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Loki pareció interesado ante la intrusión, lo vio en la expresión macabra que hizo Heimdall al escuchar a aquella. ¿Quién podría ser la mujer que provocara este sentimiento en Heimdall? Loki quería saberlo. Aún estaba cacareando por dentro esperando ganarle la pelea pero estaba intrigado también y esto era igual de fuerte.

- Estoy ocupado ahora- intentó disculparse el moreno.

- Por favor, Heimdall, es solo un momento.

La voz sonaba quebrada.

- Si, Heimdall, es solo un momento- se burló Loki.

Heimdall accedió, muy a su pesar. No podía desairar a la señora así dejandola en la acera con la palabra en la boca ni tampoco salir a hablar con ella en la calle. No quería ser irrespetuoso, ella era un alma bondadosa y siempre había abogado por él ante Odin. Se quedó un momento pensando cómo mantener a Frigga cerca de la puerta y a Loki lo más lejos posible de ella en la cocina. Esto no podía convenirle a nadie, que los trapos sucios de Thor salieran al aire con él ausente. Miró a Loki que lo miraba a su vez a él y le rogó.

- Tengo que hablar con esta señora. Es solo un momento, ya regreso. Por favor, quédate callado. Mira algún libro o algo y después seguimos hablando.

Loki no le respondió enseguida, por supuesto que no iba a marcharse sin dejar en claro su falta de interés en él pero tampoco quería que una extraña lo viera en su departamento a solas con Heimdall. Además él quería ver quién era, ahora estaba picado de curiosidad.

Era una mujer madura y elegante de rostro jovial con una luz capaz de encandilar la de los demás. Cuando Heimdall la dejó pasar, ella pareció agradecida más su sonrisa se esfumó al ver la oscuridad del corredor. La casa de los hombres solos siempre le resultaban aterradoras, vacías y en desánimo. Al contrario de lo que Heimdall esperaba, no permaneció en el corredor y avanzó hasta llegar a la cocina donde Loki de pie detrás de un sillón, lo esperaba aún.

Ella se quedó mirandolo creyendo que Heimdall iba a presentarlos, que Loki era su nueva pareja y quizá eso dio a entender por lo que Heimdall se apresuró a negar con la cabeza.

- Soy Frigga.

- Loki.

- ¿Amigo de Heimdall?

- Ja ¿amigo yo?- se rió y se disculpó rápidamente por ello- Lo siento. No. Absolutamente, no. No somos amigos, no estoy aquí por nada en especial.

Frigga se volvió entonces intentando hablar bajo.

- ¿Cómo has estado?

- Bien- Heimdall a secas como siempre.

- Estás delgado... no puedes... así... podrías y deberías...

- ¿Dónde está Thor?

Loki se volvió, expectante. ¿Por qué esa mujer preguntaba por Thor? ¿era acaso una seductora empedernida? ¿una sugar mommy? Hizo más silencio dejando de respirar durante tiempos prolongados para oirlos mejor en sus cuchicheos intermitentes.

- Él no está, se fue hace varios días.

- ¿Adonde? No responde mis llamadas. Sigue ausente... castigandome por algo que no hice.

¿Por algo que no hizo? ¿Quién era esta fulana y qué no había hecho para hablar así? ¿buscar a Thor donde ya no habitaba? Ciertamente no era de fiar si Thor no le había hablado de él, ni a él de ella. ¿Pero quién, quién podría ser?

- Disculpeme ¿por qué pregunta por Thor usted?

- Oh- Frigga se alegró suponiendo que no le era indiferente- Él es mi hijo.

Silencio.

Heimdall temió por supuesto que Loki comenzara a chillar más fuerte creyendo que era una farsa. O peor, que gritara a los cuatro vientos que se estaba viendo con él, que vivían juntos en pecado, que su hijo era homosexual ahora. Todo parecía la trama sacada de una telenovela barata. Pero no, Loki era ante todo muy formal y paciente, como un ser frío sin sentimientos, apenas pudo acotar algo.

- No puede ser, su madre murió- Heimdall notó su palidez fantasmal.

El hecho de imaginarla muerta hizo que Frigga se estremeciera también pero no se dejó amedrentar. No era la primera vez que le pasaba y tampoco la primera vez que Heimdall salía a su rescate.

- Loki se confunde, por supuesto. Es mi madre la que ya no está.

- Muchas personas creen lo mismo, no sé por qué. Incluso Sif cuando llegó a casa. ¿La viste, Heimdall?

- No.

- Deberías llamarla, está afligida. Parecía todo marchar tan bien. Yo tampoco entiendo qué pasó. ¿Thor te dijo algo?

- No, no sé nada. Yo no me meto.

- ¿Pero no te habló?

- Yo no sé nada, ya te dije.

Se quedó en silencio hasta que Frigga se rindió, no le sacaría más información, parecían los hermanos complotados en rehuirle como si ella fuera portadora de malas y se marchó. Muy amable ella se despidió pero Loki no supo corresponderle.

Él parecía hipnotizado por sus palabras. Las unía, entretejía la historia intentando acoplarla a la suya, llenando los huecos que Thor dejó en el tiempo que llevaban juntos. Ya no estaba enfadado por lo que había ocurrido en la noche. El asunto parecía enterrado ya.

- Esa era su madre.

- Si- Heimdall suspiró.

- ¿La tuya murió en un naufragio?

- Una enfermedad.

- Y tu padre está...

- En su casa, debe ser. Se casó con Frigga antes que yo naciera.

- ¿Quién es Sif?

¿Quién es Sif? ¿Quién era? ¿Como iba Heimdall a responderle eso sin despertar a la jauría interna de Loki? Thor debiera ser el que se lo dijera, no él. No quería ser otra vez quien pagara los platos rotos, quien se ganara el oprobio de sus amistades. Miró alrededor para no tener que enfrentarlo.

- Dioses, deberías irte ya. No pasó nada, Loki, y lo que tengas que decir, diselo a Thor. Yo la pasé bien hasta que me di cuenta...

- ¿De qué?

Heimdall revisó el libro en la mesa, el libro que había sacado de su negocio el día anterior, pensando en Thor y sus mentiras piadosas y engaños recientes, "El farsante".

- De que no puede ser así.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora