Capítulo 24:

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CARLO:

Después de tener la charla más extraña que he compartido con alguien a lo largo de mi vida, esta persona huye antes de que esté lo suficientemente consciente como para interrogarla. Cuando me despierto por la mañana, Sveta ya se ha ido con Constantino y Aria, por lo que no puedo mirarla a los ojos y preguntarle si ella fue la responsable de la muerte de Antonio, algo de lo que estoy casi seguro a pesar de lo surrealista que suene que una sola persona, una mujer, pueda encargarse de un capo italiano.

Pero estamos hablando de una especialista en burlar mafiosos.

Como su padre.

Como yo.

─Mierda ─gruño tras levantarme y entrar en la ducha─. Mierda.

Lo que sea que ella represente debe ser detenido. Tanto por su bien como el de Chicago. Así como su padre, uno de los hombres más inteligentes y brillantes del Inframundo criminal, no estaba preparado para la paz, estoy seguro de que de igual manera nadie está preparado para escuchar una delicada voz dar órdenes. Cualquier comportamiento que se haya desencadenado en torno a ello después de su secuestro es mi culpa, por lo que cualquier cosa que haga la ninfómana Vólkov es mi responsabilidad. Es el cabo suelto más mortal que he conocido.

Uno que no me puedo permitir.

*****

Pasan días, semanas, hasta que sucumbo a preguntar sobre ella. No me he acercado para no incrementar su loca ilusión de un compromiso, pero llega un punto en el que se hace necesario mencionar su nombre. Aún no se ha descubierto la identidad del asesino de Antonio, por lo que todo en mi cabeza continúa apuntándola. Aunque deseaba su muerte, hay personas dentro del Outfit que le eran leales y quieren la cabeza de quién lo hizo en bandeja de plata, por lo que han estado investigando, sin éxito, la escena del crimen.

Antonio murió por ingerir un té envenenado. 

El capo tenía la costumbre de beberlo varias veces al día, incluyendo en la madrugada, por lo que solía importar varias clases de diversas partes del mundo al mes. Un sobre de entre su lote más reciente estaba envenenado, pero nadie ha podido descubrir quién lo hizo. El hombre de la tienda a la que acudía ya ha sido interrogado y torturado, no necesariamente en ese orden, en busca de respuestas. El distribuidor. Sus guardaespaldas. Su esposa e hijos. Incluso sus enemigos están atónitos, puesto que el asesinato de un capo en su escalafón debe estar planeado con anticipación, así como su sucesión, porque siempre puede surgir alguien mucho peor, lo cual parece que es justo lo que está sucediendo.

Marco Ferro, el hermano de Antonio, cuyos principios son los mismos, pero intensificados, es quién aspira al puesto de Capo di tutti capi de la Cosa Nostra de Chicago. Quién tiene más votos a favor a través de la intensificación del odio que los miembros de la mafia siciliana sienten hacia los rusos, a quiénes culpa de la muerte de su antecesor sin tener la idea de lo cerca que está de la verdad. Al igual que su hermano, no siente respeto por los inocentes, pero mientras Antonio los utilizaba como última opción, Marco los usa directamente como medios para lograr un fin. Tengo los recursos para deshacerme de él y cientos de capos más en su posición, pero no el apoyo. Cuando los antiguos aliados de papá se den cuenta de que no comparto su punto de vista, el cual es afín con el de los Ferro, con la violencia, me darán la espalda.

Todavía no me deben lo suficiente como para obedecerme sin rechistar, como Constantino, que es en lo que esperé trabajar en estos años sin que algo como esto lo impidiera.

─¿Qué hacías por aquí a estas horas de la noche? ─le pregunta Marco, un hombre moreno de a mediados de los treinta, a una joven chica rusa a la que he visto varias veces prostituirse en las calles del territorio de Constantino, la cual el capo vio de camino a su restaurante, Fratello's, dónde algunas de las reuniones del Outfit se llevan a cabo─. ¿Tu gente no te advirtió?

Cavalli © (Mafia Cavalli ll)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora