₍₀₉₎ ʜᴀɴɢ ᴏᴜᴛ

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By now together

—¡Hiciste trampa! —Bipper, incapaz de aceptar la susodicha derrota que llevaba en aquel juego de cartas, hizo volar con sus propias manos la pequeña mesa de madera de roble oscura en donde se encontraban apoyadas las naipes, logrando así que Wirt frunciera el ceño.

—Bipper, todo este tiempo estuviste leyendo mis pensamientos... ¿Cómo esperas a que yo haga trampa si me tenías vigilado cada dos por tres?

La respiración del más bajo era irregular, marcaba una clara expresión de ofensa mientras que sus puños eran terriblemente presionados, estropeando las formas rectangulares de las cartas que llevaba encima.

—¡Veo que te atraparon! ¡Veo una derrota! —se burló una voz en su interior, perteneciente a Dipper... Y en modo de contestación, el joven no hizo nada más que gruñir.

—El sol se está ocultado —alegaba el más alto —,será mejor que partamos hacia nuestro destino

Y como si no hubiera pasado nada, el más bajo suspiró y solto las naipes que tenía en sus manos... caminando hasta su perchero en donde se encontraba colgado su querido blazer.

—¿Podrías hacerme el favor de llevar el diario? Nunca se sabe si lo vamos a utilizar o no —comentó mirándolo divertido —.Tampoco quiero llegar y encontrarme con que Pines y su querida sobrina emboscaron el lugar

Su mirada se presentó seria mientras entrecerraba los ojos por unos instantes, pero no tardó en volver a ser la misma extrovertida mueca de siempre.

Cuando salieron de la cabaña, se mantuvieron en silencio todo el camino. Se desplazaban con facilidad gracias al fuego azulado que dejaba Bipper a su paso, parecía peligroso, pero sorprendentemente no se esparcía ni nada.

Constantemente, mientras caminaban, el más bajo le colocaba el pie de por medio a su compañero para que pudiera tropezarse, cosa que nunca lograba.

Se detenían en algunas ocasiones para poder observar algunas cosas; Animales, criaturas o cosas extrañas que habían sobrevivido a los ataques de locura de Bipper... y entre otras cosas.

—¡Mira eso! —vociferó el más bajo mientras se subía a la espalda de su compañero y se sostenía con su brazo izquierdo alrededor del cuello ajeno mientras que el otro señalaba algo a la lejanía.

Beast, siguió lentamente el camino de aquella extremidad hasta el lugar en donde apuntaba, encontrándose así con un venado que estaba viviendo felizmente, tomando agua de un arroyo.

—¿¡Ves que si se parece a ti!? —comentó mirando ahora las llamativas orbes de su compañero.

—El día en que encuentre un defecto en ti, no pararé de remarcarlo hasta sobreexplotarlo —balbuceó el más alto con su típica voz monótona, pero esta vez, teniendo una clara sonrisa en sus labios.

—Prácticamente me llamaste perfecto —destacó con ambas manos -ahora- en sus mejillas, haciéndose el avergonzado —.Muchas gracias, venadito~

Un silencio se presentó en el momento, ambos se miraron en aquel instante, disfrutando de la situación y lo mejor, con una sincera sonrisa en sus labios.

—Ya, bájate —Wirt, al ver que su compañero se negaba a bajarse de su espalda, se agachó e inclinó su torso hacia adelante, logrando que el más bajito cayera sentado en el césped y con su rojizo gorro en manos.

Los ojos ámbar del otro mostraron un claro destello en cuanto visualizó el desparramado pero suave cabello del chico con astas.

—Muy gracioso, Bipper —pronunció arreglándose la cabellera para luego quitarle su pertenencia al recién nombrado.

—¿Por qué no te quitas esa cosa? ¿Nunca pensaste en usar una ropa más "normal"?

—Lo dice el chico que lleva puesto algo parecido a la túnica de un sacerdote

—¡Oye! Mi traje es digno de ser respetado, es uno de los primeros símbolos de la elegancia, por favor —Él castaño se acomodó el lazo negro que llevaba alrededor de su cuello mientras repetía lo orgulloso que estaba de su aspecto. Él Joven con astas no pudo hacer otra cosa más que escucharlo, estaba comenzando a acostumbrarse a él.

—Como sea, ¿Ya llegamos? —pronunció tratando de parar los elogios del más bajo.

—¿Por que soy tan perfecto? —Fue lo último que soltó —.Eh, sí... según el diario, la entrada a la cueva debería estar aquí

Bipper extendió sus brazos hacia las espaldas de su compañero, lugar en donde no había más que la nada.

—¿Seguro que tomamos el camino correcto? —cuestionó la nueva bestia a punto de perder la cordura.

—Sí, beast, tomamos el camino correcto... pero hemos llegado en un momento inoportuno —explicó con una mano en su mentón —.Será mejor que volvamos a la cabaña... podemos volver otro día y--

—¡¡No!! ¡Otro día no! —Fue la gota que derramó el vaso.

BeastWirt pataleó unas cuantas veces el césped mientras presionaba con fuerza la mano en donde llevaba el libro. Poco a poco sus piernas comenzaron a temblar mientras la poca paciencia que tenía se iba por la borda.

—¡Ya he esperado suficiente! Aguardar otro día más será un desperdicio —Aquel joven de astas volteó a ver a su contrincante con la mirada furiosa... sus orbes habían comenzado a brillar marcando un sólo color... el limpio blanco.

Poco a poco se fue acercando hasta el que poseía la pupilas gatunas y tenerlo de frente;

—Mi alma está allí, en Edelwood... ¡Está pérdida y no hay quien la cuide! ¿¡Tienes idea de las amenazas que existen para ella en ese lugar!? ¡¡Es por eso que la mantengo encerrada en esa maldita linterna!! ¡Para que la maldita bestia no se la lleve!

—Beast, cálmate —decretó seriamente el más bajo —.Desde un principio te he dicho que no había muchas probabilidades de encontrar la cueva, a veces está y otras no

—¿¡Y quién fue el maldito en insistir en venir hasta aquí para mirar!? ¡¡Yo no estoy para juegos, Bipper —Dicho eso, Beast tomó con ambas manos aquel pesado libro, lo miró por unos instantes y luego, encolerizado, lo aventó lejos de su vista.

Bipper lo único que pudo hacer, fue una expresión de desaprobación.

Y por cosas del destino, aquel mediano objeto, dio la casualidad que fue estampillado contra una roca, moviéndola de su lugar y activando un propulsor.

Y en donde parecía haber solamente un campo de grandes arbustos, estos se esparcieron hasta dejar a la vista aquella robusta entrada a la dichosa cueva.

Y la mirada de la nueva bestia se iluminó, volviendo a sus multicolores de siempre.

Y la sonrisa del de ojos ámbar se extendió.

—Así que por eso la cueva aveces estaba y otras no —mencionó el más bajo, observando a su compañero quien caminaba automáticamente hacia donde había arrojado el diario.

Un silencio se mantuvo presente en el ambiente. Ambos se acercaron a aquel hueco en donde no se podía ver más que la penumbra en su interior.

Nuevamente los amigos del mal final se miraron hasta que Bipper decidió en cortar aquel ambiente con un grito de victoria.

—¡Entremos!

To be continued

ᴄᴏɴᴛʀᴀᴄᴛ ࿐ ᵖⁱⁿᵉˢᶜᵒⁿᵉ [ᴛᴇʀᴍɪɴᴀᴅᴀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora