Swinger...

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La primera vez que pise un club de swingers inmediatamente percibí cómo todas las miradas del local se abaten sobre mí, sobre todo si es la primera vez que lo piso: ¡carne fresca! Porque en general los que van a esos locales suelen ser habituales y se conocen todos entre sí. A pesar que de normal me hubiera puesto nerviosa de sentir tantas miradas sobre mí, en este mismo momento me siento poderosa y me encanta. Una sensación nueva y excitante.

Sábado noche, había quedado a cenar con G -bueno mejor dicho mi folla amigo-. Suelo quedar con él una o dos veces al mes. Sinceramente, cuando quedamos vamos a los que vamos, pero hubo un día que después quedamos con unos de sus amigos y hablando, salió el tema de intercambio de parejas. Me llamó tanto la atención, como que G ya tenía planeado que fuéramos juntos un día de estos, puesto que él tambien quería ir. El plan era fácil, debíamos pasar por una pareja normal y corriente, es decir, que me mostrará un tanto más "cariñosa", fueron sus palabras, dado que no soy muy de mostrar afectos cariñosos, menos en público. Pues bien, hoy fue un día distinto, quedamos para ir a este lugar en el que me acabo de introducir.

A mí me había excitado la conversación y me gustaba la idea de hacernos pasar por pareja, con el fin de entrar a este lugar. Además como tenía muchas ganas de follar, experimentar y aprender, fue demasiado fácil convencerme. 

Aditi. Al entrar al local nos atendieron muy amablemente, nos dieron una serie de pautas –aunque hubo un momento en que la chica pareció dudar de nosotros, y no la culpo, G se mostraba afectuoso, mientras yo mantenía mi postura. -, dejamos los abrigo y pasamos dentro. Una vez dentro había una luz tenue y mucha gente. Me dio la impresión de que todos nos miraban, pero no me incordió lo más mínimo, sino que activo mis sentidos.  Muchos grupos de parejas hablando, parejas solas, etc. Pero mucha más gente de lo que yo me había figurado. Tenían puesta, música lenta de ambiente, agradable para poder escuchar el habla. Era un ambiente agradable y no había nada de murmullo cosa que me sorprendió también.

- ¿Quieres una copa? –me ofreció G, a pesar de saber perfectamente qe no bebía alcohol.

Pero en aquel momento, necesitaba más que nunca un chupito de Jagger, la única bebida alcohólica que me agrada. Asentí, él ya sabía que quería, me conoce demasiado bien. Me acomodé en uno de los sofás vacíos mientras él se acercaba a la barra a pedir las bebidas. No tardo mucho hasta que me puso delante un chupito del violeta contenido y en frente lo que parecía un gin-tonic. Empezamos a charlar entre nosotros con normalidad, básicamente nos pusimos a analizar a las personas que habían en aquel antro: la edad que aparentaban, un poco el estilo ya que la vena bisexual se me activo, describiéndome que eran quien. Mi mirada conectó entonces con una chica, la cual íntimamente me llamó la atención. Yo me daba cuenta de que, disimuladamente, todo el mundo me miraba. Me hacían escáneres corporales. Me sentía un pelín cortada, G me lo notaba, por lo que se atrevió a darme caricias por la mano apoyada en la mesa. Como si un gesto de la pareja falsa que éramos demostrara que era atento. Temía que en realidad no llegará a acercarse nadie, aunque conociendo a G no tardaría en ser él quien diera ese paso. Pero no hizo falta, cuando mi mirada volvió a buscar a la chica que había tres sofás tras G, me fije en que ya no estaba.

No llevábamos 10 minutos cuando se acercó una pareja de dos chicas. Ninguna de ellas era de mi estilo. G en seguida hizo migas con ellas dos, prestaba atención a todo lo que ambas le decía, también yo, pero con mucho menos entusiasmo que él. A mí no me gustaban esas chicas, no me ponían nada y a mi pareja G sí. Vamos que se le notaba que estaba como loco por hacer un trio. Por lo que cuando noté que el plan iba bien, me despedí de él deseándole suerte. Me quedé sola en aquel sofá y fue entonces cuando mis nervios se dispararon por todas partes.

Me tomé el chupito de un trago cuando las ganas de ir al aseo me entraron. Había una chica dentro lavándose las manos y pude reconocerla en cuanto nuestras miradas volvieron a conectar. De cerca me pareció más hermosa aún. Era delgada, pelirroja –me encantan las pelirrojas- y muy guapa. Me sentí muy atraída por ella. Fue mutuo. Intercambiamos unas palabras y quedamos en tomarnos unas copas. Salimos del servicio, ella fue a buscar a su pareja y vinieron a tomar unas copas conmigo. Su pareja, aunque no era mi tipo, no estaba mal. Entablamos una conversación basada en el lugar y me contaron que ellos, aunque no eran habituales, solían ir mucho por el lugar. Yo directamente les pregunte si habían mantenido relación con otras parejas a lo cual me respondieron que con varias. La conversación se empezó a poner muy morbosa hasta que sorprendentemente G llegó. Eso me desestabilizó, puesto que en cuanto llegó, note que a él tambien le agrado la chica. Le presenté como mí "novio" y la conversación siguió su curos. Lo peor fue cuando G ofreció la idea de intercambio.

Pero para mí sorpresa, habló la chica.

- De acuerdo. –afirmó. –Yo me quedo con tu novia y tú y mi chico pueden irse juntos. –tenía ganas de dar saltos de alegría.

G puso mala cara.

- Lo siento, pero soy hetero. –dijo en disculpa. –Pero, si quieres nos tomamos unas cervezas y buscamos ahora unas chicas. –dijo levantando su cerveza casi acabada.

- ¿Te parece bien cariño? –le pregunto el chico a su novia.

Ella me echo una mirada antes de hablar.

- Perfecto. –dijo, y me puso los pelos de punta.

Nos metimos en un reservado. La situación era súper excitante e intimidatoria. No sabía cómo empezar, pero no me hizo falta, puesto que empecé a sentir sus manos en mis caderas. Me cogió de tal forma que me acerco a ella y me dio la vuelta, mi espalda chocó con su pecho, haciendo saber que eran puramente reales y blandos. Deseaba poder saborearlos. Pero mis pensamientos fueron silenciados cuando me metió la mano por mi pantalón, llegando a mi coño. Me metió un dedo en la vagina, hasta el fondo y mientras hacía movimientos rápidos en mi interior me empezó tocar el clítoris.

- No... el clítoris no, me hace cosquillas. –hice apego de separarle la mano.

- Como quieras, preciosa. –me susurro al oído.

Qué horror, eso acabo conmigo. De repente era un pelele a su antojo, me echo sobre la cama me quito a la vez el pantalón y las bragas, de un tirón algo agresivo, y empezó a comerme el coño que lo tenía todo empapado. Mientras estaba comiéndome el coño, me sentí como si estuviera fuera de mí. Buscaba con las manos aferrarme a las sabanas.

- A... -la llamé entrecortada, puesto que el aire me faltaba. –Yo tambien quiero saborearte. –le suplique.

- Primero quiero que te corras, preciosa. –me atacó, introduciendo dos dedos.

Me reí, le iba a costar mucho hacer que me corriera tan rápido.

- Te va a costar conseguir tu propósito. –hablé con ronquera.

Ella ataco moviéndose más rápido, mientras me lamía los pezones. Haciendo que echará la cabeza hacia atrás. Sentí una mirada, que me erizo la piel. Pero lo que me congeló fue escuchar su voz.

- ¿P? –hablo con voz ronca.

Mi cabeza se elevó y en cuento sus ojos me miraron, no pude contener mi orgasmo repentino.


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