Dieciocho.

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«Capítulo dieciocho.»

Francisca.

— Yo también te amo Valen.—Le respondí, sonrió mordiendo su labio y dejó un besito en mi mejilla, lo abracé por el cuello y él apoyó su cabeza en mi pecho, largando un suspiro, mi corazón latía rápido.

Era la primera vez que le decia «te amo» a una persona que no era mi familia y que haya sido Valentín me daba un poco de miedo, porqué era verdad, sentía un amor diferente por él.

— ¿Vamos a dormir? Mañana me tengo que levantar temprano.—Me pidió saliendo de mi cuello y acariciando mis mejillas, y ahí estaba la razón de porque sentía ese amor diferente a él, porque me volvía loca cuando me trataba así.

— Dale, vamos.—Sonreí, se paró de arriba mio después de dejarme algunos besos en las mejillas y me dio la mano para que lo siga y no me separe, con todo esto que había pasado notaba a Valen mucho más tierno y pegote.

¿Y para qué mentir? Me encantaba el Valen tierno y amoroso.

Subimos a su pieza agarrados de la mano y entramos cuando el abrió la puerta, prendió la luz del velador t buscó algo en su placard.

— ¿Te doy una remera Fran?—Me preguntó mirándome con esos ojitos azules, asentí con una sonrisa y el sacó una remera blanca lisa que me hizo reír.—¿Qué?—Preguntó fruncido el ceño.

— Es re raro que en tu placard tengas algo blanco, siempre de negro vos.—Dije recibiendo la remera, giró los ojos y se acercó para empujarme en broma.

— Es que mi alma es negra.

— Tu pija es negra capo, y no mientas que sos un osito cariñosito por dentro.—Lo jodí riendo, mordió su labio soltando una risa y negó con la cabeza después de un rato.

— Mi pija no es negra Fran, y no mientas, que sea tierno con vos es otra cosa.—Habló llevando una mano a mi mejilla y dejándome un besito corto, me quedé quita sin saber como reaccionar, Valentín me mataba con todo lo que hacía.—¿Te dejo lugar?—Preguntó después de un rato.

Tragué saliva y asentí con la cabeza separándome un poco. Bajé la mirada sintiendo mi corazón correr rápido y suspire cuando escuché que se fue, traté de no alterarme mucho y me tuve que repetir muchas veces que cuando se acerque a mi no me tenía que descontrolar.

Pero lo sentía imposible, si hasta cuando me puse su remera y sentí el olor me sentí nerviosa, me metí rápido a su cama y hundí mi cara en su almohada, intentando no gritar, no alterarme ni que Valentín tenga control en mi cuer...

— ¿Listo?—Su voz del otro lado de la puerta se escuchó y mi corazón dio un gran salto, hice un ruido con la boca para que lo escuche y la puerta se abrió, escuché su risita y cerré los ojos.—¿Tenés frío?—Preguntó, asentí con la cabeza sin mirarlo.—Ya voy yo y te caliento.

Mordí mi labio riendo un poco y saqué mi cabeza de su almohada, tomé aire cuando vi que se empezó a sacar el pantalón adelante mio sin darse cuenta y mordí mis labios cuando también se sacó la remera, vi si abdomen y sentí un cosquilleo pasar entre mis piernas.

— ¡Se te cae la baba!—Gritó exagerado, asustandome un poco por su grito, pero cuando se empezó a reír giré los ojos, se acostó a mi lado y se puso de costado como yo, para mirarme.

— No importa, tengo más.—Dije, sonrió acomodándose en la cama y acercó más su cabeza a la almohada, quedando en frente mio, me puse nerviosa cuando me miró fijo y cerré los ojos para que piense que iba a dormir.

Pasó un rato así, él en silencio y yo también, intenté dormir, pero sentía sus ojos en mi cara y no podía, hasta que los abrí nuevamente encontrándome con su mirada otra vez, cuando me vio, se hizo el boludo y miró para otro lado.

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