Ver como su cuerpo se movía en el agua, como se inclinaba a un lado, mientras daba una brazada, para luego mecer su otro lado. Como sus músculos se tensaban, como su cuerpo se movía, como su piel humedecía brillaba a través de las cristalinas aguas.
No dude ni un segundo más y me aproxime al borde de la piscina. Ella nadaba en dirección contraria a mí, por eso no vio como introducía el primer pie en el agua. Sentir el ardiente líquido me erizo la piel, por lo que proseguí a introducir mi cuerpo. El agua se mecía levemente, a causa de sus movimientos, cuando alce la mirada, la vi contemplándome boquiabierta, como si fuera algo impensable, para luego hundirse y aproximarse como si un depredador fuera. Proseguí hundiéndome en el agua, mientras admiraba como su cuerpo se aproximaba a mi lugar. En cuando el agua estaba cerca de mis caderas, sus manos no dudaron en enredarme, haciéndome rodearle con mis piernas. Sus manos me sujetaron con facilidad y me hundió en el agua junto a ella mientras sus labios comenzaban a devorar la piel de mi cuello. Me faltaba el airea a causa de la sensación de su piel, por lo que cuando sentí que mi cabeza salía de nuevo del agua tomé una gran bocanada de aire.
Me deje llevar por sus manos que me acariciaban, por sus besos que me devoraban, por sus mordiscos que me hacían temblar. Sus diferentes caricias hacían que me fundieran en sus manos. Deseosa de poder devorarme más, arranco el sujetador de mi bikini de mi piel, dejando mis pechos libres a su vista. No dudo en lamer el primero, mientras que una de sus manos apresaba el otro. Besaba, lamia y mordía mis pezones según su gusto y orden. Con cada movimiento me erizaba la piel, me ardía más, llegando a mi interior de un modo sorprendente. Mis manos se enredaron en sus hombros, sosteniéndome mientras flotábamos en el ardiente agua, favoreciendo que me fundiera con cada uno de sus ataques.
Era puro fuego su piel en mi piel, pura lujuria sentir su lengua, puro gusto sentirme mordida. Pero cuando nuestras miradas conectan y me sonríe con malicia, tiemblo de nuevo, presa por lo que hace conmigo. Sus manos tiran un tirón decidido de la parte restante de mi bikini y de un movimiento, lo lanza fuera de la piscina, asegurándose que no volverá a estorbarle. Cuando pero sus manos no me acarician la parte desnuda, sino que vuelven a apresarme del trasero, se mueve en el agua, volviendo a aproximarme a las escaleras.
Una vez asegurado el apoyo, es cuando siento sus labios besar de nuevo mi cuelo y hombros, incluso un mordisco travieso me nubla la vista. Una de sus manos me acaricia entre mis muslos y mi cabeza se hecha hacia atrás, por lo que sus besos pasan de nuevo a mi pecho. Me domina, me posee allí mismo, embistiéndome con sus dedos. Me hace gemir, me hacer revolverme al sentir como se introduce tan profundo como puede, como se mueve con gestos rápidos en mi interior, tocando ese punto delicado. Mis manos intentan aferrarse a sus hombros, pero no puedo, dado que vuelve a moverme. Mi cuerpo sale mayormente del agua, justo para dejar mi sexo al aire. Es cuando no duda en devorarme. Siento como lame primero mis labios para luego introducir su lengua en mi interior, prosigue con caricias con su lengua en mi interior, para luego hacer cortas y rápidas penetraciones. Gimo por lo que me hace, ya que siento que voy a explotar en cualquier momento.
Uno de sus dedos ahora acompaña a su lengua, haciéndome gemir y retorcerme en mi lugar. Pero no le importa, es exactamente lo que quiere, verme gemir su nombre, sentir como tiemblo bajo su piel, como se erza mi piel, como se endurecen mis pezones, como mi piel resbala por la humedad, como mi sabor le inunda sus papilas. Lo adora, adora devorarme como ella solo sabe hacer con mi piel. Y yo cómo negarme, si es lo que más deseo, que me haga temblar, que me haga gemir como nadie lo hace, que me devore hasta saciarse.
El momento es perfecto, apoyo la cabeza en el borde de la piscina, mientras mis manos se enredan en su pelo. Me dejo fluir por ella, mientras siento como su lengua me devora, como sus dedos me penetran. Le favorezco cualquier acto abriendo las piernas, y manteniéndolas en el aire, a pesar de que los temblores amenazan con cerrarlas. Su mano sobrante me sujeta de las nalgas, elevándome hacia sí. Gimo, gimo al sentir como el clímax se aproxima, y ella solo sonríe en mi piel, mientras me devora. Sus dedos no cesan, sino que aceleran sus movimientos, embistiéndome con mayor velocidad y fuerza, mientras su lengua acaricia ese punto tan débil de mí ser. Gimo de nuevo, puesto que no soy capaz de acallarlos, ella hace eso conmigo, hace que pierna el juicio, que no pueda controlar mis gemidos, me devora, me penetra con sus dedos, como nadie jamás me lo hizo, tan excitante, tan dominante y tan perfecto, que no soy capaz de no explotar a su gusto. Ella no duda en absorber mis jugos, seguir lamiéndome acentuando el clímax, puesto que mi piel es ahora más sensible.
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Relatos eróticos
Romance¿Qué hay que describir? Su título lo deja bien claro, esto son relatos.