Abrí mis ojos para descubrir que me encontraba en una habitación blanca, con grandes ventanas que mostraban un cielo azul y limpio. Un hospital, comprendí de inmediato. También descubrí que estaba conectada a diversas máquinas y no podía moverme sin desconectarme de alguna. Había un tubo en mi nariz, unos chupones en mi frente y en mi pecho, mi pierna derecha estaba enyesada y mi brazo derecho estaba completamente vendado, al igual que mi pecho.
Dónde estaba y porque estaba viva eran dos misterios que no lograba descifrar. Lo último que recordaba eran las caras de sorpresa de los Obispos y el fuego abrasador que consumió la habitación.
Cuando intenté moverme descubrí que sentía dolor, mucho dolor. Gemí en protesta y cuando lo hice alcancé a ver cómo algo negro se movía a un costado, por el rabillo del ojo.
- ¿Ruby? - la voz suave, temblorosa y dulce hizo que mi corazón diera un vuelco. Volví la cabeza para descubrir que era Josh, ataviado en una franelilla negra, pantalones de jean y zapatos también negros. Lucía diferente. Las ojeras bajo sus ojos habían disminuido considerablemente, sus mejillas se veían más rosadas y parecía más fuerte y saludable, a excepción de la venda que cubría su mano derecha.
- Josh... - susurré y descubrí que incluso hablar resultaba doloroso.
- Hey. - saludó y cuando suspiró sus ojos se anegaron en lágrimas. - ¿Cómo te sientes? - inquirió tomando mi mano izquierda, la que no estaba vendada, entre las suyas y plantando un beso en ella.
- He estado peor. - bromeé a pesar de que experimentaba mucho dolor. Josh bufó y esbozó una sonrisa y acto seguido rompió en llanto. - Hey, está bien. - intenté calmarlo.
- Sí, sí lo sé. - asintió, intentando contener las lágrimas. - Estás despierta. - dijo como si no fuese lo suficientemente obvio que eso hacía que todo estuviera bien.
- ¿Dónde estamos? - inquirí finalmente, tras un par de segundos en donde Josh derramó otro par de lágrimas. - ¿Qué pasó?
Josh suplantó otro beso en mi mano y retrocedió.
- Te diré todo. - prometió. - Pero ahora mismo necesito que los doctores se aseguren de que todo está bien, ¿Ok?
Entonces abandonó la habitación y un par de minutos más tarde estuve rodeada de doctores y enfermeras que revisaron cada centímetro de mi cuerpo por al menos un par de horas. Cuando el chequeo hubo terminado, descubrí que estaba viva de milagro y que los doctores le habían dicho a Josh que lo más probable era que no despertara del coma en el que había permanecido la última semana y media.
Tenía una costilla rota, varios músculos desgarrados, múltiples fracturas en la pierna derecha, quemaduras de tercer grado en el brazo derecho, y un coágulo cerebral que por suerte se había diluido sin dejar secuelas. Los doctores decían que era un milagro, que había tenido mucha suerte y me habían recomendado pasar otro par de días en el hospital para monitorear mis funciones vitales.
Cuando los doctores finalmente me dejaron para descansar tras haber removido los tubos y los chupones y dejar únicamente una vía para el suero, Josh entró en la habitación y me estrechó contra su pecho con mucha delicadeza. Sentí sus lágrimas caer en mis cabellos y las mías humedecieron su camiseta. Y finalmente me contó todo.
Los Obispos eran una secta de fanáticos religiosos y científicos radicalistas que por años secuestraron personas alrededor del mundo. Eran un culto organizado que intentaba instaurar un nuevo modelo de creencias y gobierno por los métodos menos éticos, que hacía años era investigado por los gobiernos más importantes a nivel mundial, sin dejar nunca ningún rastro más que cientos de familias desesperadas en busca de sus familiares.
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WELCØME TØ TRENCH | [Josh Dun]
FanfictionWhen Bishops come together they will know that Dema don't control us... - Inspirado en el universo de Trench de la asombrosa banda Twenty One Pilots. Todo lo que creas conocer probablemente sea de ellos, lo que no... es cosa mía.