo sorprendida pero luego regresó a poner su cara sin ninguna expresión. Cuando recuperé la compostura la miré sorprendida, y pensando si había oído bien.
–¿Qué has dicho? –pregunté sorprendida, estaba cómo en una nube y no entendía bien las cosas.
Roma desvió su mirada un momento, suspiró y me volvió a mirar, con más determinación que antes.
–Lo que has oído.
–¿Y qué se supone que he oído? –pregunté con una sonrisa. Sabía que decir aquello era todo un reto para ella, y quería saber hasta dónde podía llevarla.
–Eres cruel, ¿lo sabes? –no respondí, simplemente sonreí y la miré expectante. –Bien. Me gustas, te quiero, te amo. Todo lo que tenga que ver con eso. No se me da bien hablar sobre sentimientos...
–Pero me encanta cómo me lo has dicho. Y tú también me gustas mucho, en la isla fue que me dí cuenta de lo que sentía por ti. –dije sincera. –En el instituto me llamabas la atención pero me daba mucha vergüenza acercarme para hablarte, parecías muy inaccesible en ese entonces. Luego pasó lo de la isla, y ya sabes el resto.
–¿Eso significa que te puedo llamar mi novia desde ahora? –preguntó con curiosidad.
–Si yo te gusto, y tú me gustas. Entonces eso no se pregunta, por su puesto.
ROMA
Vaya, no creí que podía llegar tan lejos echándole valor a las cosas. He conquistado un nuevo terreno para mí, papá estaría orgulloso. La cena terminó entre risas y Violeta contándome cómo mi primo le había insistido mucho en que viniera esta noche, ambas tendríamos que hablar con el dúo dinamita para que nos explicaran todo este magnífico y efectivo plan de apareamiento.
Bajamos a la planta de abajo con las manos unidas y a Violeta con la cara que parecía un tomate humano. Carlos y Lana nos miraron con una sonrisa divertida y algo apenada. No pude preguntar qué ocurría ya que alguien se abalanzó sobre mí, haciendo que le soltara la mano a Violeta.
–¿¡Pero qué demonios, Ro!? –gritó la chica histérica. –¿¡Cómo no me has avisado de que ibas a tener una cita!? ¡Tengo que conocer a tu novia cómo si fuera mi novia también!
–¿Quién eres? –se atrevió a preguntar Violeta algo intimidada por los gritos de la chica.
–¿¡Quien soy!? ¡Soy la inigualable y majestuosa, Josephine Martínez! –gritó cómo si no hubiera mañana.
Menos mal que estábamos solos en el restaurante, pensé viendo la escena que estaba montando.
–Hija, cálmate. –le dijo Carlos intentando calmarla.
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¿Estamos perdidos?
Ficção AdolescenteRoma Hopkins es la chica rara del instituto, a ella le encanta pasar tiempo sola leyendo libros de supervivencia y armas. Es una chica solitaria por lo que no tiene muchos amigos, algo que no parece importarle. El instituto decide hacer un viaje de...