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*Aclaración: Heimdall y Thor son hijos de Odin pero de diferente madre.

Su teléfono comenzó a sonar pero Thor parecía, de hecho, negado a atender. Heimdall lo hizo, de mala gana, la foto de Laufeyson en la pantalla lo incomodó un poco pero igualmente deslizó el dedo y respondió. Luego supo por qué.

Era Frigga. La dulce madre de Thor quería saber de él, lo que fuera, se preocupó por Heimdall, quería saber si Thor estaba siendo desconsiderado, si estaba abusando de su hospitalidad, tampoco entendía por qué el rubio se negaba a contestar sus mensajes.

Heimdall la tranquilizó, las cosas estaban marchando bien o eso creía, le mintió que Thor había salido a comprar cigarrillos y después de veinte minutos de sobrecarga emocional, "Heimdall, sé que estás enojado con tu padre pero sería muy bueno para ambos que se encontraran aquí en Navidad, vamos a estar esperándote. Por favor, piénsalo" logró cortar la llamada.

- ¿Por qué no le respondes, Thor?

- Ella está complotada con Sif.

- ¿De qué manera?- Heimdall no podía imaginarlo.

Ahora que había conseguido trabajo volvía a ser un buen prospecto, podía olvidar sus infidelidades (que habían sido muchas) y perdonarlo ¿Por qué no aceptaría eso? Por Loki, claro. Él lo valía. Volver con Sif significaría tener que dejar de verse con Laufeyson. Heimdall hasta podía entenderlo. ¿Hacer el camino inverso, dejar a Loki por alguien más? Eso jamás.

- ¿No le hablaste a tu madre de Loki? Quizá así entendería.

Thor rió ante la pregunta. Por supuesto que no, estaba seguro de que Frigga estallaría, amenazaría con morir por la desilusión. Ella daba por sentado que Sif era la ideal y Thor estaba empecinado en que era una pagina pasada en su vida. Jamás se lo diría.

¿Pero por qué? Heimdall no podía entenderlo ¿Pensaba mantener la relación oculta? ¿Cuanto tiempo? Porque un "para siempre" le parecía inadmisible.

.............

Thor volvió a faltar un par de noches a dormir pero siempre regresaba a buscar una muda de ropa, progresivamente su placard improvisado comenzó a vaciarse por lo que Heimdall dedujo que la convivencia con Laufeyson marchaba muy bien.

Él no podía decir nada, no reclamar ni hacer preguntas incómodas, solo silenciar su angustia, acallar cualquier cosa que estuviera a punto de lanzar. Para él ya era muy tarde. Estaba picado de celos. De alguna manera él los había presentado, había sido sin querer el artífice de esta relación. Ahora solo le quedaba mirar a la distancia y sentir la felicidad de los otros horadar en lo profundo de su pecho hasta partir en dos su corazón.

Ah, ya se había vuelto un ridiculo hasta para pensar en sus sentimientos pero ya no tenía nada que hacer.

Su hora había pasado.

...........

La convivencia con Loki era de ensueño, Thor remarcaba las diferencias. Con Sif todo era causa de disgusto, las llegadas tarde, los programas que miraba, las conversaciones que mantenía con las dudosas amistades que ella siempre se empecinaba en correr de la casa. Con Loki, que siempre estaba atento a la lectura de un libro, todo eso no pasaba de un simple "aja", no tenía tiempo para guardar rencores, para inventar pleitos y su cuerpo, Thor podía perderse en él. Lo deseaba por completo.

Ahora estaban los dos un momento a solas en casa de Loki, pequeña pero acogedora con una biblioteca amplia en la sala y estantes abarrotados de libros en todas direcciones. A Thor le gustaba el  piso cuidado de madera, el orden de las cosas, el olor, Laufeyson era cuidadoso hasta el más mínimo detalle.

Loki había preparado un poco de ensalada y Thor estaba de pie junto a la puerta mirando su celular con atención. Cuando lo descubrió inspeccionando la posición de los platos en la mesa, le entró un calor en el cuerpo y lo arrinconó contra una pared.

A veces, Thor era impulsivo, se saltaban las comidas y se iban directo a la cama a hacerlo sin preámbulos. Casi nunca podía Loki tomar la iniciativa, Thor era rápido, ágil con las manos, un amante fogoso y experimentado. Y aún así Loki disfrutaba ser la causa de que sus instintos despertaran. Luego sí se iban a comer deprisa antes que se hiciera tarde. Diez minutos después Loki volvía a ser presionado contra los muebles con los pantalones bajos, avergonzado por las manchas que dejaba alrededor y se marchaba otra vez. Daba clases en dos turnos en diferentes escuelas. Para cuando regresaba a las seis, Thor estaba ya en la librería. Sus horarios estaban muy ajustados pero aún así, él lo quería intentar.

- ¿Estás bien? Loki, estás un poco distraído hoy.

Sí lo estaba, siempre en una nube pensando lo ideal que se había vuelto su vida. Nunca lo hubiera creído, en un parpadeo justo antes de la Navidad después de cumplir los treinta y tres. Una pareja sexualmente activa, no como su anterior relación. Esta vez no eran solo palabras.

- ¿Que vas a hacer en Navidad? Estaba pensando que podíamos pasarla aquí, los dos...

Thor fue tan rápido al contestar que lo tomó de sorpresa.

- No puedo dejar a mi hermano solo, estas fechas lo ponen sensible porque...

- Podrías traerlo, Thor, yo no tengo problemas

- No quería decirte nada para no preocuparte, no quiero que te disgustes, mi hermano es complicado... pero no le caes bien.

Eso no era una sorpresa, Loki lo había intuido desde siempre pero nunca se había atrevido a confrontarlo. Él nunca había sido bueno haciendo amigos, sabía que Heimdall no iba a ser la excepción aunque tampoco podia negar que un poco le dolía.

- Quiero decir que... él dice que eres muy pedante, que siempre quieres tener la razón...

- Bueno, eso es cierto supongo, de alguna manera. Él y yo hemos discutido bastante y créeme, no se la dejo fácil. Todos los argumentos son validos contra él. Siempre hemos tenido una especie de rivalidad...

- Si, pero... la forma en que lo dice, me hace pensar que no es de forma simpática, no amable, ¿me entiendes? Temo que me haga quedar mal, nos haría pasar verguenza. Él no ve con buenos ojos esto de las parejas del mismo sexo... ¿No te enojas, verdad?

Por supuesto que no.

- Eres demasiado bueno, Thor. No me molesta que lo acompañes. No puedo imaginar lo terrible que ha de haber sido perder a tus padres siendo tan pequeño, para encima tener que soportar la homofobia de Heimdall en tu juventud. Y aún así le perdonas y estás ahí para él. Eres demasiado buen hermano para ese gruñón.

- No te merezco, Loki.

Por supuesto que Loki creía que estaba exagerando. Nadie más que Thor merecía su amor.

Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora