ALIZEE
Josephine estaba sentada en un banco con la cabeza apoyada en sus manos mientras decía cosas incoherentes. Habían pasado quince minutos desde que ocurrió aquella tragedia, Roma había intentado localizar a la paloma pero fue en vano, habían muchas y algunas parecidas.
–¡No me puedo rendir! –exclamó Jo de repente, levantándose del banco de sopetón y sobresaltándonos a Roma y a mí. –Debemos localizar a esa paloma y recuperar el anillo.
–Hay muchas palomas, es imposible saber cual se lo ha llevado.
–No hay que perder la fe, podemos intentarlo. –dijo Roma con el rostro inexpresivo.
–Pero Roma. –le susurré a mi amiga.
–Además, quiero ver lo que hace Jo.
Las tres fuimos por todo el parque viendo todas las palomas que nos encontrábamos, estuvimos siguiendo a una que caminaba y una niña nos miró extrañada para luego seguir jugando con sus amigos. Supongo que era algo divertido de ver.
Tres treintañeras siguiendo palomas por el parque. Algo digno de ver.
Josephine se subió a un árbol y con unos prismáticos comenzó a observar todo su entorno.
–¿De dónde ha sacado los prismáticos? –pregunté y Roma se encogió de hombros.
–¡Allí! –señaló a un señor que alimentaba a las palomas y tenía varias alrededor de él.
–¿Cómo lo sabes?
–Huele un anillo caro, sé que está ahí.
Al bajar del árbol un hombre con una cámara de fotos se acercó y le quitó los prismáticos a Jo, se ve que nuestra amiga se los había quitado cuando estaba distraído haciendo fotos. Nos acercamos al anciano y comenzamos a mirar detenidamente a las palomas, él nos miró extrañado pero siguió alimentando a las palomas.
–¡Ahí está! –señalé a una paloma que tenía el anillo cogido con su pico.
La paloma salió volando hacia unos árboles y las tres salimos corriendo detrás. Mucha gente se nos quedaba viendo ya que Josephine gritaba mientras seguía a la paloma, voló por casi todo el parque hasta que en el árbol más grande del lugar se posó en su nido y dejó ahí el anillo.
–¡Ven aquí, rata voladora! –gritó Josephine.
–¿Ahora qué hacemos? –pregunté viendo que el nido estaba bastante alto.
–Deberíamos llamar a algún encargado del ayuntamiento para que nos ayude con el problema.
–No. Esto lo solucioné yo. –dijo Josephine convencida.
Comenzó a escalar el árbol mientras veía preocupada lo que hacía, Roma simplemente observaba con los brazos cruzados y con una leve sonrisa. Jo consiguió sentarse en la rama donde estaba el anillo y al cogerlo nos lo mostró, la paloma salió volando asustada por la presencia de nuestra amiga.
–¿Chicas? ¿Qué hacéis? –preguntó una voz conocida para nosotras.
Al girarse vimos a Arcadia junto con Blake y Violeta, los tres nos veían sorprendidos y Arcadia abrió mucho los ojos al ver a su novia subida en un árbol.
–¿Arcadia? –dijo Josephine asustada.
Josephine perdió el equilibrio y se cayó del árbol, nos acercamos rápidamente a ella y notamos como se sujetaba el brazo con una mueca de dolor. Roma le examinó el brazo y nos miró seria.
–Creo que se lo ha roto, debemos llevarla al hospital.
Pedimos dos taxis y nos fuimos al hospital de la ciudad, Roma lo miró desconfiada ya que había estado mucho tiempo en él pero Violeta la cogió de la mano y tiró de ella hacia el interior del edificio.
El doctor acompañó a nuestra amiga hasta una habitación para hacerle una revisión, los demás esperamos en la sala de espera a que nos dieran permiso para ir a ver a Josephine.
JOSEPHINE
El doctor hizo una radiografía a mi brazo solo para determinar que me había hecho una fisura, me lo vendó y me pidió que estuviera inmóvil al menos unas semanas, y que luego regresará para ver como iba.
Arcadia fue la primera en entrar a verme, supongo que las demás se lo pidieron. Miré al suelo avergonzada por lo que había pasado, mi sorpresa estaba arruinada. Jugué con el anillo en mi mano sana y sin mirar a mi novia.
–Sí.
La miré sin entender y ella al ver mi cara de confusión, sonrió y se acercó para sentarse a mi lado.
–Sí me casaré contigo, Jo.
–Pero quería habértelo pedido saltando de un avión militar y cayendo en la playa con un paracaídas. –me quejé.
–No me importa como me lo pidas, siempre te diré que sí. –sonrió.
Arcadia abrió la puerta revelando al resto de la pandilla escuchando pegados a la puerta, a excepción de Roma, quien estaba alejada y de brazos cruzados con su rostro inexpresivo. No dijo nada y entró en la habitación mientras los demás buscaban alguna excusa para lo que estaban haciendo.
–¿Te encuentras bien? –preguntó Roma viendo mi brazo vendado.
–Sí, es como tú dijiste. Tengo una leve fisura y tardará unas semanas en sanar, deberé volver para ver si se me ha curado bien.
–Por lo menos no es nada grave. –dijo Violeta más tranquila. –Nos asustamos al verte subida en un árbol.
–Yo no. –susurró Blake, él recibió una severa mirada por parte de Alizee.
Cuando el doctor me permitió marchar, todos nos fuimos a casa de Roma y Violeta, donde hicimos una pequeña comida. Encargamos unas pizzas para comer y unas hamburguesas, mientras esperábamos nos fuimos al salón para hablar un rato.
–Nos alegramos mucho de que os vayáis a casar, chicas. –dijo Alizee con una sonrisa.
–Gracias.
–Que bien, ojalá yo también me casara. –dijo Violeta viendo de reojo a Roma, quien estaba leyendo un libro.
–¿Te quieres casar conmigo?
Roma sacó de no sé donde una cajita con un anillo y se lo mostró a Violeta. Todos nos quedamos en silencio viendo como Violeta empezó a sonreír y abrazó a Roma haciendo que se le cayera el libro al suelo.
–¡Sí!
–Ves, Jo. No es tan difícil pedir matrimonio. –Roma me miró desafiante y la miré fijamente sin decir nada.
Roma le puso el anillo a Violeta y esta comenzó a hablar con Alizee y Arcadia sobre el anillo. Blake abrazó a su prima quien se removió algo incómoda en el abrazo. Sonreí y me acerqué a ellos para darle también un abrazo a mi querida amiga, ella me miró fijamente y la abracé con mi brazo bueno.
Violeta, Alizee y Arcadia nos vieron con una sonrisa y decidieron imitar mi gesto. Las tres también abrazaron a Roma e hicimos un gran abrazo grupal, con nuestra amiga seria y con una mirada asesina.
–Os odio a todos.
–Yo también te quiero, Romy. –sonreí con inocencia, mientras los demás se reían.
ESTÁS LEYENDO
¿Estamos perdidos?
Teen FictionRoma Hopkins es la chica rara del instituto, a ella le encanta pasar tiempo sola leyendo libros de supervivencia y armas. Es una chica solitaria por lo que no tiene muchos amigos, algo que no parece importarle. El instituto decide hacer un viaje de...