VICENZO:
Cuando acabo con mis labores del día, el par de hombres de los que tenía que hacerme cargo corriendo por el desagüe de sus casas, me acerco al prostíbulo de Constantino. Aunque esperé que todo a mi alrededor explotara ante el nombramiento de Arlette como parte oficial de la mafia siciliana, el Outfit ha reaccionado con sorpresiva tranquilidad. La noche que Marcelo anunció que se haría cargo de los negocios de su familia, estos se quejaron al instante, pero rápidamente fueron amenazados como respuesta. Hasta el momento no sé de ningún atentado que se haya hecho en su contra, pero no me extrañaría oír de alguno pronto, puesto que no solo se trata de que ella esté yendo en contra de todas las normas de nuestro mundo, de que Marcelo lo esté permitiendo, sino de que además esté probando ser buena en ello al sacar a Luciano y a Morello del panorama con sorprendente facilidad. Sin titubear o temer las consecuencias. Los hombres de La Organización aún no se han reunido para hablar sobre el tema, pero estoy seguro de que la verán de la misma manera. Como tener que pasar por un puente situado a miles de metros por encima del suelo con los tablones flojos y desgastados.
Como una amenaza.
Fuerzo mi mente a dejar de concentrarme tanto en ella como en nuestra última conversación cuando Don, tras la barra, coloca un trago de whisky frente a mí. Hay un par de putas calentándose mutuamente para mí en una de las habitaciones de arriba a las que no tengo pensado defraudar, pero necesito algo de alcohol en mi sistema si quiero olvidar el hecho de que una mujer, mi ex, precisamente, se está adueñando de Chicago.
Mi ex, a la que casi puedo decir que violé, pero dicho término es extraño y distorsionado en nuestro mundo y más aún en nuestra relación. Ella aceptó. Cedió a ello, en realidad, a cambio de mi ayuda, lo cual hace el hecho de que haya sido duro el problema, pero ella también se drogó para joderme. Se durmió con mi pene en su interior, por no mencionar que perdió su virginidad con alguien más cuando sabe que las mujeres mueren en nuestro mundo por eso. Estoy seguro de que si hubiera ido a la policía a denunciarme, ambos hubiéramos terminado en el psiquiátrico.
Pero entre nosotros, cosas como esas de alguna manera tienen lógica.
Tiene lógica que su ennegrecido corazón le pertenezca únicamente a los hombres de su familia, quiénes a su vez le entregan todo del suyo propio. Tiene lógica que sea capaz de ridiculizarme cada vez que desee, a costa de su inteligencia y rápido sarcasmo, pero a cambio me permita ser agresivo con ella cuando esté excediendo el límite. Tiene lógica que asesine a hombres por ella. Tiene lógica que envenene a mis putas. Tiene lógica me trate como basura porque soy el único que la puede ver como realmente es, quién ya no la subestima, y tiene lógica que la trate como un desastre inminente porque eso es lo que malditamente Arlette es.
Bueno, tenía.
Ya no le intereso.
Suelto un gruñido áspero tras mi trago número veinte y me levanto, mi mente lo suficientemente ligera para continuar la noche. Empiezo a quitarme la chaqueta de camino a la habitación en la que mis putas esperan. Algunas intentan acercarse, pero la mayoría de ellas me conocen y notan que no estoy de humor. Para cuando empujo la puerta y obtengo un vistazo de Melanie entre las piernas de una de sus amigas, una castaña de piel clara que noté apenas entré en el local, ya estoy sin camisa y desabrochando mis pantalones. Mientras coloco una mano en torno a mi eje y bombeo, las observo por unos minutos antes de acercarme.
─Suficiente ─gruño antes de situarme en el borde del colchón─. Tú, chupa. ─La castaña se acerca a gatas. Me mira fugazmente, una sonrisita traviesa en sus labios, antes de meter mi pene en su boca. Suelto un sonido lleno de aprobación. Lo hace bien. Fijo mi atención en Mel─. Tócala y tócate mientras lo haces. No quiero poner mis manos sobre ustedes esta noche.
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Cavalli © (Mafia Cavalli ll)
ActionUna buena hija. Una buena prometida. Una buena chica. Una buena princesa de la mafia siciliana. Solía ser lo que todos querían que fuera. Ahora, gracias a los asesinos de mi padre, el hombre más rico de la mafia siciliana, soy nada. TODOS LOS DERECH...