Capítulo 17

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El timbre sonó; supuse que quien llamaba a la puerta era Allek. 

Me adelante y quité el seguro del pestillo, sin mirar por la rejilla. Grave error.

Al abrir la puerta me espero la siempre agradable cara de Allek, lo que hace que mis manos comiencen a temblar, por los nervios de verlo. 

Pero la reacción que me dio al ver quien estaba al otro lado de la puerta, no se compara. 

La cara de Ricardo me sorprende de mala forma. De una forma que hasta escalofríos produce en mí.

Nunca lo había visto cara a cara, pero ya lo había visto en el afiche de la policía. Lo que lo hacía mucho peor que lo tenga al frente. 

Si no conociera parte de la historia de Ricardo, pensaría que es una buena persona. Tiene su cabello castaño peinado hacia atrás, tiene mucha barba, pero la lleva prolija. Su cuerpo no es muy fornido, pero tampoco es delgado. Tiene puesta una camisa verde clara, y un pantalón de vestir color crema. 

Sus ojos negros me observaban detenidamente, cosa que me empezaba a inquietar, así que separe mi mirada de la suya. 

—¿Es usted la señorita Heather Peterson? —me pregunta él con una sonrisa en la cara, yo asentí, sin siquiera decir una sola palabra. No sólo no quería hablar con él por el asunto moral, sino también porque sentía mi garganta seca. 

A Ricardo me lo había imaginado un poco más... no sé, más vandálico. Puesto a que solo había visto una foto de su cara, y sé que estuvo en la cárcel por 3 años. Pero este señor que tengo al frente, luce como si nunca hubiese matado una mosca. No se le escapa un solo pelo en su peinado y no tiene ni una sola cicatriz. En mi cabeza un machista maltratador lucía de una manera distinta. 

—Bueno, Heather, me alegro de conocerte. Mi hijo Allek me ha hablado mucho de ti, yo me llamo Ricardo —él me tiende la mano para que se la dé, en forma de saludo. Me pongo más nerviosa que nunca y le doy la mano casi temblando, justo cuando le voy a estrechar la mano, Ricardo agarra la mía y deposita un ligero beso en mis nudillos. Yo aparto mi mano de una vez.

—¿Qué desea Ricardo? —le pregunto y me cruzo de brazos sintiéndome incomoda. 

—Pues mi esposa me dijo que tú estarías cuidando a Alba, vine a buscarla. La llevaré a pasear —dice él muy calmado. Es obvio que él no creé que yo sé que golpeaba a Alicia, y que se divorciaron hace años.

—Me temo que Alicia le dio una información errada, a Alba hoy la está cuidando otra chica —le miento rápidamente para que no se dé cuenta. 

—No, yo sé que ella está aquí, por favor búsqueme a mi hija rápido —dice insistente. Es obvio que sabe que Alba está aquí, no creo que Alicia se lo haya dicho, así que supongo que él la estuvo vigilando. Dios, que miedo me da ese hombre. Debe estar loco.

—Escuche Ricardo, le mentí, Alba está aquí, pero no dejaré que se vaya con usted. Sé lo horrible que es, así que por favor váyase de mi casa. 

—¿Qué dia...? Escucha niñita, no sé qué mierda te inventaron Alicia y el pendejo de su hijo, pero me tengo que llevar a mi hija ahora mismo, y no me importa si no me dejas, de cualquier forma me la llevaré. Así que te sugiero que no te compliques las cosas y llames a Alba ahora mismo —me dice él, denoto el veneno en sus palabras. 

Ricardo está más que furioso, él es mucho más fuerte que yo, ni siquiera puedo tratar de competir contra él. Pero bajo ninguna circunstancia dejaré que se llevé a Alba, yo no me lo perdonaría, pero Allek... Allek me odiaría. 

Lo único que ronda en mi cabeza es gritar el nombre de mi hermano mayor, para que venga a ayudarme, así que es lo que hago. 

Para mi fortuna Dean llega rápido y se pone a mi lado. Él me mira con el ceño fruncido, preguntándome con la mirada quién es Ricardo. 

¿Destino o casualidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora