Blood [HyungWonho]

Capitulo 11.

Wonho pestañeo varias veces hipnotizado por el cruel y hermoso rostro que tenía enfrente. La primera vez que vio al castaño lo vio a lo lejos pero aún así quedó sorprendido por su belleza. Pero ahora era otro cuento, lo tenía casi a cinco pasos de distancia. A pesar de la oscuridad de la noche agradecía que la luna estuviera brillante y podía claramente observar al castaño.

—¿Siempre te quedas viendo a los demás así?—Preguntó Hyungwon.

Wonho había investigando (Sin levantar sospechas) el nombre del vampiro, Jooheon se lo había dicho. No sabía cómo él conocía el nombre del vampiro, pero se alegró tanto al saberlo. Hyungwon... sonaba tan bonito. Bajo de su nube cuando vio la mirada del castaño. Se aclaró la garganta y se recompuso.

—¿Cómo?

—De esa forma tan intensa—Dijo el castaño—. Es un poco incómodo.

—¿Intensa? No creo...

—¿Qué haces aquí?—Lo cortó abruptamente el castaño.

Mierda, no podía decirle que estaba a mitad del bosque, por verlo a él. Que daría como un rarito.

—¿Perdón?—Fingió desconcierto.

—Has venido todas las noches atrás, a la misma hora y te quedas en el mismo lugar siempre ¿Qué es lo que quieres?

Wonho podía responder a esa pregunta pero no lo iba hacer.

—Es la primera vez que vengo—Mintió—. Te estas confundido.

—Se que otros licántropos han estado rondando la mansión. Pero por alguna extraña razón puedo reconócer cuando tú estás cerca—Algo dentro de Wonho, se removió ante las palabras del castaño. Entre todos los demás lobos, él podía diferenciarlo—... Es molesto.

La sonrisa que se comenzaba a formar en los labios de Wonho se derrumbó.

—¿Molesto?

El vampiro lo vio por unos segundos.

—No sé quién eres y ni me importa saberlo. No sé cuáles son tus intenciones al venir todas las noches hasta aquí, pero deja de hacerlo. Puede que mis hermanos quieran llevarse bien con ustedes, pero yo no estoy incluido en eso—El vampiro acortó la distancia entre ellos y lo miro con sus fríos ojos marrones, un dulce aroma a jazmín se desprendía de él—. No te quiero volver a ver.

Sin esperar respuesta, el vampiro se internó en la oscuridad del bosque. Wonho debería estar enojado por las palabras del vampiro. Pero no era así. Le había bastado con verlo. Claro que abría querido conversar con él vampiro, pero esté le dejo en claro que no lo quería cerca. Las palabras que él rubio le había dicho la vez que estuviera en la casa resonaron en su cabeza «Hyungwonnie, odia a los de tú especie» no era sorpresa era algo natural que ambas razas se odiaran. Entonces ¿Por qué Wonho sentía que su corazón se apretujaba al ver el desprecio que sentía el vampiro hacia él?

No tendría que por qué importarle pero lo hacía, le importaba. ¡Dios! todos los días atrás había pasado pensando en el castaño era algo estúpido de su parte, no mejor dicho él era estúpido. ¿Que es lo que estaba haciendo? ¿Por qué sus ojos se estaban cristalizando? Mierda era un vampiro tendría que odiarlo no estar intentando acercase a él. No sentir esta necesidad.

Ignorando la punzada de dolor, tomó su forma de lobo escuchó el sonido de su ropa al rasgarse, ya en su forma lobuna. Olió algo dulce y excitante. Sabía a quién le pertenecía ese delicioso olor que lo embriagaba. Lo podía sentir a la distancia no quería ni imaginarse estando cerca de él. Una cosa era estar cerca del vampiro en su forma humana pero era totalmente distinto en su forma lobuna, sus instintos y deseos aumentaban drásticamente. Convirtiéndose en  una criatura primitiva e irracional.

Pero contuvo todos esos decesos que burbujeaban dentro de él, no podía ir tras el castaño, él le había dejado claro que le molestaba su presencia y eso dolía. En lugar de seguirlo y correr hacia el embriagante aroma, corrió en la dirección contraria perdiéndose en el bosque.

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El canto de un pájaro lo despertó, sintió un molestar en su espalda, ese clase de dolor por haber dormido sobre algo duro e incómodo. Abrió los ojos lentamente, el resplandor del sol lo golpeó. Cuando pudo orientarse se percató que se había quedó dormido en una parte del bosque. No le sorprendió varias veces le había pasado, quedarse dormido mientras corría por el bosque, lo que le sorprendió fue que tenía una pequeña manta roja, cubriendo su desnudes.