¡Hola chiquillos!
Bien, sé que me tardé mucho en actualizar y espero que me perdonen. Pero ahora ya no tengo trabajos ni tareas pendientes y además la inspiración ha llegado con más frecuencia a mí.
Así que de nuevo les ofrezco una disculpa y espero que disfruten este capítulo.
De ahora en adelante trataré de actualizar más seguido ;3
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La navidad estaba muy cerca. En las calles se podía ver todos aquellos adornos y a la gente corriendo de un lado a otro buscando regalos y esas cosas.
El frío era cada vez más intenso, cosa que obligaba a las personas a vestirse con mucha ropa, parecían pingüinos al caminar.
Los jóvenes disfrutaban de las vacaciones de invierno, salían a pasear, visitaban a sus amigos, compraban regalos.
Peridot en esas fechas solía buscar recetas para cocinar algún postre, cada noche buena en la mesa de su casa había un platillo de ella.
Los primeros que llegó hacer recordaba que fueron comidos a duras penas, pues la primera vez había horneado unas galletas que sabían mal y estaban quemadas, muy quemadas.
La segunda hizo un pastel de chocolate, que no tenía forma pero sabía "decente" según Sara, añadiendo un "sigue participando".
Al siguiente año, tendiendo ella doce y medio, horneó galletas decoradas de pinos y monos de nieve. Esas sí quedaron bien, y hasta la fecha seguía haciéndolas con gusto.
Lapis Lazuli en esas fechas, siempre solía ahorrar para comprar algún pequeño regalo para sus papás y hermano, y le era agradable decorar un poco su casa.
Solía pasar esas fiestas con sus tíos, primos y la abuela, por parte de su madre. Por parte de su padre, en año nuevo algunas veces.
La mayoría de las veces era divertido pasar las fiestas con su familia, platicaban y bromeaban de cualquier cosa. Su tío Eduardo solía beber mucho y darle dinero a ella y a sus primos.
Aquamarine y Cyanite siempre tenían fuegos artificiales, asustaban a los demás y a los vecinos.
Lapis Lazuli y sus pequeños primos siempre se comían las botanas y postres antes de la cena.
Oh, y la ojiazul siempre recordaba en esas fechas como dejó de creer que Santa Claus existía.
Cuando tenía siete años, ella había pedido una bicicleta y esa navidad llegó temprano a casa de su tía Mary Ann; en una de las habitaciones estaba aquella bicicleta blanca con listones rosados.
Ella la miró y pensó en que los regalos solían estar bajo el pino después de media noche o cuando amanecía, y no fue así.
"Santa Claus no puede entregar todos los regalos a la misma hora, no es Flash ni tu prima Gabriela repartiendo periódicos" había dicho su madre.
Y luego apareció su tío Eduardo diciendo "Ese tipo no existe, nadie va por el mundo regalando su dinero".
Pero si él existiera, su tío debía ser su pariente al hacer algo parecido.
Pero, aún no era navidad. Las chicas solo pensaban en esas cosas debido a que paseaban por la ciudad directo al centro comercial, y todo estaba repleto de cosas navideñas.
Afuera de aquella farmacia se encontraba una botarga de un mono de nieve, bailando y ahuyentando a las personas que se acercaban.
—¿A qué hora piensan llegar? —preguntó la rubia, que tenía los codos sobre la mesa y observaba su bebida.
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¿Puedo amarte? | Lapidot
Fiksi PenggemarPeridot era su mejor amiga, y ella sólo la quería. Nada más.