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—¡¿QUÉ QUÉÉÉÉÉ?!

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—¡¿QUÉ QUÉÉÉÉÉ?!

—¡No griten! —les pidió mirando hacia todos lados, asegurándose de que nadie los estuviera viendo ni escuchando.

—¡Pero es que, JiMin-ah!

—Lo sé, lo sé. Debí ser más precavido.

—Estamos en problemas —murmuró el menor—. ¿Por qué demonios no te pusiste el gorro?

—Lo olvidé en casa.

—¿No se te ocurrió prestarle el tuyo, TaeHyung?

—Nop.

—Serán... —Mordió su labio, evitando soltar los mil y un improperios que se le fueron a la mente.

—¿Lo eché a perder?

—Tranquilo, Minnie, ya veremos qué hacer.

—Eso —apoyó el castaño—. ¿Sabes quién te vio?

Con la conmoción de ser descubierto habían olvidado ese pequeño detalle.

—El castaño alto.

—¿Cuál de los dos?

—No era Jin hyung, el otro.

—¿Mark hyung?

—Sí. ¡Él!

—'tonces no hay porqué preocuparnos. — declaró soltando un suspiro de alivio.

—¿Por qué no, JungKookie?

—Mark hyung no es precisamente atento, quizás solo creyó que pasabas por allí y ya. Se ha de haber confundido un poco y después abandonó la idea.

—¿En serio? —Un destello de esperanza cruzó por los ojos de JiMin.

Really —le sonrió desordenando sus cabellos—, él no es el problema. Ahora si Jin o YoonGi hyung te hubieran visto...

—¡No lo hicieron! Ambos estaban muy concentrados en sus cosas.

No problem.

—Una carga menos —suspiró el segundo mayor. Los otros le apoyaron asintiendo.

—...Me imaginé a JiMin....

—¿De qué hablas?

—No sé, cagao de nervios. —soltó divertido, riendo junto a TaeHyung.

—¡Kookie! —lo regañó avergonzado

—Ya, ya. Perdón, es que es divertida la imagen.

—No me ayudan...

—No te enojes, Minnie —Tae lo abrazó sonriente—. Nosotros te apoyamos en todo.

—Incluso si no lo parecemos.

—Lo sé. Pero de tres no hacemos uno.

—...Uh, me suena a trío.

—¡Agh! Qué asco. ¡Hyung!

—Eres un cerdo, Kim TaeHyung.

—Pero si así haríamos uno. —se defendió riendo, fingiendo inocencia ante su clara insinuación.

—¡TAE! —Ambos le dieron un manotazo, asqueados con la imagen mental.

—¡Me dolió!

—Lo tienes merecido. —medio gruñó el Jungkook.

—Maldita pasiva...

—¡Ahora sí te quedas calvo!

JiMin se alejó un poco, observando como sus amigos se agarraban del moño. Rió cuando el menor se abalanzó sobre el otro dejándolo a su merced, mientras que el peliazul suplicaba por su vida. Solo a él se le ocurría pelear con el golden maknae.

—¡Auxilio! ¡Me desmayo!

—¡Cállese, viejo lesbiano!

Ahora el pelirosa no podía ver, estalló a carcajada limpia cayéndose de la silla en dónde estaba.

Sin duda, un día completamente normal en sus vidas.

Cartas a Hyung - myg & pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora