Capítulo 23:

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CARLO:

Aunque sus ojos azules son prácticamente trasparentes, no tengo ninguna manera de descifrar si está hablando en serio o no, así que simplemente continúo mirándola y estudiándola en silencio. Desde que la conozco lo único en lo que puedo decir que es buena es seduciendo y manipulando, en nada más. Sin ni siquiera mencionar el hecho de que es una mujer, no un hombre, específicamente una princesa de la Bratva, no tengo ni idea de cómo podría ayudarme a convencer a su padre, alguien a quién le he ofrecido todo, de una alianza. Para él la sangre ya derramada de los suyos es más importante que un futuro libre de ella.

Sin discusión.

─¿Alguna vez te han dicho que estás loca?

Sveta ladea la cabeza y arruga la frente.

─No. ─Deja caer la porción de pizza que devoraba sobre su caja─. Pero creo que es porque nunca antes había encontrado alguien que me tomara en serio. ─Esta vez soy yo quién frunce el ceño. Ella suelta un suspiro─. Mi padre nunca me dejaría opinar sobre nada concerniente a la Bratva. Son aún más estrictos que los italianos. ─Alzo las cejas. Ella follando con todos sus hombres, desnudándose, viene a mi mente─. En el aspecto laboral.

Suelto un suspiro, incrédulo.

Mi día no puede ir peor. En la mañana tuve que ser testigo, participe activo, en realidad, de la boda entre mi ex y mi mejor amigo. Previamente no pude conseguir desahogar mi fracaso correctamente porque un ángel castaño se atravesó. Un ángel que me hizo creer que follaríamos y, en cambio, estamos hablando. En lugar de enterrar mi pene tan profundamente en ella como quiero, estoy actuando como una especie de psicólogo.

─Comprendo.

Une sus cejas.

─¿Y bien? ─pregunta─. ¿Eso es lo único que vas a responder?

No estaba en mis planes, pero ya que estoy empezando a preocuparme por esto, puesto que de estar loca podría contarle cualquier cosa a Mark, tomo asiento junto a ella. Tras ocultar mi rostro entre las palmas de mis manos por un momento, forzándome a tranquilizarme, alzo la cabeza y la miro.

─¿Qué quieres que diga?

La ex ninfómana rusa sonríe, pero luce insultada.

─Al menos podrías fingir interés y preguntarme cómo lo lograré.

Incómodo, me rasco la nunca.

─¿Cómo? ─Decido complacerla─. ¿Y por qué lo harías?

Sintiéndose en casa, Sveta se cruza de piernas sobre el mesón. Intento ignorar el hecho de que todavía está desnuda, pero mi erección regresa. Aunque esté dudando de su estabilidad mental y lo mejor que pueda hacer en este momento sea llamar a su padre para que venga por ella, sin importar las consecuencias que eso podría traer, continúa siendo una mujer hermosa.

─Mark Vólkov ama a su gente más que a nada. Si se negó a hacer cualquier tipo de trato contigo fue por respeto a ellos, pero estuvo tentado de aceptar. Está tan cansado como tú de la tensión entre italianos y rusos. ─Su tono de voz es tan sereno, tan tranquilo, que de alguna manera estoy escuchándola. Al darse cuenta de ello, Sveta sonríe ampliamente y se desliza hasta que sus pies tocan el suelo. Aunque nunca ha estado en la cocina antes, se dirige al armario en el que se guardan las botellas de licor como si sí─. En mi opinión, la única manera que tienes de lograr algo es si te vuelves tan importante para él como para valer el daño. ─Empieza a rellenar dos copas con champagne─. Es bastante simple.

Niego.

─Sigo sin entender.

Sveta rueda los ojos.

Cavalli © (Mafia Cavalli ll)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora