El lago era de aguas que se extendían hasta el horizonte, donde se encontraba con las Eternas. En la orilla opuesta se desplegaban unas suaves lomas cubiertas de árboles, teñidos por el otoño. Amarillos y rojos de todos los tonos se mezclaban en un denso tapiz.
-Eso parece ser una pequeña aldea, -señaló Aled.
- Seguramente esté vacía como el otro pueblo.
Caminaban entre la costa del lago y un pequeño bosque que corría junto a él. El suelo era pedregoso y la tierra negra. El aire era más frío y seco.
-Todavía no puedo creer en este lugar. -Decía Aled mientras miraba en todas direcciones.
-Como puede ser que jamás nadie lo haya encontrado.
-Tal vez sí lo han encontrado Aled, pero quién te creería si le cuentas que dos dragones de piedra corrieron una catarata para que…Bre se calló de inmediato. El bosque que corría junto a ellos había finalizado y ahora se veía, en el centro de aquel gran valle, una gran loma de más de cien metros de alto y en su cima un castillo.
-Ese debe ser el castillo de Val-Darwe, -comentó Aled.
-Sí de seguro que lo es, -Bre apenas podía hablar, emocionado por lo que veía.
El castillo no era de un tamaño descomunal, ni tampoco con una arquitectura extravagante. Rectangular con una torre en cada esquina y una mayor en el centro. Sus lados se angostaban e inclinaban levemente hacia adentro a medida que ascendían. Su imagen era perfecta, apoyado ahí en la gran loma, como soberano de todas las tierras.
-No entiendo cómo puede estar abandonado, no lo entiendo.
-La historia ha sido muy trágica, Aled… aunque sí, es difícil de creer.
Ya estaban muy próximos a la pequeña Aldea. Se ubicaba justo sobre la orilla del lago, había unas doce casas con grandes patios y jardines. Era como si la vegetación en aquel lugar no hubiera avanzado sobre las construcciones, recluidas exclusivamente a los jardines.
-Aquí deben haber vivido los hombres más importantes de Val-Darwe.
-¿Por la apariencia de las casas lo dices Aled?
-Sí Bre, son pequeños palacios.
La mayoría tenía hasta tres pisos, todas eran muy amplias y de finas terminaciones. A diferencia de las del primer pueblo éstas estaban en perfecto estado.
Bre se detuvo y permaneció muy quieto. Olfateaba el aire, percibiendo algún aroma en particular.
-¿Qué es, Bre?
Bre no contestó de inmediato. –No lo sé, pero siento el aroma de una presencia.
-Yo no veo nada y nada hace pensar como que pudiera haber alguien.
-No lo ves porque está escondido, - respondió Bre mientras seguía olfateando el aire.
Estaban a menos de cien metros de las casas, podían distinguir sus detalladas terminaciones de madera y piedra. Los techos en punta con sus elegantes aleros moldeados.
Grandes árboles y jardines enmarañados crecían alrededor de sus patios y las calles que las separaban.
-Debe haber sido muy bello cuando estaban cuidados. Ahora las plantas crecían desordenadas, pero todavía se podía distinguir una delicada armonía en aquellos parques.
Bre no contestó, parecía todavía muy concentrado en aquel aroma.
-Tengo la impresión de que ya he sentido este olor en algún lado, pero no puedo recordar en dónde.
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La Sombra del Bosque
FantasyPuerta verde, río de ramas Casa de sombras, luz sin llamas Mendert conocía aquella canción, se la había leído uno de los ancianos escribas que el rey tenía trabajando en esta empresa secreta. La primera vez que la había escuchado, una sensación de...