Ambas hipamos al sentir el esplendor adosase, causado por mí. Lo siento, me trastorna, pero imploro al igual que ella al sentir ese regodeo, esa lubricidad, ese colmo de dioses.
-Buenas chicas. -gruñe él.
Es entonces cuando siento que me aparta la mano de mi sexo. Su punta me acaricia, se moja con mis flujos, vuelve a calentar las cenizas, prendiendo la llama que exige más. Siento como me embiste, introduciéndose en mi interior con ferocidad, mientras ella ríe al escucharme gemir, ahogando un gemido mutuo. Ya que ella también me siente, aprecia como su marido me arremete.
- Cariño... -gime ella con clamor.
Ella también le anhela dentro. Ella también desea sentirle a él, como lo concibe en mí.
- Date la vuelta, pues. –le sonríe su marido.
Las manos de él acunan el rostro de su mujer y se besan vehementemente, mientras disfruto deleitándome con el regodeo.
Ella pasa una de sus piernas sobre mí, pero es lo único que consigo ver. Una nueva embestida, seguida de más asiduas, me obligan a echar la cabeza hacia atrás y cerrar los ojos, disfrutando del placer que me entrega. La siento, siento como su piel me roza, mientras se coloca encima de mí. Esta vez, al revés. Su rostro queda frente a mí, nuestras miradas conectan. Sonrío, mientras ahogo un gemido que me hace echar nuevamente la cabeza hacia atrás.
Pero vuelvo a mirarla, ella se muerde el labio inferior cuando sentimos como él sale de mí. La embiste, sobre mí. Y me encanta. Siento como su cuerpo tiembla, siento como la embiste, la siento gruñir de placer. Mi mano se agarra de su nuca, y la adoso a mí, exigiendo sus labios. Nos unimos en un beso lleno de salacidad, mientras él la embiste con avideces. Gime en mis labios, al igual que yo me ahogo en los suyos.
Es entonces cuando él se introduce en ella duramente, para luego salir e introducirse en mí con la misma energía. Se desliza entre una y otra, ambas sentimos como él se introduce en la una y en la otra. Siento como la embestida llena el interior de ella, como ella siente como él me embiste a mí. Es placentero, es placer, simplemente placer. Nuestros labios se separan, exigen aire, exigimos más.
En mi mente, solo pasa una idea. Quiero sentirle a él también, al igual que la siento a ella...
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Relatos eróticos
Storie d'amore¿Qué hay que describir? Su título lo deja bien claro, esto son relatos.