Empiezo a retirar uno de los tirantes lentamente, haciendo que cada milímetro que mi mano recorre hacia abajo sea su cámara quien la capte, hasta me atrevo a mirar al objetivo directa, mordiéndome el labio, tentadora.
- Me encanta... -me dice entonces.
Me hace saber que quiere que siga, que esto le gusta, le gusta ver cómo me muevo, cómo me acaricio, como le tiento.
Lo retiro, dejándolo a mitad de mi brazo, mi mano ahora se dirige al otro y hago el mismo proceso, pero esta vez no le miro directamente, sino ladeada. Cuando ambos tirantes quedan a mitad de mis brazos, me atrevo a posar mis manos en mi espalda, me irgo para quedar más recta frente a él, para que a través del arquetipo vea mis movimientos, pueda ver lo que voy a hacer. Capta alguna que otra foto, según muevo mi cabeza para un lado u otro. Hasta que la postura me cansa y con un simple apretón desabrocho el sujetador. Escucho alguna que otra ráfaga de fotos a medida que me lo voy quitando, para poder captar cada detalle de mis movimientos, cada milímetro que mi piel se mueve, cada milímetro de piel que descubro.
Me muerdo nuevamente el labio, mientras sonrío. Le muestro el sujetador, colgando de mis dedos, mientras que con el otro brazo cubro mis pechos. Sonrío, excitada y triunfante.
- Quédate quieta. –me ordena con su tono.
Me encanta escuchar su voz, ese tono que provoco. Se mueve de su lugar y comienza a andar alrededor de la cama mientras hace alguna que otra foto, me quedo recta, tal como me ha dicho, con la mirada al frente. Pero cuando su cuerpo vuelve a pasar frente a mí, le sigo con la mirada, inclinándome para poder verle, cuando su posición sale de mi vista, me inclino hacia el otro lado, mirando atenta sus movimientos, sus pasos cruzados, como me enfoca con la cámara.
Me río, suena música en mi mente, atrevida, esa que te hace sentirte como una diosa, mostrándome como una musa a la que le gusta provocarle, a la que quiere que disfrute mirándola. Y es exactamente lo que me ocurre, me encanta ver cómo le tiemblan las manos, las pisadas no son decididas, escuchar sus suspiros, como me aparta la cámara de su vista cuando hago un movimiento más provocador que el anterior.
Hago girar el sujetador sobre mi cabeza, como si de un lazo se tratara. El vuelve a atacarme con una ráfaga de fotos. Lanzo el sujetador hacia él, haciendo que caiga sobre la cámara y sus manos. Él aparta la mira de su rostro y mira el sostén en sus manos, para luego dirigir la mirada hacía mí. Sonrío juguetona, mientras me muerdo el labio, nerviosa. Él se ríe mientras niega con la cabeza. No lo quita de sus manos, sino que me apunta con la cámara. Supongo que no le molestará en el enfoque.
Ahora mi mano sobrante cubre un pecho, mientras que con la otra hago lo mismo con el otro, bajo mi cuerpo al colchón, quedándome entre abierta frente a él. Los aprietos entre mis dedos, mordiéndome el labio, con la intención de seducirle. Alzo mis caderas y la vuelvo a bajar entre mis piernas. Haciendo un pequeño meneo de caderas según subo o bajo.
- X... -me llama con esa voz, esa voz que me vuelve loca, que me provoca más de lo que pueda imaginar.
Capta mi atención, aunque nunca la ha perdido.
- Dime... -me atrevo a decirle con un suspiro.
Me deslizo por las sedosas sabanas y me acerco a él, mis pies vuelven a sentir el frio suelo. Dejo a mis pechos libres de mis manos, mientras que ahora se posan en mi cintura, la música suena, más fuerte que nunca, liberándome de cualquier vergüenza, liberándome de ataduras, haciendo que esto tome un tono divertido y seductor. Mis caderas se agitan de un lado a otro, mientras que mis manos me acarician la piel. Le provoco con la idea de bajarme la única prenda que queda en mi piel. Pero antes de eso, deseo sentir su piel. Necesito sentir de nuevo el tacto de su piel.
Me acerco, atrevida, hacía él. cuando no puede hacerme más fotos, dado que la cámara no me puede enfocar a tal cercana distancia, me mira con los ojos dilatados, con sus labios hinchados, rojos. Suspira, y me trae una oleada de calor. Puro calor. Al ver como ahora si aparta el sujetador de sus manos y se pone serio.
- ¿Qué pasa? –interrogo al ver su semblante.
Su cuerpo, robusto, fuerte, cuidado, marcado por algún tatuaje. Su pelo ondulado, rebelde, suelto, al viento. Sus ojos, verdes, brillantes, dilatados. Su expresión, serio, excitado, triunfante. Todo lo que veo ahora me gusta, todo lo que es me delata que quiere.
- Quiero seguir con las fotos... -dice entonces, pero se nota en la voz que es una sugerencia, no la afirmación cierta. – Pero ahora mismo, me apetece una cosa mejor. –dice, dejando la cámara en la mesa al lado suyo.
A paso decidido, tan solo dos, sus manos me apresan las caderas y me pega a su cuerpo. Están frías sus manos y al tacto de mi piel caliente resaltan, provocándonos a ambos. Su cuerpo esta ardiente, casi sudoroso. Me mira sobre mi cabeza, dado que es más alto que yo. Me muerdo el labio cuando admiro como me mira, directo.
- ¿Cómo qué? –le reto a que lo diga.
- Esto. –dice seco, pegado a mi oído, susurrando de una manera fugaz esa simple palabra.
Sus manos bajan a mis nalgas. Me alza sobre su cintura, favoreciendo que pueda enredarme en ella. Deseo besarle, muerdo nuevamente mi labio al mirarle. Mi mirada pasa por un segundo a sus labios, para después volver a sus ojos.
- Si te contienes, será peor para ti. –me sugiere mientras me aprieta las nalgas en sus manos y da el primer paso conmigo en brazos.
Me relamo el labio entonces, mi mirada vuelve a posarse en sus labios,para después volver a mirarle. Mis manos se enredan en su nuca y en su pelo,mientras acerco su rostro al mío, uniendo nuestros labios. Siento una enormeoleada de ese calor que me da, siento como mi cuerpo tiembla con su simpletacto, como ser remueve cuando clava sus uñas en mí.
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Relatos eróticos
Romance¿Qué hay que describir? Su título lo deja bien claro, esto son relatos.