Capítulo 15:

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VICENZO:

En mi experiencia, sabes que los problemas se avecinan, sin importar lo tranquilo que parezca todo, cuando terminas en circunstancias que no puedo entender y rozan lo absurdo. No soy precisamente una mente maestra, pero me he dado cuenta de que hay un patrón en ello. Cada vez que Arlette se acerca con una bonita sonrisa, como si no acabara de lanzar una cerilla a un charco de gasolina a pesar de que sus mejillas y manos estén llenas de cenizas, cosas realmente malas suceden.

Como ahora.

En la actualidad, mi ex prometida pasa la mitad del tiempo fingiendo que no existo y la otra mitad humillándome al tratarme como cualquier otro de sus hombres, pero en este momento, a decir verdad, no siento que se trate de ninguna de las dos cosas. Cuando me pidió u ordenó que me quedara, no se veía como si estuviera humillándome, por lo que ahora estoy sentado junto a su cuerpo semidesnudo, una furiosa erección empujando contra el cierre de mis pantalones debido a la forma en la que su linda piel y su figura lucen dentro de su conjunto de encaje rosa claro. Son las tres de la madrugada. Por prevención, a pesar de que mis ojos están empezando a cerrarse por sí solos, no he dormido en lo absoluto. Antes de esta noche, pensé que complacerla sería fácil. Que sacrificarme a pasar unos días como su escolta, la posición baja que me dio, saciaría su sed de sangre con respecto a mi familia y a mí, pero la verdad es que no es en lo absoluto sencillo.

Y de alguna forma terminamos aquí, ella durmiendo junto a mí como un bebé, desmayándose apenas su cuerpo tocó el colchón, y yo contemplándola hasta que el deseo de descansar supere mis ganas de continuar viviendo o en una sola pieza, puesto que no tengo ni idea de lo que pasará conmigo si bajo la guardia: si caeré en su trampa.

Esto no tiene sentido.

Una mierda seria está a punto de pasar.

Suelto un gruñido cuando Arlette suspira y se acurruca aún más cerca. Tiembla debido al frío, pero no se despierta por ello. No la cubro con las sábanas. No soy esa clase de hombre. Cada vez que se estremece en sueños, se acerca aún más. Lo último que veo y siento antes de unírmele es su cabeza de rizos castaños, casi rubios, sobre mi abdomen. Aunque lo que más deseo en este momento es irme, no puedo. Alguien tiene que asegurarse de que el demonio esté bajo control. Exceptuándome, estoy seguro de que nadie podrá.

Francesco es débil.

Marcelo no conoce las partes verdaderamente peligrosas de ella.

Fósil ya está viejo.

Flavio es un niño.

Yo, en cambio, de cierta manera fui criado para esto.

Seguirle la corriente, permanecer cerca, es la única manera de mantener a mi familia a salvo. Mientras me tenga a mí, no los querrá.

*****

Por la mañana, sé que estoy vivo cuando siento la calidez de los rayos de sol entrar por la ventana e impactar directamente en mi rostro. Alguien, probablemente Arlette, corrió las cortinas para que la iluminación llenara la lujosa suite presidencial de uno de los hoteles más caros de Chicago. Cuando me enderezo, me tomo un momento para evaluar mis extremidades. Suelto un suspiro de alivio al comprobar que aún cuento con dos piernas y dos brazos y que puedo moverlos con absoluta libertad. No estoy drogado o atado. También levanto la cinturilla de mis pantalones y echo un rápido vistazo dentro. Al comprobar que sigo completo ahí, me levanto y enderezo mis hombros mientras hago tronar mi cuello, el cual está tenso debido a la posición que me vi forzado a asumir, con la espalda apoyada en el respaldo de la cama y la cabeza ladeada, durante la noche. Aún no me he adaptado a la rutina de ser un soldado, hay una habitación y comida para nosotros unos pisos abajo, pero cada vez que alguno de ellos se acerca para intercambiar palabras o darme instrucciones, siento ganas de matar. No me llevo bien con las órdenes, muchos menos con las órdenes dadas por un jodido don nadie. Traidor o no, estuve a punto de asesinar a Luc cuando irrumpió en mi habitación designada y me comunicó los deseos de su ama. Si Arlette no fuera ahora la mujer más peligrosa del inframundo de Chicago, también la más inestable, habría cortado su lengua solo por interrumpir mi cena. El trabajo viene con carta libre para el servicio a la habitación, así que estaba dándome un festín de costillas asadas y otras cosas más cuando abrió maldita puerta, violando mi espacio, sin tocar antes.

Cavalli © (Mafia Cavalli ll)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora