Joaquin
Me desperté por el calor sofocante de la habitación, estaba desorientado, mi cuerpo comenzaba a doler y mi mirada se desenfocaba continuamente. Revisé mi mesa de noche encontrando ahí los supresores, tomé dos y me los pasé sin agua, mi celo no tardaba en comenzar y uno solo no me ayudaría a controlar el terrible dolor que vendría después. Me levanté de mi cama para poner seguro a la puerta y acercar a la cama la caja negra donde estaban las cosas que necesitaría.
El calor comenzaba a aumentar, sentía el lubricante deslizarse de mi entrada hasta las sabanas moradas de mi cama, no pasaron muchos minutos hasta que el dolor comenzó a aparecer junto con la necesidad inmensa de ser llenado, anudado.
La mayoría de los omegas se enlazan entre los 16 y 18 años, pasar los celos sin una pareja y una marca se vuelve más doloroso con el paso del tiempo. A mis 19 años, ni siquiera había besado a alguien y mi contacto más cercano con alfas era cuando tenía que tomar las medidas para diseñar algún vestuario.
Tomé uno de los consoladores de la caja, dejando el lubricante artificial porque el mío ya era más que suficiente, me quite la ropa que ya estaba sudada y solo me daba más calor, rápidamente coloqué la punta del consolador en mi entrada y lo introduje totalmente, continuando con embestidas rápidas en búsqueda de calmar el dolor que ahora era más grande.
El dolor aumentaba y yo aceleraba las embestidas del consolador, todo era demasiado, el calor sofocante, ese dolor que ya estaba por todo mi cuerpo, la cantidad casi absurda de lubricante que desbordaba de mí manchando todo, esa voz ronca que no salía de mi mente. Todo se volvió negro, todo ya era demasiado.
• • •
Emilio
Desperté con una fuerte molestia, el gruñido que se formaba en mi pecho no parecía ceder, lo cual me hizo confirmar lo que ya era bastante obvio, mi omega había entrado en celo y por más que yo quisiera ir a ayudarlo, sabía que no era momento.
Pasé cerca de una hora dando vueltas en la cama de sabanas grises, hasta que conseguí calmarme un poco y con muy pocas ganas me levanté de la cama para ir a bañarme.
El agua impactaba contra mi cuerpo, relajándome un poco más, aunque mi cabeza no me dejaba tranquilo con el recuerdo de mi omega, como estaba llorando cuando esos idiotas se acercaron, el hecho de que me llamó inconsciente de que yo estaba ahí, que ya lo había olido. Un grave gruñido dejó mi garganta y decidí enfocarme en lo que tenía que hacer, me bañé y cambié en menos de 15 minutos para bajar a desayunar luego de tomar mi laptop y la libreta donde estaba haciendo las cuentas de las sustancias que debíamos encargar este mes.
Dejé las cosas sobre la mesa y caminé a la cocina para calentar carne y arroz que había dejado ayer por salir a las carreras. Con la comida ya lista, caminé de vuelta a la mesa y traté de concentrarme en buscar las mejores ofertas, quería comenzar el desarrollo de un nuevo proyecto y mi padre me daría la autorización si lograba disminuir los gastos de la empresa.
Las horas pasaron y había logrado concentrarme en mi trabajo, el cual estaba dando frutos más pronto de lo que esperaba. Estaba apagando mi laptop para salir un rato a conocer la ciudad cuando un fuerte dolor comenzó a ahogarme, me arrodillé, buscando la manera de respirar.
—¡Emilio!, ¿qué pasa?, ¿qué tienes?— el tono de mi madre denotaba preocupación y solo pude hacer un gesto de manos para pedirle que se calmara. El dolor comenzó a disminuir y entonces logré hablar.
—¿Irás hoy con tu amiga?— ella simplemente asintió. —Necesito que le lleves algo a su hijo— sin esperar respuesta de su parte, subí las escaleras hacia mi habitación.
Entré y con pasos rápidos me acerqué a mi armario, tomé las primeras dos camisas que vi y las acerqué a mi rostro para comenzar a marcarlas con mi aroma, cuando sentí que el aroma estaba lo suficientemente cargado, bajé de vuelta.
—Toma, son para su hijo, no preguntes— abrió la boca para responder, pero salí de casa antes de poder escucharla.
Mientras caminaba hacia un punto cualquiera, no pude evitar sentirme un poco ridículo al estar actuando de esa forma, coloqué mi mano derecha sobre el lado izquierdo de mi pecho y una sonrisa se hizo paso por mis labios.
A lo lejos comencé a ver una tienda de helados, caminé un poco más hasta estar ahí y pedir casi automáticamente un helado de fresa. Después de pagarlo, salí y seguí caminando, sin saber a dónde ir y sonriendo como idiota mientras comía ese helado que solo podía recordarme a una persona.
• • •
Joaquín
Desperté desorientado, mi cuerpo seguía caliente y podía sentir el consolador aún dentro de mí. Me había desmayado, esto ya era demasiado, mis celos nunca habían sido sencillos, pero este era por mucho el peor de mi vida.
El calor comenzaba a aumentar de nuevo y cuando intenté acomodarme el consolador se movió de una forma en la que dio directamente en mi próstata, sacándome un fuerte gemido y devolviéndome la necesidad de ser tocado y llenado.
Saqué el consolador y tomé uno de los vibradores, encendiéndolo en el nivel más fuerte sin pensarlo demasiado y metiendolo de una estocada, no podía pensar demasiado.
—A-alfa— sentí mis ojos arder e inhalé fuertemente, buscando ese olor seguro, el olor a menta y chocolate. —¡Alfa!— el olor no estaba por ninguna parte y el placer que me daba el vibrador no era suficiente, no era lo que mi omega me pedía. Comencé a sollozar y en un intento de calmar las sensaciones comencé a masturbarme, me vine pronto al haber acomodado el vibrador para que diera en mi próstata, pero aún no era suficiente, sin embargo mi cuerpo estaba cansado y las sensaciones disminuyeron un poco. Saqué el vibrador de mí, sustituyéndolo por un butt plug, sabiendo que eso retrasaría un poco la próxima ola de celo.
Pocos minutos pasaron para que mi puerta fuera tocada, sabía que mi madre me había dejado comida en el pasillo, por lo que me levanté y a paso lento abrí la puerta, encontrándome no solo con comida, también con dos camisas que desprendían el olor que tanto había estado buscando momentos antes.
Tomé las cosas para entrar de nuevo a mi habitación, dejé una de las camisas dentro de un cajón limpio para que no se perdiera el olor y la otra la mantuve en mi mano, cerca de mi rostro para poder olerla. Las sensaciones ya no me importaban, estaba ese olor y eso era todo lo que necesitaba para poder comer tranquilo.
La siguiente oleada del celo no fue tan mala.
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Hola, feliz navidad bebés. En realidad este capitulo no estaba planeado, creí que no podría terminarlo para hoy ya que tuve dos semanas de recuperación y no podía estar mucho tiempo en la computadora, además las pastillas me tenían bien viajada. Ayer ya me dieron el permiso de agarrar la laptop por fin y en año nuevo también les tendré cap.
Espero que les guste el cap, los amo, baiiiiiiiii
-Cam
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Mi alfa || Emiliaco
WerewolfEmilio, un alfa, se muda a una nueva ciudad. Joaquín es un omega en problemas. Eso es el inicio de una serie de casualidades que los hace toparse constantemente. Sus lobos no pueden estar más felices por eso. Avisos: +Libro omegaverse. +Contenido p...