Trece.

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«Capítulo trece.»

Francisca.

— ¿N-no hay que levantarnos?—Murmure  mordiendo mi labio, mis ojos no querían ir a los de él porque si lo hacía mis piernas iban a temblar y esa sensación en mi panza iba a aparecer otra vez, tragué saliva y saqué mis manos de su nuca.

Si cara bajó hasta mi mejilla, apoyó su nariz e hizo un recorrido hasta mi cuello, hizo un poco de mimos y asintió con la cabeza, tomando fuerte mi cadera, di un suspiro bajo para que no se de cuenta y lo miré a los ojos cuando me miro.

— ¿Segura?—Pregunto susurrando, asentí mordiendo mi labio y cerré los ojos cuando sentí sus labios en mi mejilla, dando un besos suave que ni siquiera era con otra intención más allá que eso, o al menos eso sentí yo.

Se bajó de arriba mio removiéndose entre las sabanas y cuando llegó al borde de la cama se sentó mirando para otro lado menos a mi, cerré los ojos y me tape la cara frustrada, capaz que le re corte el mambo y se había enojado, o peor, se quería ir porque pensaba que era una estúpida que no aguantaba nada. Se puso la ropa se hoy a la nochecita y se quedó sentado mientras miraba el piso sin decir nada.

— ¿Valen?—Hablé moviéndolo un poquito, con miedo porque se haya enojado, me senté yo también en la cama y lo quedé mirando de costado, mientras sus manos jugaban entre sí.

— ¿Qué pasa?—Preguntó mirándome ahora si, sonrió de costado dejándome tranquila y se paró de la cama mientras intentaba abrir la puerta, me paré también de la cama y reí.—¿La cerraste?—Preguntó frunciendo el ceño al ver que no la podía abrir.

Asentí con la cabeza y saqué la llave de la mesita que estaba al lado de la puerta.

— Uh yo ya había pensado que nos habíamos quedado encerrados otra vez.—Sonrió mordiendo su labio, giré los ojos y lo corrí de al lado de la puerta para que me deje abrirla.

— Con permiso dijo el petiso.—Lo jodí burlona, todavía no me olvidaba de su ridícula forma de aparecer, y ahora que lo pensaba me daba gracia lo boludo que era y las frases que usaba.

— Me lo pego mi abuela, dejame.—Habló siguiendome por todo el pasillo, no me preocupaba que lo vieran, hoy mis papás iban a un viaje con sus amigos del trabajo y mi hermana seguro estaba en la casa de la vecina de en frente.

Y si esta tampoco le va a dar mucha bola.

— Pasas mucho tiempo con tu abuela entonces.—Dije entrando al baño mientras largaba una risa, él entró también y se ganó atrás mio esperando que termine de lavarme los dientes.

— Vivo con ella.—Habló cuando me estaba lavando la cara, quise abrir los ojos para mirarlo sorprendida pero me entró jabón en los ojos y en vez de preguntarle si era verdad pegué un grito.

Jabón de mierda.

— No te rías y abrime el agua.—Pedí cerrando con fuerza mis ojos, lo único que se escuchaba era su risa de tontito y yo tirando todo a la porquería porque no encontraba la canilla.

— Bueno, si querés.—Habló y no entendí el tono en el que hablo hasta que sentí como me apoyaba de atrás, agarrando mi cintura y pegandome a él y caminando un poquito más adelante para abrir las canillas.—, no podía pasar eh.—Avisó haciéndose el boludo.

24 horas ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora