Capítulo 1.

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Emilio

Seguimos avanzando en silencio, el aroma a fresas era muy fuerte y mi alfa estaba inquieto, exigiéndome que me acercara más al chico rizado. Lo ignoré y decidí sacarle conversación al lindo omega.

—¿Ya estás más calmado?— tuve que voltear al verlo responder con un asentimiento de cabeza, era un poco más pequeño que yo, cuando mucho dos centímetros y su complexión era tan delgada y con curvas marcadas que se dejaban ver por su vestimenta pegada. —¿Puedo saber tu nombre?

—J-joaquín— su rostro estaba indudablemente sonrojado y delataba que no recordaba el pequeño detalle de no haberme dicho su nombre.

—Me gusta mucho tu nombre, Joaquín— lo noté temblar cuando escuchó su nombre salir de mis labios y una sonrisa tiraba de mis labios por lo tierno que era.

Caminamos por unos minutos más hasta detenernos frente a una casa blanca de dos plantas, tenía un jardín bien cuidado y los contrastes de ciertas zonas en color café le daban un toque moderno muy lindo.

—Aquí es mi casa, déjame buscar el dinero para pagarte los supresores— caminó con paso apresurado a la puerta de madera oscura y yo lo seguí después de notar un BMW negro que reconocía muy bien.

Joaquín abrió la puerta de su casa y el molesto olor a vino llegó hasta mí, tomé al omega de la cintura en cuanto comenzaron a escucharse pasos acercándose.

—¿Emilio?, ¿qué haces?— se removió un poco, entonces la vi, estaba ahí con un vestido negro pegado y esa sonrisa de suficiencia tan irritante.

—Para, por favor— Joaquín se quedó quieto en cuanto me escuchó, deduje que mi olor se había vuelto agrio cuando el omega entre mis brazos comenzó a temblar. Se dio la vuelta quedando muy cerca de mi rostro.

Por más que quería ignorarlo, el aroma de mi hermana llegaba hasta mí y un gruñido comenzaba formarse en mi garganta. Joaquín se pegó a mi pecho y movió su cabeza hasta dejar su cuello descubierto mientras soltaba más sus feromonas en un intento de calmarme. Su aroma era jodidamente embriagante y el saber que había otro alfa en la habitación solo lograba enfurecerme más porque no quería darle el privilegio a Romina de olerlo.

—¿Joaquín?, ¿Qué haces con el hijo de Niurka?— el omega no respondió a los cuestionamientos de la mujer al lado de Romina  y rozó su nariz en mi cuello. Estaba pidiendo que me centrara en él, mi aroma estaba incomodando a su omega y quería calmar a mi alfa.

—Bonito, ¿dónde está tu cuarto?— un pequeño jadeo escapó de sus labios y se acercó más a mí. Fue ahí cuando note que era el omega de Joaquín quien tenía el control y aprovechando su falta de razonamiento hice lo único que sabía funcionaría. —Omega, ¿puedes decirle a tu alfa dónde está tu cuarto?— inmediatamente dirigió sus lindos ojos a mí y levantó su manita señalando unas escaleras de madera que llevaban al segundo piso.

—Emilio, ¿qué crees que haces?— mi madre ahora fue quien habló después de ver la escena.

—Solo lo dejaré en su habitación para que se calme, luego les explico— respondí muy a mi pesar, pues no quería hablar con Romina. No deje que respondiera y cargué a Joaquín al estilo nupcial para llevarlo a su cuarto mientras él seguía acariciando mi cuello con su nariz.

Arriba había una sala de estar rodeada de puertas y caminé a la puerta por la que se filtraba el aroma de Joaquín. Al entrar a la habitación una sonrisa se escapó de mis labios, habían telas tiradas por el piso, bocetos pegados por las paredes y mucha brillantina. La habitación estaba repleta de colores, principalmente morado y plata.

Me acerqué a la cama, dejando al omega sobre las mantas moradas y un quejido se escapó de sus labios.

—Alfa, por favor quédate, no te vayas, nonono— su tono era agudo, lo que indicaba que Joaquín aún no regresaba en sí. Cerré la puerta y me acosté con él, dejé que mi aroma se liberara mientras el omega se acostaba sobre mí y enterraba su rostro en mi cuello. Un pequeño ronroneo satisfecho se escuchó de su parte y solo pude soltar una pequeña risa.

—Cuando recuerdes esto, te morirás de vergüenza— le acaricié el pelo y él solo se mantuvo quieto. Esperé hasta que se quedó dormido, su respiración lenta y cuerpo relajado.

Lo acomodé en la cama para que estuviera cómodo y no pude evitar detenerme a observar sus facciones relajadas, sus largas pestañas y carnosos labios. Decidí que era mejor bajar antes de quedar más embelesado con esa obra de arte, ya habría tiempo para quedarme hipnotizado con él.

Bajé las escaleras y seguí los olores hasta lo que parecía el comedor.

—Tienes mucho que explicar, jovencito— la mueca de enojo de mi madre estaba bien marcada y sabía que debía explicar antes de preguntar.

—Estaba caminando a casa después de llevar los papeles de inscripción cuando escuché a alguien gritar, me acerqué y vi que estaban tratando de abusar de un omega, así que intervine y decidí acompañarlo para que no le pasara algo malo. Creo que es algo que cualquier persona decente habría hecho— puede ser que mentí un poco al explicarlo, pero ellas no tenían razón para saberlo.

—¿Por qué le dijiste que eres su alfa?— el tono acusatorio de mi madre era molesto, aun así mantuve el ton neutro, no era momento de decirlo.

—Está cerca de su celo, su omega se alteró y tomó el control, ¿cómo querías que me hiciera caso si no actuaba de manera posesiva?— la pregunta escapó de mis labios con un tinte irónico que hizo a Romina reír levemente. Ella entendía, pero no habló, al menos algo sabía hacer bien.

—Joaquín nunca se comporta así, mantiene muy bien el control sobre su omega— la que, imagino, es la madre de Joaquín, habló.

—Cualquiera puede perder el control cerca de su celo. Ahora yo quiero explicaciones.

—Hermanito— el tono sarcástico de Romina era tan notorio que casi me hace salirme de mis casillas, solo me mantuve bajo control para no alterar el ambiente. —Elizabeth es una de las mejores amigas de mamá, cuando se enteró que veníamos inmediatamente quiso ver a mamá y, como papá está en la empresa, yo la traje, ¿algo más?

—No, Romina, gracias— voltee a ver a mi madre. —Me voy a casa— luego miré a Elizabeth —por favor dígale a Joaquín que no se preocupe por el dinero de los supresores, un gusto conocerla.

Y así salí de esa casa, sabiendo que debería esperar algún tiempo antes de ver a Joaquín de nuevo, pues era obvio que su celo se iba a adelantar.




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Lo prometido es deuda y aquí estoy con el primer capitulo. Sé que es bastante tarde, pero estuve un poquis ocupada revisando los permisos para exentar. ADIVINEN QUIÉN LOGRÓ EXENTAR TODAS SUS MATERIASSSS.

No quería hacerlos esperar porque el prologo fue muy bien recibido y no saben lo feliz que me hace que comenten que les está gustando. No pensaba actualizar hasta la próxima semana, pero con un comentario basta para que me emocione y quiera actualizar, así que ya saben qué hacer jsjs

Mañana corregiré los errores de ortografía, los amo mucho, baiiiiiiiii

-Cam

Mi alfa || EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora