Cartas a Hyung - myg & pjm

14

—¡MIN YOONGI, ¿QUÉ DEMONIOS LE SUCEDIÓ A TU CARA?!

Bajó su rostro, refunfuñando fastidiado, arrepintiéndose de inmediato de haber vuelto a casa. Se regañó por no pensar mejor la oferta de SeokJin, creando una nota mental de "hacerle caso en ocasiones extremas".

Sabía lo que venía ahora.

—Me golpeé por ahí.

—Mi gilpii por ihi —Un golpe en la nuca lo hizo quejarse— ¡¿Me crees estúpida?!

—¡Mierda, mujer! Me duele. —Ahora le llegó uno en la cabeza.

—¡No me respondas! Escúchame bien, jovencito —Su madre lo obligó a mirarla directamente, tenía el ceño fruncido y las manos en la cintura—. Me vas a decir toda la mierda que ocurrió ayer en la fiesta o te vas olvidando que soy tu madre.

—¿Y quién eri vo? No te conoz....¡AHH! ¡CONCHETUMARE! ¡ERA BROMA, MAMI! TE AMO.

—Bien —Se colocó el zapato de nuevo—. Comienza.

—¿Por dónde?

—Pir dindi —dijo burlona— Por el principio, obviamente. ¡Y no me hagas perder la paciencia que me quito la chancla de nuevo!

—Ya, ya —le dijo alzando sus manos, retrocediendo un pasito por precaución con una sonrisa nerviosa en los labios—. No hace falta tanta violencia.

—Y no te doy otra no más porque... me meterían a la cárcel y soy demasiado joven para eso.

—Si poh, joven. —susurró el menor.

—¿Qué dijiste?

—¡Nada! ¿No quieres un té? La historia es un poco larga.

—Resumen.

—Pero mamá...

—¡Resumen, dije!

—Ya. Controla ese mal humor.

YoonGi suspiró profundo. Ahí iba la anécdota.

—Verás ayer cuando estábamos todo ya medios pasado de copas, por no decir raja curao...

—¿Vo también? —le preguntó la mujer con seriedad, alzando una ceja.

—Tranqui, me tomé dos piscola y era.

—No sé porqué cresta no te creo.

'Wea tuya'. Quiso contestarle eso pero se abstuvo, ya iba a amanecer lleno de hematomas al día siguiente, no quería más de los que ya tenía por la pelea con el chico.

—No sé poh, mamita —Se encogió de hombros intentando parecer casual—. La cuestión es, que entre pendejo y pendejo...

—🐱—

—...y así es como terminé sacándole la chucha. —sonrió orgulloso de sí.

—Ese es mi hijo, ya decía yo que serías estupendo como boxeador. ¿No, querida?

—Les voy a pegar a los dos.

—¡¿Pero por qué?!

Ambos varones se levantaron del sillón asustados.

—Tú —apuntó al menor— agradece que fue una buena razón que sino te llega más fuerte. Y tú —Ahora le tocó a su marido—, ganador o no, no debes felicitarlo por estupideces así.

—Pero, amor... —La mujer lo calló en silencio — Sí, mi vida.

—Bueeeno —habló YoonGi llamando la atención de sus progenitores—, yo ya me voy. Iré a ver a Hope y de ahí me vengo —avisó encaminándose rápidamente hacia la puerta, no sin antes voltearse— Gracias, papá, por intentar salvarme. Chao pescao.

—¡Regresa temprano!

—Ajá.

El sonido de la puerta cerrándose la hizo suspirar.

—Ese niño me va a sacar canas. Es un...¡¿Adónde crees que vas?! Aún no termino contigo.

—¡Adiós, amor!

El menor escuchó un fuerte alarido que lo hizo estremecerse. Su madre era alguien de temer.

—Bruja loca...