51

576 75 14
                                    

JiMin podría jurar que jamás había visto a YoonGi tan enfurecido como lo estaba en ese momento, sus puños apretados hasta que los nudillos se volvieron blancos, su ceño fruncido y su mandíbula tensa, estaba casi conteniéndose para no saltar y agar...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

JiMin podría jurar que jamás había visto a YoonGi tan enfurecido como lo estaba en ese momento, sus puños apretados hasta que los nudillos se volvieron blancos, su ceño fruncido y su mandíbula tensa, estaba casi conteniéndose para no saltar y agarra a golpes a aquellos chicos.

—Lo que suceda aquí no es de tu incumbencia, Min, así que puedes largarte antes de que decidamos seguir la diversión contigo.

El pelirosa tembló en su lugar, no quería que le hicieran daño a su hyung, no por su culpa.

Sollozó, ganándose otro golpe por parte de sus agresores y eso bastó para rebasar el límite de YoonGi.

Se lanzó hacia ellos, plantándole un puñetazo a Kwan que lo mandó directo al suelo, sus amigos no tardaron en ir contra él, intentando tirarlo, sin embargo, YoonGi fue más rápido, agachándose cuando vio un puño ir hacia él y agarrando su pierna para desequilibrarlo y botarlo, dándole una patada en el estómago que le sacó el aire de los pulmones.

Esquivó otro golpe, tomando al chico del brazo para luego voltearlo y arrojarlo hacia los basureros, un sonido fuerte y metálico resonó cuando su cabeza chocó contra los botes.

Miró a los ojos al menor y este asintió, entre lágrimas, comprendiendo lo que le quiso decir.

Se volteó recibiendo un puñetazo en la quijada que lo hizo temblar por unos segundos, otro golpe lo arrojó al piso y lo siguiente que supo fue que Kwan estaba sobre él.

Lo tomó de la polera, rodando por el piso hasta quedar arriba y no dudó en plantarle otro puñetazo aún más fuerte, seguido de varios más. De repente, unos brazos lo tomaron separandolo del chico, y YoonGi supo que debió darle otro golpe en el estómago.

El tercer integrante se levantó de los basureros, seguido de Kwan y fueron por él. Sabía que deshacerse de ellos sería casi imposible ahora, pero ya no era necesario.

Sonrió cuando el chico levantó su puño dispuesto a golpearlo hasta cansarse. Sin embargo, un grito detuvo todo.

—¡Ahí están! —Los cuatro miraron en dirección a la voz y tres de ellos temblaron cuando los profesores se acercaron.

Ahí se acababa todo.

Cartas a Hyung - myg & pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora