Capítulo 41:

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VICENZO:

A las cuatro de la mañana me despierta el sonido del caos desatándose en el piso inferior. Muebles siendo arrastrados y volcados. Soltando una maldición entre dientes, tomo la pistola que Fósil me dio ayer y me dirijo sin camisa, solo en pantalones de pijama, a las escaleras. Las luces de la sala continúan apagadas, pero puedo ver al menos diez sombras moviéndose de un lado a otro a través del lugar. Apunto al frente y retiro el seguro mientras desciendo.

Revierto el proceso cuando llego allí y me doy cuenta de que solo es el equipo de la agencia de festejos que Arlette contrató para la boda, quienes están llenando cada superficie con arreglos de flores y otras mierdas. Guardo mi arma en la cinturilla de mis pantalones. Fósil se ríe con los otros guardaespaldas de Arlette, incluido Luc, al otro lado de la habitación mientras me señala. No me puedo molestar. Hice el puto ridículo. Me acerco a él con la frente arrugada, quitándome del camino de una mujer cargando con un ramo de rosas rojas del tamaño de un planeta.

─¿Por qué todo esto sucede tan temprano?

El viejo pervertido se encoje de hombros.

─Arlette quiere salir de ello rápido.

─Si no la conociera mejor, diría que está enamorada ─dice Luc antes de llevar una taza con café a su boca. Cuando termina de beber, enfoca sus ojos verdes en mí. El imbécil es grande. No tanto como yo, pero si nos enfrentamos probablemente sería difícil de derrotar. Como sea. Su barba de náufrago no me intimida, pero entiendo por qué Arlette lo escogió como su jefe de seguridad. No solamente pertenecía al equipo de élite de su padre. También probó su lealtad cuando estuvo en un mal momento─. Pero todos aquí sabemos que no es así, ¿no? ─Fósil, a su lado, deja de mirar a las personas entrando en la mansión para concentrarse en nosotros, interés en su mirada. Ambos utilizan trajes oscuros e intercomunicadores saliendo de uno de sus oídos─. Lo que no entiendo es qué saca ella de esto. ─Entrecierra sus párpados en mi dirección, claramente deseando que no estuviera aquí─. ¿Qué haces aquí a parte de solo hacerla más débil dándole más personas de las cuales debe preocuparse? Tu reputación y tú no son más que uno de esos malditos floreros.

Me adelanto para enseñarle quién es un maldito florero, pero Fósil se sitúa entre nosotros. Pone las frías palmas de sus manos sobre mi pecho desnudo, probablemente disfrutándolo, y me empuja hacia atrás. Le dedica una dura y significativa mirada a Luc por encima del hombro que hace que este bufe y se aleje en dirección a la puerta, dónde se dedica a mirar a las personas que entran con actitud tensa. Planeo seguirlo, pero Fósil me arrastra al patio trasero. El imbécil es fuerte para su edad. Me resisto cuando me anima a salir al exterior. La mañana es helada.

─Hablemos ─insiste.

Por un momento considero negarme, pero sus ojos, la sincera preocupación que veo en ellos, me lo impiden. Soltando un gruñido, me enfrento a la brisa y me apoyo en las piezas de mármol del balcón. Mientras su voz llena mis oídos, me dedico a contemplar el laberinto de rosas, el cual volvió a crecer y florecer en mi ausencia como si nunca se hubiera ido. Me pregunto si las personas que lo destruyeron ya han sido atrapadas. Si ya pagaron el precio de arruinar algo tan significativo para Arlette, como cada partícula de polvo en este sitio. No porque fue dónde se crió, sino porque fue dónde su padre vivió. Me sorprendió el hecho de que no hubiese tomado su habitación tras su muerte.

─No ha sido fácil, ¿cierto?

─¿El qué?

─Volver.

Niego.

Debería mantener la boca cerrada, pero Fósil es el hombre más reservado que conozco y hay algo en él, apartando sus erecciones por mí, que me inspira confianza.

Cavalli © (Mafia Cavalli ll)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora