Heather.○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○
La suave y cómoda sábana impide que me despierte como debe de ser, por ende, mi padre es quien me despierta a su manera.
—¡Heather!, ¿ya estás lista? —grita mi padre, mientras está tocando mi puerta.
Me levanto de la cama rápidamente y, me tropiezo con una caja de la mudanza.
—¡Sí, Papá, ya estoy lista! —le respondo, evidentemente mintiéndole, mientras me levanto del piso.
Observo el alrededor de mi habitación y noto que hay mucho reguero por la mudanza, desde cajas sin lugar, hasta ropas por los suelos. Debo arreglar este cuarto cuanto antes.
—¡Kyle despierta! —grita mi padre, y continúa levantando a mis demás hermanos.
Ser hija de un militar no es nada fácil.
Primero: debes estar lista a las 6, "la puntualidad ante todo", dice mi padre.
Segundo: el orden debe ser clave de vital importancia, "mejor tener orden, antes que un gran desorden", también dice mi papá, sí, digamos que él no es Shakespeare.
Y tercero, pero para nada menos importante: barriga llena, corazón contento. No es ninguna regla estricta, pero mi papá ama la comida.
Como les decía, ser hija de un de un militar no es nada fácil. Sobre todo si es una gran familia que hay que mantener, esto tiene a mi padre moviéndose mucho de estado, a estado. Esta vez lo ascendieron de rango y, le asignaron, vivir en California. Los Ángeles, California.
Al escuchar la noticia yo me puse súper feliz, ¡por supuesto que sí! Los Ángeles es la cuna de las estrellas, y mi sueño era ser una gran actriz.
Pero sin embargo mis hermanos no se lo tomaron muy feliz, como Antonella, mi hermana mayor, que tuvo que dejar a su novio en Boston.
Y mi madre, que ahora mismo está en Somalia de misionera, que quería quedarse en Boston por los recuerdos que le daba la casa.
Mientras estoy buscando la ropa que me pondré luego de bañarme, veo algo que se mueve por la ventana, lo que me intriga un poco, así que me acerco con cautela a esta.
Al llegar al frente de la ventana observo, que ese algo que vi, es un chico de cabello marrón que está intentando abrir mi ventana.
¡Ay por Dios, un ladrón!
¿Qué hago? ¿Qué hago? Sabía que aquí en Los Ángeles robaban. Pero no esperaba que me robaran tan rápido.
—¡Hey vete de aquí Brayan! —le grito para que sepa que lo vi, él me mira a los ojos frunciendo el ceño sorprendido—, ¡papáaaaa! —lo llamó para que venga cuanto antes.
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¿Destino o casualidad?
Genç Kurgu《Lo nuestro fue tan inesperado que nos encontramos sin buscarnos》 No sabemos cómo pasó, no sabemos si fue el destino o si fue pura casualidad. Sólo sé que te encontré y no te quiero dejar de amar.