WELCØME TØ TRENCH | [Josh Dun]

T R E S

No tenía ni la menor idea de quien era Clancy, pero en el transcurso de una semana se había convertido en la persona que más me entendía y con quien más me identificaba.

Los papeles que Tyler me había entregado resultaron no ser cartas, sino más bien una especie de diario de un chico llamado Clancy. En las páginas Clancy relataba su experiencia en Dema, que era todo lo que siempre había conocido, y cómo a los nueve años comenzó a ver la ciudad con otros ojos. Ojos más críticos, más incrédulos, más desconfiados… que lo hacían negar que aquel fuese su hogar, perdiendo todo sentido de pertenencia, refiriéndose incluso a Dema como su “trampa”.

Pertenecía a la región de Keons, lo que me llevaba a preguntarme como Tyler había conseguido aquella información. Hablaba del respeto que solía sentir por su Obispo y del estilo de vida lineal y monótona que llevaban en la región. Denunciaba el Vialismo como el asesinato de la esperanza, y se refería constantemente a la frustración que experimentaba al ser el único capaz de notar aquello.

Pero además de ser alguien con quien podía identificarme a la perfección… Clancy había reafirmado mi esperanza y de alguna manera, sus palabras habían respaldado lo que Tyler había dicho.

Clancy había logrado salir, aprovechando la distracción que proveía la Asamblea Anual de los Glorificados. Hacía referencia a un lugar más allá de las murallas, un lugar vasto y de increíble inmensidad, en donde colores, aromas y sonidos convergían de manera casi mágica. Y había visto a los Banditos... a cientos de ellos. Aquellas cartas confirmaban la existencia de Trench, de los Banditos y arrojaban una luz completa nueva a la posibilidad de escapar.

Sin embargo, en la última entrada del diario… Clancy relataba haber sido llevado de vuelta a Dema. Se había rendido, agotado y hambriento y lamentablemente había decidido que eran mejores los horrores conocidos a la ansiedad de no saber que esperar. En sus últimas líneas cuestionaba a los Banditos y cuestionaba quien era realmente el enemigo y quienes eran los verdaderos protectores del pueblo de Dema: Los Banditos o los Obispos.

No podía identificarme con el Clancy de la última entrada. Había perdido la esperanza y se había rendido… y mi esperanza apenas se estaba cociendo. Si los Banditos eran los malos o no, quería averiguarlo por mí misma. Pero si había algo que sabía con certeza, era que no podía permanecer en Dema, en donde mi vida estaba siendo vivida por alguien más. Quería experimentar los colores, los olores, las texturas y el esplendor del mundo que Clancy había conocido… y sería yo misma quien juzgara si era atemorizante o emocionante, si era mejor o peor. Estaba más despierta que nunca y no creía poder volver a dormir. Sahlo Folina. Tyler había dicho que me ayudaría a mantenerme despierta.

Tyler… de quien no había sabido absolutamente nada en una semana. Había seguido sus indicaciones sin embargo. Había ocultado las cosas de Clancy, en una tabla que había arrancado del suelo con esa finalidad. Y había repetido Sahlo Folina como un mantra en mi mente en el transcurso de todas las transmisiones obligatorias en donde nos forzaban a ver por horas pantallas con estática e imágenes en blanco y negro. Y la verdad, era que podía notar cómo funcionaba. A diferencia de transmisiones anteriores en donde salía sintiéndome atolondrada, cansada, y apática… repetir el grito de ayuda había hecho crecer el fuego en mi interior y había salido de las transmisiones más empoderada y segura de que tenía que salir de aquel lugar.

Pero comenzaba a desesperar, cuando con el paso de los días no podía encontrar al extraño chico de mirada vivaz por ningún lugar. Ni siquiera en el taller… había sido substituido por una señora bastante mayor, que apenas y podía insertar una aguja de manera correcta.

Comenzaba a preocuparme que algo le hubiese sucedido…. Después de todo, no lo veía desde la noche de la reunión secreta. Lo frustrante era, no tener como comunicarme con él. No poder preguntarles a las personas si lo habían visto, o encontrar alguna forma de comunicarme con él por alguna señal. No tenía manera de acceder a Tyler ni de saber qué había ocurrido luego de la reunión.