21: C a r i ñ o.

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Ya han pasado dos semanas desde que Antonella me confesó que estaba embarazada, desde entonces Antonella no ha querido hablar más del tema. Cada vez que le trato de decir algo lo evade, así que ya no le quiero hablar sobre su embarazo, hasta que ella esté lista para afrontarlo.

Estoy en mi habitación, sentada mientras termino la tarea de física en mi pequeño escritorio. Reviso la hora en mi celular y veo que ya son las 10. Me tomó 2 horas realizar todas las tareas que me dejó la profesora. Me he estado esforzando bastante en esta materia, todo para que las calificaciones estén al nivel de la universidad a la que aspiro.

De lo que todavía no saben mis padres, aún no les he contado que pienso estudiar Artes Plásticas, en la UDLA. No me preocupo mucho por su reacción ya que creo que me apoyarán.

Me desvío de mis pensamientos cuando me llega la notificación de varios mensajes en WhatsApp.

Al desbloquear la pantalla descubro que es Allek quien está escribiendo. 《Al fin se digna en aparecer, Allek Jones》pensé. Hoy Allek no fue a la escuela; por lo que cuando llegué de clases intenté contactarme con él, pero no pude. 

Hola cariño

¿Cómo estás?

¿Cariño? me acaba de decir cariño. Esto me hace sonreír, es la primera vez que me pone un apodo que no sea: Peterson, la que lo tiró por las escaleras, vecina, u otros que no tienen que ver con algún significado romántico. 

Yo estoy bien, ¿tú cómo estás? 

¿Cariño?

Espero para responder su mensaje, pero no llega. 

Continúo con mis tareas de Física, las que al fin estaban llegando al final. Cierro mi cuaderno al momento en el que tarareo ¨We are the champions¨, y los voy a colocar dentro de la mochila. 

Escucho que alguien toca la ventana, lo que hace que mi primera reacción sea temblar del susto. Por inercia dejo caer la mochila y veo hacia la ventana, me fijo en quién está ahí, Allek. 

Está loco, completamente loco, ¿cómo se le ocurre subir por la ventana? Y más tan tarde, ¿acaso está viendo por dónde pisa?

Rápidamente le abro la ventana para que pueda entrar. 

—Estás loco. 

—¿Por? —me dice mientras intenta entrar, yo lo ayudo sujetándole el brazo?

—Por subir esas escaleras tan oscuro, ¿y si te caes? —le digo refiriéndome a las escaleras que carga desde su casa. 

—No te preocupes por eso, he hecho esto miles de veces. 

—No sé si debería preocuparme, o preocuparme. No deberías andar subiendo a habitaciones ajenas así. 

—Heather, tranquila, sólo es a la tuya —dice mientras se reincorpora, ya que entró a mi habitación. Allek empieza a sacudirse la camisa, ya que calló en el piso. 

—¿Aww? —digo con sarcasmo. Allek me hace una mueca, y se ven tan lindo que lo abrazo sin más. Al principio lo tomo por sorpresa, pero luego siento que sus músculos se relajan,  deja que acomode mejor mi cabeza en su cuello, huele tan bien. Él enreda sus trabajados brazos en mi espalda— Me dijiste cariño. 

—Sí —dice con mucha calma en su voz—. ¿No te gusta?

—De hecho me pareció muy lindo. ¿Hoy dónde estuviste? —le digo y nos separamos del abrazo. Lo que es una pena ya que sus abrazos deberían ser eternos. 

—En el medico con mamá y Alba, Alba tenía mucha fiebre. 

—¿Cómo está ella?

—Ya está mejor, le recetaron algunos medicamentos y se le calmó la fiebre. 

—Genial —. Tomo la mano de Allek y lo guío hacia mi cama. Él enarca una ceja y me regala una sonrisa de boca cerrada.  Lo empujo y cae sentado en la cama. 

—Heather —me dice como una advertencia... ¿de qué?

—Allek —menciono su nombre sonriente, lamo mis labios.

Él se levanta de la cama.

—Tienes dos padres militares, no creo que es buena idea que esté en tu cama, mientras ellos están en la casa. 

—¿Y cuándo no estén en casa?

—De eso ya tienes tú la respuesta, la mía ya la tengo bien clara —. Allek agarra mi cintura repentinamente, y me pega a su cuerpo. No esperaba ese movimiento, por lo que mis latidos se aceleran, mi respiración también se hace notar. Allek levanta mi barbilla con su pulgar, nos miramos a los ojos, segundos antes de cerrarlos, cuando nuestras bocas se unen y empiezan a saborearse. Lentamente. 

Mi mano, la cual está en el pecho de Allek, asciende hasta llegar a su hombro, al que me aferro. 

Allek empieza a caminar hacia delante, lo que hace que mi espalda choque contra la pared. Pongo mis manos a los lados de su rostro, y lo beso con más fuerza, él me besa con más ímpetu. Sus manos bajan por todo mi espalda y se posicionan en mis caderas. Con mis manos en su cuello, enredo mis piernas en su cadera, y él sus manos en mi cintura. 

Y así continuamos, hasta el momento en el que él baja por la escalera. 

 

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¿Destino o casualidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora