Capítulo 30: La Salvación, Parte 2

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¿Mencioné que tengo problemas con la inspiración?

Marinette

Sabía que podía invocar un guardián si usaba el Miraculous del Pavo Real de manera adecuada, pero no tenía idea de qué esperar o pedir, y realmente no entendía del todo a este Miraculous. Sabía que las cosas podían ir muy mal, como le pasó al Maestro Fu, y eso era suficiente para aterrarme.

De momento, yo necesitaba algo o alguien que pudiera bloquear los akumas de Nathalie para que no convirtieran a nadie más, algo que mantuviera a la poca gente que aún no se transformaba a salvo. Que mantuvieran nuestra pelea entre ella y yo únicamente.

-¿De verdad crees que tú sola puedes arreglar todo esto, Marinette? Creo que tú me entiendes mejor que nadie. Pasar años en las sombras enamorada de alguien a quien no le interesas, ver cómo todo por lo que has trabajado y deseado se cae a pedazos frente a ti a pesar de que dimos todo lo que pudimos a cambio de la felicidad de alguien más...-Comenzó Nathalie mientras caminaba lentamente hacia mí.

-Yo no soy como tú, y jamás seré como tú. Yo sí puedo distinguir entre el bien y el mal-Respondí yo mientras me acercaba a ella también.

-Tienes razón. Nosotras dos no somos iguales. Las dos sacrificamos todo por amar a alguien más. Pasamos años esperando nuestro momento, esperando que se dieran cuenta de nuestro amor. Y sólo una de nosotras tuvo un final feliz. Y no sabes cuánto te odio por eso-Dijo Nathalie mientras lanzaba su yoyo hacia mi rostro y acertando.

Caí al suelo mareada y desorientada. Aún sin saber cómo crear al guardián. Por más que intentaba concentrarme en lo que estaba a punto de hacer, no podía dejar de pensar en el tren que estaba llevando a mi familia a un lugar seguro. ¿Estarían bien? ¿Habrían llegado bien? Sólo esperaba que sí, y que ninguno de ellos hubiera hecho algo estúpido como frenar el tren o saltar por la ventana. Si las cosas hubieran ido como queríamos, en aquellos Adrien y yo estaríamos bailando juntos como marido y mujer.

-¿Por qué tú sí obtuviste el final que querías? ¿Por qué yo tuve que perder años y años de mi vida en vano? ¡¿Por qué?!-Gritó Nathalie casi desesperada, suplicando por respuestas que ni yo misma tenía.

-¡Lo lamento!-Fue lo único que se me ocurrió gritar mientras corría de un lado al otro intentando evitarla.

"Si el estúpido Amok quiere aparecer de una vez, no estaría nada mal" pensé antes de que Nathalie me diera otro golpe en la cara.

Casi escuchando mis plegarias, el guardián que pedí comenzó a formarse fuera de la Torre. Parecía un pavo real gigantesco, majestuoso y hermoso. Sus plumas eran resplandecientes y de intensos colores, y sus ojos eran de un brillante tono verde, como los ojos de Adrien. Adrien, mi adorado Adrien. Supongo que incluso en situaciones desesperadas, él era lo único en lo que podía pensar.

Mi guardián se alejó de nosotras un momento y entonces cubrió la Torre con sus alas, creando una especie de escudo que envolvió toda la Torre. Nathalie quizo enviar otra horda de mariposas fuera de la torre, pero entonces ellas chocaron contra las alas del guardián y se desintegraron. Por lo menos ya no podía akumatizar a nadie.

-No puedo decirte que sé cómo obtuve mi final feliz, pero sé que no voy a dejar que te interpongas entre mi felicidad y yo. ¡Ésta jamás será la manera de obtener nada!-Grité.

Mi guardián lanzó un intenso graznido que aturdió a Nathalie y la hizo perder el equilibrio. Yo apenas parpadeé.

-¡Ahora dame mi Miraculous!-Grité mientras me lanzaba hacia ella. Nathalie estaba tan distraída observando al guardián que ni siquiera me vio venir. Conseguí quitarle uno de los aretes, pero entonces ella trató de arrebatármelo.

Miraculous Ladybug: Una última aventuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora