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Al día siguiente, Loki despertó herido por haber perdonado tan rápidamente el desplante de Thor. Halló algo de razón en algunas de las cosas dichas por su hermana pero aún así se negó a caer. Lo observó, el rostro sereno, impasible ante el desconcierto propio, durmiendo con la placidez del que no ha cometido falta alguna y volvió a dudar.

No podría Thor haber mentido para no pasar la Nochebuena con él, estaba en su cama ahora, su prioridad. Aún sus excusas fueran incoherentes, merecía el beneficio de la duda.

Se levantó y fue otra vez al living a levantar el libro a medias leído sobre la mesa. Lo había adquirido hacia mucho, antes de conocer a Thor, el día que fuera asaltado. Una mancha y un doblez sobre una de sus páginas lo había tenido loco un tiempo pero lo había aceptado luego de ir a otra librería a comprar el mismo ejemplar. Lo había hecho con remordimiento, como si tal resultara en una estafa o traición hacia Heimdall y nunca había entendido por qué. Como fuera, tampoco había logrado terminar su lectura, su mente divagaba entre el que permanecía en falta con su mancha indecorosa y el vulgar reemplazo en el estante de la biblioteca, en un lugar privilegiado.

Volvió a acariciar el lomo un poco maltratado y a mirar sus hojas inmaculadas. Él sabía por qué. De alguna manera, había perdido el interés en descubrir sus palabras, como si hubieran agotado su valor. No era por su trama rica en detalles, no, era otra cosa. Tener la copia exacta guardada sin abrir hacía que se perdiera entre ambas. Era complicado pero él se entendía. Entonces, solo se quedaba observando la tipografía resaltada, la imagen de fondo surreal y la editorial mínima en un rincón.

Se sintió estúpido de pensar cosas tan profundas e innecesarias, como si alguna vez pudiera contarselas a Thor. Ahora despertaría interesado en continuar su vida, olvidando la decepcionante cena navideña y él le seguiría el juego porque no eran personajes ambos de una de sus historias de misterio. Solo dos personas en el mundo real, dos sujetos comunes y verdaderos, muy diferentes entre sí pero reales, de carne y hueso.

...........

Ese sábado Laufeyson se acercó a la librería con tono amable, sin hacer aspavientos por ninguna cosa, sin complicar la existencia de Heimdall con comentarios hirientes. Thor ya había averiguado el precio de unos libros que quería y hasta se atrevió a pedirle a Heimdall que cuidara la caja mientras subía a acompañar a Loki a buscarlos.

Se tardaron más de una hora en ello.

Heimdall estaba molesto, pero en su desánimo no supo por qué o contra quien. Cuando los vio volver, Loki sonriendo con un ejemplar de "La raza del oso" en sus manos y Thor, apabullado sin duda por información literaria que no había pedido, se calmó.

Volvió a ser el que era, un animal sediento de lectura y conocimiento, pero ansiaba también el debate al que Loki lo tenía acostumbrado. Ahora era diferente, con Thor presente, no tenía formas de iniciar una conversación decente porque él evitaba cualquier intercambio de ideas.

Aún así lo intentó, azuzarlo para despertar su ira, hablarle pestes de algún escritor novato o despreciar un concurso literario de renombre pero el chascarrillo no le resultó. Loki se rehusó a responder sus preguntas, hizo un mohin de nada mientras sacaba el dinero de su billetera y Heimdall vio a Thor retorcerse de angustia ante el despilfarro.

Era su dinero, Heimdall no pudo evitar mirarlo mal por ello. A Loki le gustaba gastarlo allí, en lo que más amaba.¿Qué podía importarle a él?

Loki se mantuvo expectante ante la cuenta que hacía Thor mentalmente para dar su cambio y pecó de ingenuo al pedirle que se lo quedara para usarlo después juntos.

Estaba a punto de irse otra vez y el moreno se decidió. Era ahora o nunca.

- ¿Dónde pasarán año nuevo?- Heimdall hizo la pregunta fungiendo inocencia pero observando de reojo la expresión desencajada de Thor- pueden venir a mi casa ambos, incluso Hela. Mi hogar es humilde, tengo un cuarto sin ventana pero un sofá muy cómodo, solo un poco estropeado por alcohol pero nada desdeñable.

Loki pasó sus dedos sobre el lomo de unos tomos enciclopédicos haciendo un puchero pero sorprendido por el convite y Heimdall temió por un momento que se excusara, mandandolo al mismo demonio.

- No queremos molestar.

Retrocedió ante la respuesta, incrédulo por la excusa elegida pero fue rápido para contestar.

- No molestan, son educados, hasta me agradan.

Loki miró entonces a Thor, buscando en él algún signo de incomodidad por la propuesta, solo una cena, la cena de año nuevo y algo dentro suyo se encendió, como una trama de novela, un maquiavélico plan para cobrarse lo sucedido en Navidad.

Se volvió hacia Heimdall con una sonrisa apenas perceptible, y aceptó.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora