2

287 53 10
                                    


- Revisenlo bien, es mi mejor cliente- no estaba avergonzado de admitirlo, le temblaron las manos al subir a la ambulancia junto a él. Tenía un pavor inaudito a los hospitales, todo lo que tuviera relación con las guardias, la sangre y los heridos, recuerdos escabrosos de su niñez y de la enfermedad de su madre.

- Señor, ¿recuerda su nombre?- los paramédicos intentaban hacer hablar al paciente.

- Sí, si... Loki Tha... La... Laufeyson.

- ¿Qué fue lo que sucedió?

- Compré unos libros, son muy buenos. No la escucho muy bien, señora, no quiero perderlos.

- Los tengo yo, Laufeyson, no te preocupes. Lo asaltaron. Laufeyson, ¿qué te hicieron?

- Tiraron mis libros al suelo.

Heimdall se llevó las manos a la cabeza echando atrás sus rastas. Si hubiera seguido caminando, ahora estaría en su casa comiendo una hamburguesa o el especial del día con jugo de naranja.

- Como lo siento, doctora, a él solo le importan sus libros.

...........

Heimdall se estremeció ante los olores y los colores dentro del cubículo apartado para Loki, todo le resultó confusamente familiar.

- De niño me gustaba imaginar que tenía poderes de control mental con vista de rayos x, que era capaz de predecir el futuro y de mover objetos con un ingenioso movimiento de mis manos.

- Que patético eras y eres.

- Solo estoy tratando de distraerte para que no sientas los puntos, Loki.

- Prefiero sentirlos antes que escuchar tu irritante voz.

- ¿Ustedes son pareja?- la enfermera comenzó a reirse al escucharlos.

- Dios me libre, no.

- No tienes que ser tan hiriente, Loki, no estoy interesado.

- ¿Dónde están mis libros?

- Los tengo yo, tranquilo.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora