Capítulo 9- Examenes y estrés

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Ya habían pasado varias semanas desde que Lisa había llegado a la academia. Todo había transcurrido de manera "normal", (todo lo normal que podía ser la vida allí) quitando algún que otro pequeño incendio o explosión. Y ahora, poco a poco, se aproximaban los exámenes finales. Se notaba en el ambiente que todo el mundo estaba estresado, cansado y no paraba de estudiar. Había sido una época llena de actividad y eso había pasado factura a la gente: había menos ruido, se veía menos alumnos por la academia (todo el mundo pasaba gran parte de su tiempo encerrado en su respectiva habitación estudiando), las conversaciones eran mas frías y hasta la gente se veía mas desanimada y agotaba. Una de las más afectadas, sin duda, era Lisa, quien pasaba todo su tiempo dedicada exclusivamente al estudio. Iba de clase a estudiar en su habitación, sin salir más que al comedor un breve tiempo y casi siempre con un libro en las manos, incluso había días que ni siquiera comía. Siempre se aplicaba mucho en temporada de exámenes, siempre había sido una gran estudiante, pero esto era totalmente diferente, eran sus primeros exámenes allí. Llevaba mucho retraso en el tema académico debido a haberse incorporado a finales del curso y la mayoría de las cosas eran completamente nuevas para ella, por lo que había decidido, le costara lo que le costase, recuperarlo todo y aprender lo máximo posible. Se lo había tomado tan en serio que hasta sus compañeros habían empezado a preocuparse por ella. Era cierto que todo el mundo se agobia en época de exámenes y empieza a estudiar cómo loco, pero lo suyo era otro nivel, se le notaba que estaba exhausta, apenas dormía. Prueba de esto es que tenía desde hacía un par de días unas pronunciadas ojeras.

Nada que ver con Jake, quién era el único que mantenía su alegre sonrisa y su buen carácter, seguía como de costumbre y parecía fresco como una rosa. Siempre intentaba subir la moral y alegrar la conversación, los demás, exhaustos como estaban no hacían más que dedicarle miradas asesinas para que se callara. Claro esta que él estudiaba lo justo, era tan seguro de sí mismo que dedicaba el tiempo mínimo y necesario a estudiar y le funcionaba bastante bien, sus notas lo demostraban. No se puede por menos de decir que tenía una memoria impresionante y eso era una enorme ventaja. Algunos hasta lo odiaban por ello.

Movido por su preocupación hacia Lisa, determinó que haría que se tomase un descanso, quisiera o no. Una elección que comentó con sus amigos, quienes no sabían por quién apostar, ya que Jake y Lisa eran, sin duda, algunas de las personas mas cabezotas que conocían y cualquiera con algo de sentido común, nunca, en su sano juicio, intentaría meterse en una pelea entre ellos dos. Por suerte nunca habían discutido como tal. Los demás lo preferían así.

Una tarde después de comer todos juntos:

–Oye, Lisa, ¿te apetece hacer algo esta tarde?– preguntó Jake alegremente mientras dejaban sus bandejas ya vacías sobre unas estructuras de metal.

–¿Estás de broma? Jake, tengo que estudiar y tú deberías hacer lo mismo.– Lisa sonaba algo molesta por la despreocupación de su compañero, lo miraba con los ojos muy abiertos, como si le estuviera proponiendo alguna locura.

–Oh, vamos, llevas más de una semana estudiando sin parar.

–Y todavía me queda bastante, así que es lo que voy a seguir haciendo.– finalizó Lisa tajantemente, soltando su bandeja de un golpe que produjo un estruendo metálico.

–¿Y si quedamos para estudiar juntos?– propuso Jake teniendo una gran idea.

–Mmmm... vale, eso no estaría mal.– contestó Lisa después de meditarlo unos segundos. No le había sonado excesivamente convincente, pero Jake solía hablar así: cambiando de tema o de idea sin ningún motivo aparente cuando le apetecía. Por otra parte, esa podía ser una buena solución para que dejara de darle la lata y que beneficiaba a ambos.

Crónicas de un espíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora