23: Ambas partes.

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Peridot se quitó la toalla de la cabeza y continuó secando su cabello, después de eso se colocó sus lentes y se sentó en la silla que estaba frente a su pequeño escritorio. Suspiró y movió sus pies, girando la silla, viendo hacia su cama. Su mirada se centró en el alien de peluche que estaba recostado sobre su almohada.

—Huye de este planeta conmigo.

Rió, recordando el tono en que ella había dicho eso.

A pesar de la pelea que habían tenido no sentía rencor ni nada de eso, jamás podría odiarla.

Y aunque había dicho que no se sentía lo suficientemente madura para afrontar todo eso, lo iba a intentar.

De todos modos ya era casi una adulta, tenía que cambiar. Y eso no implicaba perder su personalidad ni nada propio de ella misma, así que tenía que calmarse y avanzar.

No tenía por qué estar asustada.

Tomó su usb y la guardó en su mochila, más tarde la ocuparía en la preparatoria. Sacó su uniforme de su clóset y comenzó a vestirse. Una vez que terminó de arreglarse tomó su mochila y bajó a la sala, dejándola sobre uno de los sofás.

—Hola, pequeña —su madre le sonrió mientras preparaba algo de desayunar.

—Buenos días, ma —se sentó frente a la barra—, ¿son hotcakes?

—Así es.

—Excelente —sonrió.

—¿Qué pasa? —aún tenía su atención en el sartén, estaba dándole vuelta a uno.

—¿Eh?

—No suenas como siempre —volteó a verla por un par de segundos—. ¿Te fue mal en la escuela?

—Oh, no, nada de eso —rió—. De hecho me está yendo muy bien la escuela, ya sabes, todo está genial desde que me cambié al club de robótica.

—¿Entonces?

—No pasa nada.

—¿No?

—Nada que no pueda solucionar.

—Bien... ¿y tu novia?

—¡Ah! —chilló—. Pudiste ir a eso desde el principio, ya sabías, ¿no? Tú y Sara tienen una enorme habilidad para leerme.

—Peri.

—Perdón, me alteré.

—¿Entonces?

—No estoy con ella, ya no es mi novia.

—¿Por qué no? ¿Qué pasó?

—Creo que ninguna de las dos está segura de esto, de si queremos aceptar toda esta responsabilidad de una relación —suspiró—. Lo tomamos como si fuera algo lindo y divertido, hermoso todo el tiempo —vaya que se estaba abriendo—. Sabíamos que sería difícil por los padres de Lazuli, pero lo ignoramos y no hicimos nada realmente.

—Oye, no te sientas mal, de hecho, está bien que se tomen un tiempo y esta distancia —apagó la estufa, acercándose a ella.

—¿En serio?

Asintió —Y me parece muy bien que reconozcas que una relación no es un juego. El amor no es suficiente para estar con alguien, cariño.

Peridot arrugó las cejas, desviando su mirada.

—Incluso si es un amor joven como el suyo, es importante aceptar la responsabilidad que conlleva. Ambas partes trabajan y funcionan juntas, ambas partes acuerdan cómo serán las cosas. Y así ambas partes son felices.

¿Puedo amarte? | LapidotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora