C A T O R C E

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Todos habían estado tan entusiasmados cuando Josh les anunció que había recordado mi nombre. Habían aplaudido y coreado ¡Ruby, Ruby, Ruby! con el cielo y las montañas como testigos e inmediatamente me habían comenzado a llamar así. Ruby.

No había sido capaz de recordar mucho más, a excepción de los rostros del hombre y la mujer que habían estado en el auto en el sueño. Eran mis padres. Mi padre tenía un rostro delgado y alargado, con una nariz que era exactamente igual a la mía y unos ojos marrón oscuro, casi del mismo tono de su cabello castaño y liso. Su sonrisa era radiante y sus ojos se achinaban cuando reía. Mi madre por el otro lado, tenía un rostro más redondo aunque había una belleza innegable en sus grandes y despiertos ojos verdes y brillantes, que resaltaban de su ondulada cabellera castaña clara. Descubrí que tenía la nariz y el cabello de mi padre y los ojos de mi madre. Y que la pequeña niña que había visto en el auto, la que había gritado y lucía asustada… era yo misma. Pero nada más.

Ahora, dos semanas más tarde, recorría el campamento tomada de la mano de Josh, mientras él se aseguraba de que todo estuviera en orden; que los heridos estuviesen sanos, que las armas y las bombas estuviesen listas, y que todos los Banditos estuviesen preparados para lo que acontecería al siguiente día. Estábamos listos e íbamos a recuperar a Tyler. El plan, en teoría, era sencillo. Un grupo de cuarenta personas partiríamos el día siguiente al medio día hacia Dema. Catorce personas esperarían en el muro. La vía de acceso a través de los túneles nos ubicaría en medio de la región de Reisdro en donde diez personas permanecerían dispersas, ocultas, vestidos como residentes de Dema y actuando como tal. Otros diez permanecerían en las mismas condiciones, cinco en el área de transición de la región de Reisdro a la de Sacarver y cinco repartidos alrededor de la región de Sacarver. Sólo seis estaríamos encargados de entrar en las edificaciones a buscar a Tyler.

Entre más nos acercáramos al lugar en donde se encontraba Tyler, mayor seguridad encontraríamos y más difícil sería poder escabullirnos. Esa era la razón de que el plan estuviese estructurado de aquella manera. Mientras menos personas nos adentráramos más profundo en Dema, mayores probabilidades tendríamos de pasar desapercibidos. Seis personas entraríamos en las edificaciones… y siete debíamos salir. Ese era el plan y no podía fallar. Josh, Duke, Gabe, Connor, Mark y yo éramos los seis elegidos para la tarea más importante.

Leia había llorado y se había aferrado al cuello de Gabe cuando Josh le había comunicado en la reunión hacía un par de días. Abby casi lo había golpeado en el rostro.

- ¡No puedes hacerme esto, Joshua! – le había gritado en la cara, hecha una furia cuando le habían informado que su trabajo sería quedarse en el campamento junto a Leia y Brett.

- Abby, eres la única persona preparada para sacar adelante el campamento si algo grave llegase a pasarme a mí. – había explicado Josh, intentando mantener la calma… mientras la chica daba pequeños saltos de la ira frente a él. – No puedo arriesgarte a ti también.

- ¡Eso es pura mierda! – escupió y tras girar un par de veces sobre su propio eje, se alejó y le asestó un puñetazo a la pared. - ¿Me oíste, Joshua? – gritó mientras salía a grandes zancadas de la habitación. - ¡Pura mierda!

Y desde ese día no le había vuelto a dirigir la palabra a Josh. Él me había dicho que no le preocupaba. Conocía a Abby y sabía que era una revoltosa que quería estar siempre al frente, pero confiaba en que a la hora de la verdad, comprendería porque Josh había tomado las decisiones que había tomado. Leia, por otro lado, había estado cabizbaja desde la reunión… temía por Gabe. Y sin importar cuantas veces Gabe le asegurara que todo iba a salir bien, ella continuaba diciendo que tenía un mal presentimiento.

Pero Duke era rápido, escurridizo y muy hábil con la lanza. Gabe era frío, calculador, inteligente, astuto. Connor y Mark eran los mejores luchadores de todo el campamento. Josh era el líder y me había dicho que un buen líder siempre estaba al frente de las misiones más peligrosas; además de que Tyler era su mejor amigo y no había manera de que no participara en su rescate… y que bajo ninguna circunstancia pretendía dejarme sola dentro de esos muros nunca más. Josh y yo nos habíamos vuelto… extremadamente unidos, con el transcurso de los días. Prácticamente ninguno dejaba el lado del otro, a menos que fuese estrictamente necesario.

WELCØME TØ TRENCH | [Josh Dun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora