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- No te merecías esto, Loko.

Loki estaba seguro de ello. Bueno, no tanto. Se había dejado marear por un rostro bonito, eso sí, ¿pero quién no? Él estaba solo, muy solo y necesitado de afecto. Ya estaba cansado de parecer orgulloso, enfermo de ansias por comprometerse, oficializar una relación. Era el único de sus hermanos que nunca se había casado y lo que antes se traducía en libertad financiera, libertad para moverse sin dar cuenta a nadie ahora se había vuelto en una carrera caótica contra el tiempo. Ya no se sentía tan joven, ocultaba la aparición de sus primeras canas y sus achaques de salud, su migraña constante y fungía estar bien para los demás.

No le dolía tanto como el primer día, él sabía que el tiempo podía llegar a curarlo. No era su primer rompimiento de todas formas, las relaciones acabadas eran como un lastre mental que lo volvía todo incómodo cuando daba clases y sus alumnos lo picaban para que contara su estado civil. Las niñas lo veían melancólico y querían emparejarlo hasta con el director. Eran incoherentes aunque adorables y lamentablemente muy persistentes, proponían sujetos de buen ver que Loki jamás en su vida había mirado.

Cinco días después Thor regresó muy arreglado por el resto de sus cosas. Si no hubiera sido por Hela quizá habría sucumbido a sus encantos otra vez. Ella se ocupó de mediar y estuvo presente supervisando la mudanza completa mientras Loki se cagaba de frío en el patio trasero, llorando internamente por la separación.

Estuvo tentado varias veces de hacer trampa y mirar adentro. Sabía que sería en vano pero aún así lo quería intentar. Hela había cerrado la puerta con llave y arrojado ésta el lavabo con tan mala suerte que se perdió por el drenaje. Cuando Thor se fue y la llave no apareció, ambos hermanos tuvieron que acudir al vecino para que hiciera pasar a Loki por el alambrado.

Cuando volvió a entrar a la casa después de que Hela se fuera, lo resintió. Las pocas cosas de Thor que alteraban el orden del dormitorio ya no estaban para amargarlo pero aún así se sintió doblemente infeliz. Volvió a llorar entonces, no tenía de recuerdo consuelo una fotografía con él, ni siquiera su letra estampada en papel, nada. Se preparó un té y lo tragó caliente esperando quemar su garganta al menos, sentir dolor por otra cosa que no fuera Thor y se echó sobre la cama con dos de sus libros favoritos para alternar la lectura sobre uno y otro y mantener su mente ocupada en ello.

Por más que lo intentó, no pudo dormir.

.............

Su teléfono sonó, tarde ya, y él se preocupó, pensando en Hela o en Proxima, preguntándose si algo les había pasado, pensando en lo insignificante que podían llegar a ser las otras cosas si algo le pasara a ellas.

Cuando atendió, todavía asustado, se volvió aliviado pero aún deprimido. Era Thor, lamentandose de su ausencia mientras mudaba sus objetos. No se lo dijo directamente, Thor podía ser aún más orgulloso de lo que parecía pero entonces Loki lo supo, se había arreglado para él.

- Me habría gustado poder hablar contigo una última vez.

- Estás hablando conmigo ahora.

- Te extraño.

Sonaba sincero pero Loki no iba a caer tan rápido en su juego. Quiso colgar y terminar con esta tortura pero su voluntad cedió ante las palabras bonitas del rubio. Él tenía facilidad para eso, sus halagos provocaban placer, tenían un efecto sedante en cualquiera que buscara. Loki lo sabía entonces, que no era el único en su lista pero ¿por qué no podía sacarse esta extraña necesidad suya de rebajarse ante él?

Lo dejó hablar hasta que la voz de Thor se agrietó. Loki llegó a olvidar hasta por qué estaba enojado. Si era por mentirle ¿quién no miente en estos tiempos? Si buscara algún defecto en los hombres más honrados y sinceros seguro hallaría una colección de verdades macabras en cada uno de ellos y ninguno saldría limpio. ¿Por qué esperaba más de Thor? ¿por qué se creía merecedor de algo más?

Thor no perdió el tiempo.

Hizo que Loki se mojara imaginando esas manos levantandolo y empujandolo contra los muebles, golpeando rudamente su trasero con su pelvis y tocandolo por todas partes.

Le pidió que fuera a la casa que estaba deseoso de hacer realidad esa fantasía y Thor no se hizo rogar. No sabía dónde estaba, con quién, pensaba después preguntarle, pero cuando Thor entró de nuevo como si nada malo hubiera pasado entre ambos, poco le importó.

Se dejó arrastrar hasta el dormitorio, sobre la cama donde aún lo esperaban sus libros, Thor arrojó todo y volvió a someterlo a su voluntad.

Estaría arrepentido por la mañana, Hela terminaría por darle el sermón de su vida pero sentirlo otra vez después del gran pleito...

Loki volvió a llorar, que estúpido se sentía, hacia seis días estaba seguro de poder abandonar al rubio si en algo raro andaba, de tirar sus cosas por la ventana, estaba seguro incluso de sentir algo por Heimdall pero era muy orgulloso para aceptar esa realidad.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora