N U E V E

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- Se sintió como una amenaza. – le conté a Tyler el día antes de la Asamblea Anual de los Glorificados, tras haber dispuesto con dificultad el cadáver de Cuarenta y Seis. – Como si supiera la verdad y simplemente estuviese esperando a que me explotara en la cara. – me froté la cien con frustración, mientras regresábamos a la carreta.

- No tienen nada en tu contra, ¿bien? – reiteró por enésima vez colocando su mano sobre mi hombro y dándole un apretón. – Mañana hace dos semanas desde que todo ocurrió y nada ha sucedido. Significa que no tienen nada con que seguir y probablemente ya abandonaron la investigación. – Tyler se detuvo para acariciar las crines de los caballos y había una radiante sonrisa en sus labios que hacía que sus ojos se achinaran, luciendo tan risueño como era posible. – Lo logramos. – dirigió hacia mí sus ojos brillantes y curiosos, que habían captado mi atención desde el primer momento en que lo había visto. – Y mañana escaparemos de esta prisión.

La solemnidad con la que había dicho aquello mandó escalofríos por todo mi cuerpo. Después de todo, Tyler tenía razón… las dos semanas desde el accidente se cumplirían con el próximo amanecer y no había ocurrido nada más. Las investigaciones habían continuado con los demás residentes del edificio uno y también habían llamado a algunos otros, mayormente a los que compartían algún nexo con Cuarenta y seis, bien fuese laboral o de cualquier otra índole… y yo no había sido vuelta a llamar, ni había tenido ningún otro inconveniente con nada. Tal parecía que había logrado zafarme de la situación. Tyler no había sido llamado y consideramos que era algo positivo.

- Entonces… supongo que no nos volveremos a ver hasta que estemos afuera. – observé y Tyler asintió, manteniendo la sonrisa en su rostro, aunque había cambiado la sonrisa radiante por una más conservadora. – Se siente demasiado bueno… - temí mirando a Tyler y exteriorizando el miedo que había venido acumulando.

- No tienes nada porque preocuparte. – continuó intentando tranquilizarme, soltando al caballo y posando sus manos sobre mis hombros y obligándome a mirarlo directamente a los ojos, que ahora habían tomado un expresión seria. – El plan está en marcha. Todo lo que tenemos que hacer es estar presentes en la Asamblea, actuar nuestros papeles… hasta que surja la distracción. – sus pupilas se dilataron ligeramente ante la emoción. – Entonces vamos al Este y abajo.

- Ok. – asentí enérgicamente, permitiéndome emocionarme ante la expectativa de escapar de Dema, que era todo lo que había querido desde que tenía memoria. – Te veré mañana entonces.

- Es una cita. – sonrió con picardía y nos fundimos en un efusivo abrazo fraternal.

El gran día había llegado. Mi estómago había estado revuelto desde que me había levantado y apenas y había logrado comer un poco en el desayuno, en donde había obtenido un vistazo de Tyler. Tampoco había logrado comer demasiado en el almuerzo. La expectativa era demasiado grande y experimentaba un montón de emociones que no creía haber experimentado nunca hasta entonces. Estaba asustada y emocionada, preocupada y ansiosa. Era curioso como siempre me había quejado de lo estática y repetitiva que era la vida dentro de los muros de Dema, pero en aquel momento la expectativa de algo completamente nuevo e inesperado me aterraba hasta los huesos.

Y conforme el día avanzaba las emociones no hacían más que incrementar. Por lo que cuando anunciaron por los altavoces de la cuidad que era hora de movilizarnos hacia la entrada del Templo, mi corazón latiendo desbocado en mis oídos era todo lo que podía escuchar mientras caminaba hacia el lugar de destino, entre la marea de personas que me imitaba. El Templo era demasiado pequeño para albergar a toda la región por lo que las Asambleas se celebraban a puertas abiertas, para que todos pudieran disfrutarlas, incluso si no alcanzaban a tener un asiento en el interior del Templo.

WELCØME TØ TRENCH | [Josh Dun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora