Joaquín
Emilio me seguía de cerca y por más que intentaba acelerar el paso ya no podía, mi respiración estaba entrecortada por el esfuerzo físico y la risa que parecía haberme dominado desde que comencé a correr lejos del alfa. Mis mejillas dolían al igual que mis piernas, pero sentía una felicidad absoluta, era muy divertido, mi omega estaba tan feliz como yo, entonces cruzó por mi mente ese pensamiento efímero al que sabía no debía darle importancia este alfa de rizos y piel acaramelada es la perfecta fruta prohibida y yo siempre he caído ante las tentaciones.
—¡Estás consciente de que puedo correr más rápido, ¿verdad?!— gritó Emilio a mis espaldas.
—¡Entonces atrápame pronto, alfa lento!— las palabras salieron un poco entrecortadas de mis labios y cuando menos pensé, ya tenía unos brazos rodeándome por la cintura y alzándome ligeramente del piso para que ya no pudiera correr.
—Siempre voy a atraparte, omega— su aliento chocó con la sensible piel de mi cuello y, en contra de mi voluntad, mi cabeza se inclinó a la derecha, dejando mi cuello al descubierto.
—L-los helados se van a derretir— traté de decirlo con toda la firmeza posible, pero no podía evitar sentirme de esta forma inexplicable, nervioso, probablemente porque aún no lo conocía lo suficiente, debía ser eso.
Me bajó y se alejó un poco de mí, me giré para verlo de frente y me sentí intimidado de alguna forma al notar que, a pesar de ser menor que yo, tenía esa expresión y aire de madurez que no sabía de dónde podía sacarlo teniendo tan solo 15 años.
—Yo terminé mi helado mientras corría— dijo con un leve tono de burla y, cuando pensaba responderle, mi teléfono comenzó a sonar.
—Uh, espera— tomé el celular y respondí la llamada de mi madre.
—¿Por qué aún no has llegado a casa?, ya es tarde— se notaba alterada y lo entendía perfectamente pues no hace mucho habían tratado de abusar de mí.
—Me desvié a comprar un helado, perdón, ya voy para allá— miré a Emilio y con la mano le dije adiós mientras comenzaba a caminar de vuelta a casa.
—Está bien, solo no tardes mucho, te estamos esperando para comer.
—¿Tenemos visitas?— la extrañez se podía notar en mi voz, casi nunca habían visitas en casa pues mamá se la pasaba trabajando.
—Sí, Niurka y yo estamos organizando una fiesta para su hijo Emilio, el chico que te acompañó el otro día, pensamos que podrías ayudar pues no tienen mucha diferencia de edad— recordé lo que había pasado hace pocos minutos y casi me sentí sudar, mi omega estaba terriblemente inquieto y no podía calmarlo.
—Oh, está bien, supongo que puedo ayudar.
Terminé la llamada y comencé a comer mi helado, el cual comenzaba a derretirse y me di cuenta que todo parecía recordarme a Emilio, desde el sabor de mi helado hasta mi omega inquieto que no paraba de molestar.
Calmate, omega, no entiendo qué es lo que buscas. O tal vez sí lo sabía, pero debía estar loco para que fuera eso.
Emilio
Joaquín se alejó y yo decidí sentarme en una banca cercana a terminar mi trabajo, dejé mi mochila a un lado y saqué mi laptop esperando poder concentrarme aunque lo dudaba demasiado, la imagen de ese precioso omega no dejaba mi mente y mi alfa seguía exigiendo que fuera tras él, que lo hiciera admitir que es mío y decirle que lo cuidaría siempre. Era mi omega, no podía negarlo, lo sentía en todo momento cuando mi alfa me pedía buscarlo y en esos momentos en los que solo lograba calmarme un poco con el olor a fresas, incluso cuando ningún aroma artificial igualaba el suyo.
El sonido de mi celular me sacó de mis pensamientos y con un suspiro lo tomé, leyendo el mensaje de mi padre.
Papá: Ven a casa, necesito que me ayudes con unos archivos.
Yo: ¿Me los puedes mandar por correo?, estoy un poco ocupado.
Papá: Estos son importantes, necesito darte algunas indicaciones para ellos.
Yo: Okay, voy para casa.
Volví a guardar las cosas y comencé a caminar, por más que sabía que no debería estar pensando en eso, no pude evitar recordar lo lindo que se veía mi omega con mi ropa. Diecinueve años, eso definitivamente iba a ser un problema, si bien para mí no es relevante, por el tipo de actitud que parece tener, se nota que no va a aceptar salir conmigo pronto. No quería que ese pensamiento me desanimara, pero mis pasos se volvieron más pesados sin poder evitarlo, ni siquiera estaba seguro de si lo vería pronto o no.
Ver de nuevo su sonrisa sería mi mejor regalo de cumpleaños.
Mientras seguía caminando, conseguí ver a lo lejos una pared repleta de cartulinas y dibujos, hasta arriba del todo se lograba leer "Para las almas en duda". Era un movimiento que llevaba algunos meses ocurriendo, buscaban crear consciencia sobre las parejas destinadas y recordar que el amor aún existía, que los omegas no eran solo objetos que podías marcar y reemplazar cada vez que quisieras.
"Quienes están destinados a ser lo notarán desde el primer momento".
"Las almas gemelas no son un cuento de hadas".
"¿Qué sería de la vida si el amor fuera un simple juego?"
"Quiero buscar la manera de amarte en esta y todas las vidas posibles"
Si bien es cierto que no comprendía el movimiento en su totalidad, debía admitir que esas frases me habían causado algo, como si el universo me estuviera gritando que deje de darle todo el trabajo a él, que si me la paso esperando que algo ocurra, tal vez solo pase la vida.
Con eso en mente, me detuve, en ese momento no me importaba nada que no fuera encontrar la forma de hablarle, lo conquistaría como fuera, le quitaría los miedo e inseguridades que llegara a tener. Busqué el chat con mi madre y le pregunté.
Yo: Mamá, ¿sabes cómo puedo encontrar a Joaco en Facebook?, es que le quería preguntar algo.
Mamá: ¿Qué le quieres preguntar?
Yo: Le presté unas camisetas para que las usara de base en un proyecto de diseño de modas, quiero saber si necesita algo más.
Mamá: Sus apellidos son Bondoni Gress, pero no sé nada de sus redes sociales, estoy ocupada, te veo al rato en casa.
Yo: Está bien, ma. Gracias.
Joaquín Bondoni Gress, hasta su nombre es lindo y Osorio Bondoni no suena nada mal a mi parecer.
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Holaaaaa!, antes que nada déjenme decirles que quería traerles capítulo antes, solo que tuve unas complicaciones de salud así que estuve en el hospital casi todo el sábado y ayer no me dejaron agarrar mi computadora, así que hoy terminé el capítulo. El lado bueno es que ya estoy perfecta de salud y con el tema del coronavirus creo que se nos viene maratónnnn!!!
No tienen idea de lo feliz que soy leyendo los comentarios, me río bastante con la mayoría y me hacen disfrutar mucho el estar haciendo este libro, muchísimas gracias de todo corazón.
El capítulo no está corregido por lo que pueden señalar cualquier falta ortográfica para corregirla y que puedan disfrutar más la lectura.
Los amoooooooo, baiiiiiiiii
-Cam
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Mi alfa || Emiliaco
WerewolfEmilio, un alfa, se muda a una nueva ciudad. Joaquín es un omega en problemas. Eso es el inicio de una serie de casualidades que los hace toparse constantemente. Sus lobos no pueden estar más felices por eso. Avisos: +Libro omegaverse. +Contenido p...