—Lapis Lazuli, ¿cuál es la primera ley de Newton?—Ah... —la pelinegra chasqueó los dedos—. Un cuerpo permanecerá en reposo o en movimiento rectilíneo... a menos que una fuerza actúe sobre él.
—Excelente, señorita Perla, ¿qué es la fuerza normal?
—La fuerza normal es la que ejerce la superficie sobre un cuerpo que de desliza o está en reposo.
—Muy bien, jóvenes recuerden que deben estudiar muy bien para el examen.
La mayoría asintió o dijo un "sí" que por el momento no se convertiría en algo verídico, nadie quería estudiar aún para los exámenes, aunque fuesen en una semana. A excepción de una persona.
—Perla.
—Dime, Lapis.
—¿Qué haces? ¿Estás estudiando?
—Así es —miraba con atención su libro.
—Pero si todavía falta para el examen —sonrió y miró a la rubia—. Ni siquiera Peri lo está haciendo.
—Tengo buenas razones para hacerlo —suspiró.
—¿Como cuáles? —la más pequeña se volteó.
—Huh... son mis padres —cerró su libro y las miró—. Si no saco cien en los exámenes me regañan y me tratan como si fuera una mediocre, siempre ha sido así.
—¿Qué? Pero si todos saben que eres una genio —Lapis se mostró inconforme.
—No deberían tratarte así, mientras que tú hagas el mayor esfuerzo y sin exagerar y dañarte, está bien ¿no?
—No piensan lo mismo, Peridot.
—¿Alguna vez les dijiste que te molesta eso? Porque es obvio que es así —tomó la botella de agua que se encontraba en la mochila.
—Sí, pero no sirvió, mis padres quieren calificaciones perfectas, dignas de las personas más inteligentes del planeta —rió sin humor.
—Solo tómatelo con calma, Perla. No queremos que te estreses tanto ni nada de eso.
—Qué linda eres, Peridot —sonrió—. Pero está bien, estoy muy acostumbrada a la presión.
—En serio —Lapis puso su manos sobre el hombro de la pálida—. Con calma.
Las horas clase transcurrían con normalidad, o si así se le podría llamar.
Los estudiantes se encontraban apresurados entregando trabajos y proyectos, esa era la última semana que tenían para hacerlo antes de presentar los exámenes parciales que todos, absolutamente todos, odiaban.
No podían faltar los alumnos que no entregaban y ya casi podían sentir los exámenes de recuperación, o los que tenían que buscar a los maestros con desesperación para que les explicaran los temas no entendidos.
Los que no sabían cuales eran los proyectos, y los que esperaban sentados tranquilamente en sus pupitres esperando su muerte.
Y en esos momentos, lo que menos querían apareció.
El estrés.
Al menos ya estaban por salir a receso, podrían comer algo y platicar con los amigos, reír y olvidar un poco la situación.
Lapis estaba saliendo de la cafetería, había sobrevivido a los empujones, arrimones, y a la asfixia que siempre estaba en aquel lugar. En donde cientos de alumnos intentaban comprar alimentos.
ESTÁS LEYENDO
¿Puedo amarte? | Lapidot
Fiksi PenggemarPeridot era su mejor amiga, y ella sólo la quería. Nada más.